La guerra del pan se ha convertido en un asunto regional.

Internacional

España vive una "guerra del pan"

En un país que acaba de superar los cinco millones de desempleados, un joven está provocando un terremoto social con una barra de pan que cuesta 20 céntimos de euro (US$0,26), la quinta parte de lo que vale en muchos hornos de la ciudad. Ya vende unas 60.000 unidades diarias.

Alianza BBC
13 de marzo de 2013

La llaman la "guerra del pan".
José Navarro, hijo de un panadero tradicional de Quart de Poblet, en la provincia de Valencia, comenzó a vender la barra en septiembre de 2012 y desde entonces la noticia se ha regado como pólvora. A las largas filas en el negocio se suman las de las nueve tiendas que ha abierto en diferentes pueblos de la provincia.

Panaderías tradicionales y hasta los grandes supermercados han tenido que bajar los precios y desenfundar sus panes.

A Navarro y su equipo, que en seis meses ya suma un centenar de empleados, se les ha acusado de competencia desleal y de vender un producto imposible por los costos que tienen los ingredientes.

"Hemos conseguido desarrollar un producto que sea sostenible. El concepto no es nuevo, Zara ya lo hizo en su momento con ropa de diseño a bajo costo. Tenemos tiendas que venden 20.000 barras de pan al día. Si a cada pan le ganas dos céntimos, ya tienes 40.000 céntimos (400 euros, US$520)", le comenta a BBC Mundo Raúl Martín, responsable de ventas de la empresa Obrador Navarro, en una nueva tienda que ha abierto en el pueblo de Albal.

Para llegar a la tienda sólo hay que mirar los precios que anuncian los hornos que te encuentras en el camino, a medida que disminuye el precio del pan estás más cerca. En Torrent, otro pueblo de la provincia, la llegada de Navarro provocó que la mayoría de panaderías bajaran el precio del pan.

El gremio de panaderos de Valencia ve inviable un pan de 20 céntimos ya que con un kilo de harina, que cuesta alrededor de 45 céntimos, se pueden hacer cinco barras de pan sin sumar los gastos de producción.

Además, advierten, que el pan barato o low cost como también se le llama, provocará el cierre de decenas de panaderías tradicionales.

Artículo de lujo
En la fila de la tienda de Albal, una pareja se anima con los precios. "Llevemos dos barras de pan. No, cinco, así las congelamos", le dice Maribel, informática, a su novio, Chema, filólogo desempleado.
En la vitrina hay donuts, cruasanes o napolitanas a tres por un euro. La pareja se vuelve a animar y sigue llenando la bolsa.

"Tal como están las cosas buscas lo más barato. No hemos vuelto a comer en la calle. En España no puedes vivir sin pan, es lo mínimo y seguramente estaba sobrevalorado como muchas otras cosas. Con esta crisis creo que veremos más ofertas de este tipo en otros negocios", le comenta Chema a BBC Mundo mientras sale de la tienda.

El local, amplio y estilizado, parece más una franquicia de una tienda de moda que un horno tradicional.

"Lo que no puede ser es que en un país con tantos desempleados y gente que apenas gana 400 euros al mes (US$520) una barra de pan te cueste un euro (US$1,3). Un producto de consumo diario lo conviertes en un artículo de lujo", apunta el responsable de ventas de Obrador Navarro.

Según la Organización de Consumidores y Usuarios, desde que entró el euro en España, hace ya más de diez años, la barra de pan es uno de los artículos que más se ha encarecido: hasta un 85%.

La cuestión es qué va a pasar con las panaderías tradicionales ante el avance del pan de bajo costo. El gremio de panaderos vaticina una crisis como la que vivió el sector hace una década, cuando los grandes supermercados lanzaron todo tipo de bizcochos y pastelitos a mitad de precio.

En Torrent, los panaderos han sacado sus pistolas, un tipo de pan más alargado a un precio competitivo para hacer frente al pan de bajo costo. Mercadona, por su parte, la cadena de supermercados valenciana, ha bajado su barra de 40 a 37 céntimos, mientras que Carrefour compite con dos barras por 66 céntimos (US$0,85).

Otros hornos y comercios, por su parte, han decidido comprarle directamente a Navarro y revender los panes por algunos céntimos más.

Marta, responsable de un horno en Torrent, le comenta a BBC Mundo: "Hemos vivido varias guerras del pan y hemos sobrevivido. Si ellos apuestan por el precio nosotros apostamos por la calidad y la variedad de productos".

El pan que sigue creciendo
"Realmente nuestra competencia son las grandes superficies, no el horno tradicional. Sólo vendemos una barra de pan, no tenemos panes integrales o con nueces; para ello la gente tiene que ir a un horno tradicional. Ahora bien, la gente elige y miles de los clientes que se nos acercan nos dan las gracias por vender un producto barato en este momento de crisis", le detalla a BBC Mundo Sara Guntiñaz, responsable de comunicación de la empresa.

Guntiñaz explica que el fundador, José Navarro, prefiere no salir en los medios por todo el revuelo que se ha generado.

"Nos han acusado de competencia desleal, nos han puesto trabas para comprar harina y nos envían continuamente inspecciones de trabajo y sanidad. No nos importa, los hemos atendido sin problema", comenta.

"Además no es verdad que ofrezcamos un producto debajo del costo; elaborar una barra de pan nos cuesta siete céntimos de materia prima que se sube hasta los 20 por los gastos estructurales y los beneficios. Lo hemos conseguido con eficiencia energética, logística y con cantidad", subraya.

El negocio de Navarro no se parece al de su padre, un horno tradicional abierto en 1957. Obrador Navarro quiere seguir extendiéndose como una mancha de aceite, su objetivo es abrir dos tiendas al mes.

En la tienda de Albal una anciana que vive de una pensión de viudedad espera en la fila.

"El horno de mi calle tenía cinco empleados y ahora tiene dos. Está muy bueno todo pero ya te lo piensas dos veces para comprar algo. Y aquí está más barato, ¿qué le vas a hacer? Al final la pela es la pela (el dinero es el dinero)", le dice a BBC Mundo.