Cualquier acuerdo entre Obama y los líderes republicanos necesitará del apoyo de las filas de ambos partidos.

Internacional

En Estados Unidos continúa la preocupación

Las negociaciones para evitar una crisis fiscal en ese país parecieron estancarse, pues Barack Obama acusó a los republicanos de endurecer sus posiciones por un rencor personal en su contra. Tildan al mandatario de "irracional".

19 de diciembre de 2012

Obama y el líder de la Cámara de Representantes, John Boehner, el republicano de mayor rango en el Congreso, han estado negociando un acuerdo para evitar duras alzas de impuestos y recortes al gasto previstos para enero que podrían originar una recesión, y el mandatario dijo que estaba intrigado sobre el motivo del retraso en el diálogo.

"Es muy difícil para ellos decirme que sí", declaró el presidente en una conferencia de prensa. "En algún momentos, ustedes saben, van a tener que sacarme del medio", agregó.

El aumento en las tensiones amenaza con destruir los importantes avances que se han logrado durante la última semana en las negociaciones sobre el llamado abismo fiscal, que apuntan a desacelerar el crecimiento de la deuda del país de 16 billones de dólares.

Obama y Boehner han ofrecido importantes concesiones que hicieron parecer que el acuerdo estaba cerca de producirse. El presidente ha accedido a recortes a los beneficios para los adultos mayores, mientras que Boehner ha cedido a la demanda de subir los impuestos a parte de los estadounidenses más ricos.

Sin embargo, el clima de buena voluntad se ha agriado desde que los republicanos anunciaron el martes planes de someter a votación un plan tributario alternativo en la Cámara baja esta semana, que no consideraría muchos de los avances logrados hasta ahora en las negociaciones.

Obama amenazó con vetar el plan republicano si el Congreso lo aprueba.

La oficina de Boehner criticó a Obama por oponerse a su plan, que incluye un aumento de impuestos a las familias que ganan más de un millón de dólares al año, algo a lo que los republicanos se habían resistido.

"La oposición de la Casa Blanca al plan de respaldo (...) es día a día más bizarra e irracional", dijo Boehner a través de su portavoz, Brendan Buck.

Boehner dijo posteriormente a periodistas que tenía suficientes votos en la Cámara de Representantes como para aprobar el proyecto de ley, conocido como "Plan B", e instó a Obama a "ponerse serio" sobre un plan de reducción del déficit que sea equilibrado.

Las acciones estadounidenses cerraron a la baja el miércoles después de los comentarios de Boehner.

Cobertura política

Aprobar el plan brindará cobertura política a los legisladores republicanos, quienes posteriormente podrán decir a los votantes de sus distritos que al menos apoyaron el plan y, al hacerlo, dieron su mejor esfuerzo para intentar bloquear la agenda de Obama.

También será una prueba para la concesión de Boehner de subir los impuestos, a lo que se opone la facción más ortodoxa del partido. En una señal de los conservadores se están acercando a la postura de Boehner, el activista contra los impuestos Grover Norquist aprobó el proyecto de ley republicano.

Obama y Boehner parecen haber superado sus mayores diferencias ideológicas, pero siguen estancados en la mezcla de alzas de impuestos y recortes al gasto que cerrarían la brecha de presupuesto restante. "Lo que nos separa son probablemente unos pocos cientos de miles de millones de dólares", dijo Obama.

La Casa Blanca quiere que los impuestos aumenten para las familias con ingresos superiores a 400.000 dólares al año, lo que también es una concesión respecto a la postura inicial de un umbral de 250.000 dólares.

Si no se logra pronto un acuerdo, unos 600.000 millones de dólares en aumentos de impuestos y recortes al gasto entrarían en vigor el próximo mes. Las medidas podrían arrojar a la economía del país a una nueva recesión.

Funcionarios de alto rango del Gobierno describieron las negociaciones como estancadas y Obama advirtió que preguntaría a todos los involucrados en ellas, "¿qué es lo que las está deteniendo?".

Sin embargo, el republicano de mayor rango en el Senado dijo que una solución podría surgir antes del fin de la semana. "Aún hay suficiente tiempo para terminar todo nuestro trabajo antes de este fin de semana, si todos estamos dispuestos a quedarnos hasta tarde y trabajar duro", sostuvo el líder republicano del Senado, Mitch McConnell.

Cualquier acuerdo entre Obama y los líderes republicanos necesitará del apoyo de las filas de ambos partidos.     


Reuters