¿Qué se siente viajar en un trasbordador? descúbralo aquí Foto: Archivo Semana

NASA

El ruido, la vibración... la emoción que se siente al despegar en un trasbordador

El Atlantis se convirtió este viernes en el último trasbordador en alzar el vuelo. Pero, ¿cómo siente el despegue un astronauta? Aquí se lo contamos.

9 de julio de 2011

Cada arcén de hierba y cada playa acá, en la Costa Espacial en Florida, se llenará de espectadores este viernes.

Las estimaciones sugieren que entre 500.000 y 750.000 personas se acercaron al Centro Espacial Kennedy para ver el último lanzamiento de un trasbordador.

El Atlantis despegó rumbo al espacio a las 11:26 hora local.

Todo el mundo quiere ser testigo no sólo de un pedazo de historia, sino de experimentar la emoción del ascenso al espacio.

He tenido la suerte de ver el lanzamiento de algunos trasbordadores y de verdad, no hay nada que se compare con la vista, el sonido y la sensación de estar cerca de 2.000 toneladas de la máquina al tiempo que ésta se levanta de la Tierra.
Sentir el despegue

El brillo de la luz es lo primero que llama la atención, seguido de un ensordecedor ruido de estallido.

Y luego lo sientes. Todo tu cuerpo comienza a vibrar... junto con los vehículos aparcados en el estacionamiento del Centro Espacial Kennedy. Inmediatamente se disparan las alarmas de los automóviles porque sus sistemas han detectado una alteración.

Eso es lo que se siente desde el exterior, sólo puedo imaginar lo que se debe sentir al estar sentado en el interior del transbordador.

Hable con cualquier astronauta y le asegurarán que su primera preocupación se centra en la misión en sí, o en los instrumentos... pero también admitirán que hay excitación.

"Uno trata de echar un vistazo por la ventana y ver el estado de Florida y ver cómo desaparece Estados Unidos. Es una sensación absolutamente mágica", señala Chris Ferguson, el comandante del Atlantis durante su última misión.

El empuje del transbordador espacial durante el despegue viene de esos dos blancos y sólidos cohetes propulsores y de los tres motores principales del transbordador.

Juntos, proporcionan alrededor del 34 meganewtons.

La nave acelera de cero a una velocidad de 28.000 km/h en ocho minutos y medio.

La velocidad final alcanzada equivale a nueve veces la de la bala de un rifle promedio.

No es de extrañar que Rex Walheim, un especialista de misión del Atlantis, dice que él es "un tipo que le gustan los asientos cerca de las ventanas. Hasta el día de hoy me encanta cuando viajo en un avión. Tengo que tener un asiento con ventana. El incuestionable mejor asiento con ventana está en el transbordador espacial y realmente es increíble".
Prendan los motores

Los motores principales son los primeros en encenderse y los astronautas hablan del "sonido vibrante y estruendoso" que ocurre que en ese momento.

 "Debido a que los principales motores no están en el centro de gravedad, el conjunto del transbordador vibra, se mueve", indica Steven Lindsey, comandante del último vuelo del transborador Discovery que se llevó a cabo este año.

"Los ingenieros lo tienen todo cronometrado. Así que cuando el conjunto del trasbordador vibra de vuelta a su centro, los cohetes propulsores sólidos se encienden. Y cuando lo hacen -se trata de 1,3 millones de kilos de empuje cada uno- lo sientes en tu asiento con entre 2,6 a 2,7G y listo, ya despegaste".

Los dos primeros minutos del vuelo son los más difíciles para los astronautas al tiempo que el trasbordador se levanta y se dirige sobre el Atlántico en ruta a la Estación Espacial Internacional (EEI).

"Hay una rápida sacudida de izquierda a derecha", recuerda el astronauta británico Michael Foale. "Al tiempo que se produce este ruido estruendoso, uno se da cuenta y se dice a sí mismo '¡no puedo leer los instrumentos, se supone que tengo que hacer mi trabajo!'"

"En esos dos minutos, mientras los cohetes propulsores están encendidos, también se oye un ruido afuera que es extraordinario. Es una especie de gemido o grito, es el ruido que se produce cuando los vientos se acumulan fuera de la nave", agrega.

La liberación del trasbordador se produce cuando los sólidos se terminan de quemar y son desechados.

"En los videos se ve tan elegante cuando sale el transbordador," dice Walheim. "Cuando usted está adentro, es un poco como estar en un tren viejo. Se produce un estallido al tiempo que pernos explosivos se apagan y los propusores expulsan lejos de la nave a esos cohetes -tienen llamas de color naranja y van alrededor de tus ventanas y algunas veces te encuentras en el parabrisas con algunos gases de combustión. Luego te dejas llevar y sólo piensas '¡guau!'".

Foale describe este momento, como cuando "el gorila baja de tu pecho", y las cosas se vuelven más tranquilas. Sin embargo, apenas llevas un poco menos de un cuarto de vuelo.

"Faltan otro seis minutos y medio hasta la órbita. Así que de hecho, descendemos un poco para acelerar más", dice Lindsey.

"Entonces, al empezar a usar más y más del hidrógeno y del oxígeno propulsor en el tanque externo, el vehículo se vuelve cada vez más ligero y comenzamos a acelerar más rápido", agrega.

Un poco más de 350 personas diferentes han volado en el transbordador en sus 30 años de historia. No es mucha gente - es un selecto grupo que ha experimentado uno de los mejores paseos creados por el hombre.

Alianza BBC MUNDO

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