El escándalo del UBS es el último de una larga lista de casos parecidos. | Foto: Reuters

Desfalcos

El ranking de los grandes crímenes de cuello blanco

El escándalo desatado por los US$2.000 millones aparentemente perdidos por uno de los operadores en mercados financieros del banco suizo UBS ha desatado preocupación por las aparentes fallas en la supervisión de la entidad a sus trabajadores.

Alianza BBC
16 de septiembre de 2011

Pero el hecho de que un banco enfrente enormes pérdidas por las actividades clandestinas de uno de sus empleados es cualquier cosa menos algo nuevo.

A Kweku Adoboli, acusado formalmente ante una corte londinense de fraude e irregularidades en la contabilidad, el estimativo previo de US$2.000 millones no le valdrían ni una medalla de bronce.

En caso de comprobarse el fraude, los números de Adoboli los superan los US$7.000 que Jerome Kerviel hizo perder al banco francés Société Générale, los US$2.600 millones del menos conocido Yasuo Hamanaka y los de Nick Leeson, que en 1995 perdió US$1.300 millones -actualizados con la inflación superan los US$2.000 millones- y provocó el colapso del centenario banco británico Barings. BBC Mundo le recuerda algunos de los casos más prominentes de altos ejecutivos de las finanzas caídos en desgracia tras perder miles de millones.

Jéróme Kerviel, el número uno
A principios de 2008, cuando la crisis financiera global ya estaba cocinándose, saltó a la luz pública el escándalo Kerviel. Sus "posicionamientos no autorizados" en los mercados de futuros propiciaron pérdidas al banco francés Société Générale de hasta US$7.000 millones.

Primero fue demonizado por la opinión pública francesa. Luego condenado por la justicia al tiempo que era convertido por ciertos sectores franceses en algo así como un antihéroe, figura de la cultura popular. "4,900,000,000 euros - Respect!" se pudo ver en las camisetas de jóvenes franceses mientras se creaban páginas en internet en su honor, uno incluso para que le dieran el Premio Nobel de Economía, algo que firmaron miles de personas. En un momento, su nombre llegó a ser la palabra más buscada de internet, en el mundo.

Nick Leeson, el hombre que acabó con un banco
Probablemente no fuera el primero, pero sí que por el ruido que hizo su caso en los medios de comunicación, está en la lista de más conocidos entre los rogue traders, los financistas que rompieron las reglas y eventualmente llevaron a descalabros financieros mayúsculos. En 1995, Nick Leeson llevó a la bancarrota al banco británico Barings al que le causó pérdidas de US$1.300 millones, que si se actualizan con la inflación superan los US$2.000 millones.

Según su propio relato, desde su puesto de responsable de futuros en Singapur, Leeson creó una cuenta para ocultar 20.000 libras esterlinas que se habían perdido por un error de un empleado poco experimentado.

Mientras las pérdidas comenzaron a crecer, Leeson empezó a usar esa misma cuenta para ocultarlas con la esperanza de que, asumiendo riesgos en la compra de contratos futuros, podría recuperarse.
Cuando Barings lo descubrió, informó al Banco de Inglaterra de que los US$1.300 millones perdidos superaban ampliamente sus reservas. Leeson huyó y fue capturado en Alemania, donde entabló una batalla legal para evitar su extradición a Singapur y fracasó.

En Singapur recibió una condena a seis años y medio de cárcel, de los que cumplió cuatro en una prisión que él mismo describe como "dirigida por pandilleros". Al tiempo, lo abandonó su esposa y le diagnosticaron un cáncer de colon. Barings fue vendido al banco holandés ING al precio simbólico de una libra esterlina, poniendo fin a 230 años de existencia. Había sido fundado durante las guerras contra Napoleón.

Yasuo Hamanaka, discreto
Menos conocidos por no haber recibido tanta atención de los medios son los US$2.600 millones del conglomerado japonés Sumimoto dilapidados por Yasuo Hamanaka.Conocido como el "señor 5%", pues tal era el porcentaje del comercio mundial de cobre que controlaba su equipo, Hamanaka perdió US$2.600 millones en 1996.

Pasó ocho años en la cárcel tras reconocer que llevaba una década de transacciones no autorizadas en las que falsificaba la firma de dos de sus superiores.

Kweku Adoboli, el caso más reciente
La policía acusó formalmente de fraude a Kweku Adoboli.

El empleado de UBS trabajaba en la división europea de gestión de capitales del banco suizo en Londres, en un fondo de inversión específico (Exchange traded fund).

Las autoridades británicas investigan por qué UBS no detectó la actividad de la que se acusa a Adoboli. Según informes, el banco sólo supo de la existencia del fraude cuando su empleado mismo lo notificó.

Según el editor de Economía de la BBC Robert Peston, algunos de sus colegas ya le habían comentado a Adoboli que sospechaban de sus transacciones. Lo que lleva a Peston a poner sobre la mesa una cuestión inevitable: si sus compañeros sospechaban, cómo fue que las autoridades del banco no se enteraron de nada.