Obama, el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos, tuvo un primer mandato lleno de turbulencias.

Elecciones EE.UU.

El carisma que pudo más que la crisis

Las encuestas no le daban crédito, apenas el beneficio de un empate técnico. Pero las elecciones de este martes parecieron demostrar que Barack Obama no ha perdido el "toque". O al menos, no todo.

Alianza BBC
7 de noviembre de 2012

El presidente estadounidense entró a la campaña por un segundo término con una economía que no termina de levantar cabeza, arrastrando un lastre de importantes derrotas para su partido y resistiendo el avance de los conservadores.

Pero ese factor que fue clave para su primer triunfo parece no haberse esfumado completamente: Obama le cae muy bien a sus votantes. Muchos, que sienten simpatía por su personalidad, permanecen fieles aunque suspendan su gestión de la economía.

Obama, el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos, tuvo un primer mandato lleno de turbulencias.

Tanto él como sus colegas demócratas lograron éxitos, pero la economía estadounidense se recupera a duras penas de la crisis financiera y una de las peores recesiones en décadas: el crecimiento del empleo ha sido anémico y la tasa de desocupados se mantuvo por mucho tiempo por encima del 8%.

A eso hay que añadirle las históricas pérdidas del Partido Demócrata en las elecciones legislativas de noviembre de 2010, cuando se renovó parte del Congreso. Y con los republicanos creciendo, con más energía y más decididos que nunca a promover su agenda conservadora y frustrar los planes del presidente.


Sus orígenes
Obama, de orígenes africanos, es el primer presidente de EEUU nacido en Hawai.

Obama se llama igual que su padre, que creció en Kenia cuidando ganado y ganó una beca para estudiar en Hawaii.

Allí conoció a Ann Duham, una joven estudiante oriunda de Kansas, quien se convertiría -el 4 de agosto de 1961- en la madre del hoy presidente de Estados Unidos.

La pareja se divorció en 1964. El padre regresó a Kenia y trabajó como economista del gobierno. La madre se casó con un indonesio y, junto al pequeño Barack, se mudaron a Yakarta.

Aunque su padre y su padrastro eran musulmanes, Obama, que se declara cristiano, acudió a escuelas laicas y católicas mientras vivió en Indonesia.

Cuando tenía 10 años de edad, retornó a la casa de sus abuelos en Hawai. En 1985 se trasladó a Chicago, donde formó parte de grupos comunitarios con el objetivo -como lo explica su biografía oficial- de luchar por una mejora de las condiciones de vida de los habitantes de esa localidad.

En 1991, se graduó de abogado en la Universidad de Harvard y fue el primer afroamericano en dirigir la Harvard Law Review, una prestigiosa publicación académica.

Después de Harvard, Obama regresó a Chicago para ejercer como abogado de derechos civiles, representando a víctimas de discriminación.

Sus ambiciones políticas se materializaron cuando consiguió una banca en el senado estatal de Illinois, en 1996, y ocho años más tarde fue elegido senador nacional.

Como legislador se caracterizó por promover políticas liberales, pero también por trabajar junto a colegas republicanos en cuestiones como la educación y la prevención del SIDA.

Su discurso en la Convención Demócrata de 2004 fue el trampolín para que el senador obtuviera fama no sólo en Estados Unidos, sino en el ámbito internacional.

¿Hasta dónde podría llegar Obama? Esa era la pregunta que muchos se hacían, no sólo en su país, sino entre los seguidores de la trama política estadounidense en el exterior.

El 10 de febrero de 2007, el legislador demócrata respondió esa pregunta cuando lanzó su candidatura a la Casa Blanca.

Durante la campaña electoral, el ahora presidente rompió todos los récords de financiación: utilizó internet y recolectó una enorme cantidad de pequeñas donaciones para su carrera a la Casa Blanca.

También demostró habilidad para reunir multitudes de más de 100 mil personas en sus mítines, y atraer la atención de la prensa con una intensidad poco habitual en la política estadounidense.


Su gestión
Obama hizo historia el 4 de noviembre de 2008, cuando derrotó sin dificultades a su rival republicano, el senador John McCain.

Con Obama como presidente los demócratas lograron aprobar un plan de estímulo económico, una reforma del sistema de atención sanitaria, nuevas reglas para Wall Street y la banca y el rescate de la industria automotriz estadounidense, que estaba a punto del colapso.

Obama también contribuyó a acabar con una ley que durante dos décadas prohibió a los homosexuales servir en el ejército si declaraban públicamente su sexualidad. Y haciendo uso de la autoridad presidencial, decretó sin el permiso del Congreso que se suspendieran las deportaciones de jóvenes inmigrantes sin papeles que llegaron de niños a los EEUU.

Bajo su mando, un comando de élite de Estados Unidos mató a Osama Bin Laden, el enemigo número uno del país; declaró el final de la guerra en Irak y firmó un tratado sobre armas nucleares con el entonces presidente ruso Dmitry Medvedev.

Al comienzo de su presidencia la violencia en Afganistán creció. Pero Obama ha prometido acabar con la misión estadounidense en el país a finales de 2014, poniendo fin a más de 10 años de conflicto.


El reto
El presidente votó de manera anticipada para animar a sus seguidores a participar en las elecciones.

Obama ha centrado su campaña en destacar los logros de su gestión, especialmente los económicos.

La recesión ha terminado, las cifras de empleo han crecido ligeramente, y otros indicadores muestran que la economía ha mejorado.

Pero en el electorado hay un sentimiento generalizado de descontento y decepción sobre el estado de las finanzas nacionales.

Romney y su compañero de fórmula, Paul Ryan, culparon a Obama y sus programas de gasto público de los males de la nación.

Los republicanos confiaban en que Obama sería incapaz de generar el mismo entusiasmo que le llevó a la Casa Blanca y en que los votantes independientes huirían de sus políticas en plena crisis.

Pero el presidente convenció a Estados Unidos de que merece una segunda oportunidad.