Maduro y Capriles no se lanzan, pero lideraron la campaña. | Foto: AFP

Internacional

Por qué importan las elecciones municipales en Venezuela

Tanto el gobierno de Nicolás Maduro como la oposición, encabezada por Henrique Capriles, se juegan más que la escogencia de sus representantes regionales en las elecciones municipales de este domingo.

Alianza BBC
8 de diciembre de 2013

Han pasado 233 días desde que Nicolás Maduro asumió como presidente de Venezuela, y la oposición aún no lo reconoce como tal.

Para Henrique Capriles, el excandidato y para algunos "presidente", las elecciones que ganó Maduro el 14 de abril por apenas 223.599 votos (1,5%) fueron "fraudulentas".

El líder de la unidad se negó a tomar las calles al día siguiente y optó por la vía institucional. Sin embargo, las denuncias del fraude no tuvieron eco en los órganos de justicia locales -en parte controlados por el gobierno- y están pendientes en las instancias internacionales.

Pero la oposición está convencida de que es mayoría. Y por eso los comicios municipales de este domingo se han convertido en su única oportunidad de demostrarlo.

Ambas facciones se enfrentaron tres veces en el último año y 15 en una década. Pero después del domingo, no habrá elecciones en este país hasta fines de 2015.

Así que este domingo los venezolanos no solo votan por 337 alcaldes y 2.389 concejales.

Plebiscito en crisis económica

A nueve meses de la muerte del presidente Hugo Chávez, el gobierno de Maduro se ha tenido que enfrentar a una difícil situación económica.

La inflación llegó a su nivel más alto desde que gobierna el chavismo; la escasez llegó al 21%, el dólar paralelo está disparado y las reservas internacionales parecen ir en caída libre.

Para el gobierno, la situación se debe a una "guerra económica" de la derecha, el capitalismo y el imperialismo contra su gobierno socialista. Para la oposición, todo es culpa de la corrupción, la incompetencia y la rígida política económica del gobierno.

La carta de presentación del presidente Maduro ante el mundo fueron sus diferentes deslices públicos y una imitación -desafortunada, dirán algunos- de Chávez. Sus números en las encuestas no fueron buenos en un principio.

Pero en el último mes, Maduro emprendió una política económica que parece haberle devuelto la popularidad entre los venezolanos.

Facultado por una Ley Habilitante que le permite gobernar por decreto, el presidente regularizó los precios de electrodomésticos y autos, entre otras cosas, con el argumento de que "especuladores" y "usureros" los estaban inflando.

Si las medidas desestimulan la inversión, generan desempleo o producen aún más escasez, se sabrá el próximo año. Pero antes de las elecciones, Maduro ha podido mostrarse como quien "toma el toro por los cuernos" y consiguió la excusa para tachar a la oposición de apoyar la especulación y la corrupción.

En medio de la compleja situación económica, la oposición planteó las municipales como un plebiscito al gobierno chavista para mandarle un mensaje de que su proyecto socialista y de economía estatizada y planificada no cuenta con el apoyo del pueblo al que tanto apela.

Campaña "ventajista"

Las medidas económicas han sido acompañadas de una aguerrida campaña mediática del gobierno y un intento de limitar a la oposición.

El rector opositor del Consejo Nacional Electoral Vicente Díaz denominó esta campaña como "la más ventajista de la historia".

El día de los comicios, el 8 de diciembre, se conmemora un año de la última alocución televisiva de Chávez -en la que nombró a Maduro como su "hijo"- y fue declarado por ley como el Día de la Lealtad y el Amor a Chávez.

Hace dos semanas, chavistas destruyeron una tarima donde esperaba hablar Capriles en la ciudad de Maracay y trataron de incendiar su camioneta. Por otro lado, su jefe de giras, Alejandro Silva, fue detenido por la inteligencia militar en un extraño episodio.

Un candidato de oposición fue descalificado para lanzarse y otros dos, acusados ante la justicia.

Mientras los diferentes canales de televisión del Estado transmitieron los actos de campaña de los candidatos chavistas, varios periódicos y emisoras independientes tuvieron que cerrar por acusaciones judiciales. La oposición tuvo que aferrarse a la difusión de su mensaje por internet.

Tras las elecciones municipales de 2008, el chavismo controla el 84% de las alcaldías del país, pero no las dos más simbólicas: Caracas y la segunda ciudad más grande, Maracaibo.

Partiendo del hecho de que, como dicen expertos, la política en Venezuela es muy personalista, la estrategia del gobierno ha sido traer beisbolistas, modelos o presentadores de televisión como candidatos a las alcaldías.

Sin embargo, el número de alcaldías no será el único elemento que estará bajo el escrutinio de los analistas electorales: la disputa en las ciudades emblemáticas y el número total de votos también se tendrán en cuenta.

Y, por eso, probablemente no va a haber un claro ganador. Algunos analistas han manifestado preocupación de que la elección se haya planteado como "la hora cero".

A la oposición la amenazan la frustración y la indiferencia de algunos de sus eventuales electores, así como la posibilidad de que la abstención sea alta. No obstante, fue la misma unidad la que proyectó las elecciones como algo más que unas municipales.

La pregunta es si, con eso, Capriles y sus partidarios dictaron su propia sentencia.