Cristina Fernández, presidenta de Argentina. | Foto: Archivo Semana

Internacional

Argentina profundiza su cepo cambiario

Ese país sigue profundizando el llamado "cepo cambiario", rigurosas medidas que restringen las operaciones en dólares, pese a las críticas de sectores financieros y productivos.

13 de julio de 2012

La urgencia por frenar el drenaje de divisas que carcome las reservas (bajaron de 52.000 millones de dólares en 2011 a 46.658 millones en la actualidad) llevó al gobierno de Cristina Kirchner a imponer severas restricciones en el mercado cambiario.

La guerra a la 'dolarización' de la economía prácticamente le cerró el grifo de divisas a bancos, empresas y pequeños ahorristas, que buscan protegerse de una inflación en aumento, que analistas privados estiman en 25% anual y el gobierno sitúa en 10%.

Las medidas "frenaron, por ejemplo, el rubro inmobiliario y de la construcción, dos sectores clave de la economía, y esto profundiza un camino recesivo. No hay señales claras de que el gobierno pueda salir del cepo cambiario", dijo a la AFP Mariano Lamothe, gerente de análisis económico de la consultora acebeb.com.

El gobierno prohibió las operaciones inmobiliarias en moneda extranjera y la adquisición del billete verde con fines de ahorro, y fijó severos requisitos para quienes quieran comprar dólares para hacer turismo en el exterior.

En 2012, Argentina afronta vencimientos de deuda por unos 5.000 millones de dólares y la factura de importación de hidrocarburos ascenderá a unos 12.000 millones de dólares. Es por esto que debe retener divisas, dado que no tiene acceso al crédito internacional tras el default declarado en 2001 por 100.000 millones de dólares, el más abultado de la historia.

Con el mismo objetivo, adoptó severas medidas proteccionistas criticadas por Estados Unidos, la Unión Europea y países vecinos.

Además, el 3 de agosto el gobierno pagará el último vencimiento de los bonos emitidos cuando el "corralito" bancario, en el que fueron confiscados unos 70.000 millones de dólares en depósitos durante la crisis del 2001-2002.

La presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, aseguró que Argentina "no tiene escasez estructural de dólares", pero advirtió que los billetes verdes "son para la producción; no podemos darnos el lujo de que se desplacen fuera del circuito productivo".

Marcó del Pont aseguró que "Argentina tiene dólares suficientes para garantizar el funcionamiento de la economía, no para cubrir este desplazamiento del ahorro hacia la moneda extranjera".

El clima de desconfianza se apoderó de los ahorristas que optaron por retirar del sistema financiero unos 5.700 millones de dólares en los últimos ocho meses.

Los depósitos en moneda extranjera de los bancos privados cayeron a 9.532 millones de dólares al 15 de junio.

"Mientras no percibamos que el Gobierno se ocupa del problema de la inflación, el drenaje de divisas va a seguir, con cepo cambiario o sin él", afirmó el economista Rogelio Frigerio, diputado del opositor PRO (derecha).

El titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren, un aliado del gobierno, opinó que "el cepo es exagerado. Me da la sensación que repercute en la gente como si estuviéramos en otra etapa de la Argentina, que cuando esto sucedía había realmente crisis y no es el tema de hoy en el país".

De Mendiguren admitió sin embargo que el país "vive un período de desaceleración de la economía con una caída de la industria del 4,5% interanual en mayo", la peor desde enero de 2009, con fuerte impacto en el sector automotor y siderúrgico.

"Es una medida errónea (el cepo cambiario) a partir de un diagnóstico erróneo: se aplicaron medidas para extirpar los riñones cuando sólo había que curar una gripe", graficó Lamothe, quien sostuvo que a su entender el gobierno debería "aceptar una limitada salida de dólares, devaluar un poco y conseguir créditos" en el mercado externo.

El cepo cambiario tuvo especial impacto negativo en la construcción -uno de los motores del crecimiento económico de Argentina a un promedio de 8% desde 2003- un sector que acusó su mayor caída en la última década en mayo último (-8,8%), según datos oficiales.

El mercado inmobiliario, tradicionalmente dolarizado, tuvo un brusco parate y en consecuencia los permisos para la construcción de viviendas se desplomaron 43% entre enero y mayo, con una retroceso del 70% en el quinto mes del año, según datos del sector.

Para contrarrestar el impacto, el gobierno lanzó un ambicioso plan para la construcción de 400.000 viviendas en los próximos cuatro años, a financiarse con dinero del fondo nacional de jubilaciones (ANSES).

Algunas consultoras alertaron además que las trabas a las importaciones no ayudaron a detener la salida de divisas y constituye otro factor que puede frenar el crecimiento económico.

"Este modelo no pudo diversificar su matriz productiva y depende de manera creciente de insumos y maquinaria importada para producir bienes industriales. Las trabas a las importaciones se impusieron para evitar la salida de divisas y contar con dólares para pagar deuda, pero lejos de ayudar al sector industrial terminó siendo otro elemento que contribuye a la desaceleración económica", señaló la consultora Ecolatina.


Afp