Presidente estadounidense, Barack Obama | Foto: Efe

Estados Unidos

Advierten riesgo de crisis si no hay acuerdo

El presidente Obama dice que hay riesgo de una nueva crisis y dijo que los mercados bursátiles globales "se descontrolarán" a menos que los republicanos en el Congreso acuerden con su partido Demócrata elevar el tope de endeudamiento del país.

15 de enero de 2013

"Pensar incluso en la idea de que esto ocurra, de que Estados Unidos no pague sus cuentas, es irresponsable, es absurdo", dijo Obama en una conferencia de prensa que marcó el final de su primer mandato en la Casa Blanca.

"No somos una nación de malos pagadores", dijo el mandatario.

"Aunque tengo la voluntad de (alcanzar) compromisos y encontrar entendimientos sobre cómo reducir nuestros déficits, Estados Unidos no puede permitirse otro debate con este Congreso sobre si debe o no pagar las cuentas que ya generó", enfatizó el mandatario.

El presidente del banco central (Reserva Federal, Fed), Ben Bernanke, también instó al Congreso a elevar el límite de la deuda. "Es muy, muy importante que el Congreso tome las medidas necesarias para evitar que el gobierno se encuentre sin la capacidad de enfrentar sus pagos", declaró Bernanke en un discurso pronunciado en la Universidad de Michigan. "Elevar el límite del endeudamiento simplemente permite que el gobierno efectúe los pagos ya existentes, esto no crea nuevos gastos", afirmó Bernanke en la escuela de Políticas Públicas Gerald Ford de la Universidad de Michigan.

Estados Unidos llegará a su actual tope de endeudamiento a fines de febrero, y la discusión se anuncia dura con los republicanos que controlan la Cámara de Representantes, clave en temas de presupuesto.

Algunos de ellos han pedido que cualquier aumento del límite de deuda tenga como contrapartida recortes de impuestos equivalentes.

Actualmente el límite legal de la deuda estadounidense está situado en 16,4 billones de dólares y el presidente recordó que de no lograr un acuerdo podrían retrasarse importantes pagos que debe efectuar el gobierno.

Estas erogaciones incluyen los pagos de la Seguridad Social y beneficios a los veteranos de guerra, los sueldos militares y de los controladores aéreos, y los contratos con pequeñas empresas, entre otros. "Pueden actuar responsablemente y pagar las cuentas de Estados Unidos, o pueden actuar irresponsablemente y hacer atravesar a Estados Unidos otra crisis económica", añadió Obama.

Sería la segunda vez en dos años que un debate de este tipo se produce en Estados Unidos, que en 2011 estuvo al borde del default y perdió por ello la nota máxima para su deuda soberana de parte de la agencia calificadora Standard & Poor's. "Los inversores en todo el mundo se van a preguntar si Estados Unidos es una apuesta segura", dijo. "Los mercados podrían volverse locos, las tasas de interés subirían para cualquiera que pida dinero (...) Sería una herida autoinfligida para la economía", aseguró.

Por su parte, el secretario del Tesoro saliente, Timothy Geithner, dijo que un default de la deuda "causaría un daño irreparable a la economía de Estados Unidos y a los estadounidenses".

En una misiva a los legisladores enviada el lunes, Geithner sostuvo que "amenazar con socavar nuestra solvencia no es menos irresponsable que amenazar con socavar el Estado de derecho, ni más legítimo que cualquier petición común de rescate".

Agregó que las medidas excepcionales permitirían al Estado sostenerse "hasta mediados de febrero y principios de marzo" sin votación del Congreso.

Desde el 31 de diciembre, el Estado federal estadounidense funciona justo por debajo del límite legal para contraer deudas, gracias a medidas excepcionales que permitieron al sistema político ganar un tiempo que se agotará a fines de febrero.

Los republicanos reaccionaron con cceleridad y mantuvieron su postura en materia de gasto.

"El presidente y sus socios necesitan hablar con seriedad sobre el gasto, y el debate sobre el tope de la deuda es el momento perfecto", dijo el líder de la minoría republicana en el Senado, Micha Contramuelle.

Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Joan Bornero, admitió que las consecuencias de una falta de acuerdo serían tangibles, pero "también las consecuencias de permitir que el problema del gasto siga sin resolverse".


Afp