Las empantanadas negociaciones de un acuerdo con los países del Mercosur se volvieron protagonistas de la VII Cumbre UE-CELAC. | Foto: DW

Economía

Acuerdo UE-Mercosur: ¿no todo está perdido?

Las empantanadas negociaciones de un acuerdo con los países del Mercosur se vuelven protagonistas de la VII Cumbre UE-CELAC. ¿Se desvanecerá en Chile el sueño de un espacio comercial de 800 millones de consumidores?

Alianza DW
22 de enero de 2013

Desde que se reanudaron las negociaciones para el acuerdo de asociación, en la Cumbre de Madrid de 2010, entre la Unión Europea y los países que integran el Mercosur ha habido nueve rondas y la oferta comercial sigue sin estar sobre la mesa. De un peligro de fracaso por abandono, de unas negociaciones sin futuro advierten analistas del Real Instituto Elcano de Madrid, una fundación privada de estudios internacionales y estratégicos. ¿Sin futuro?

A menos del diez por ciento por negociar

“No hemos avanzado como hubiésemos querido; aunque la mayor parte ya está negociada, en el acceso adicional a productos industriales y agrícolas no hay acuerdo”, explicaba en la eurocámara Karel De Gucht, comisario europeo de Comercio, subrayando que la situación interna del bloque latinoamericano –con Paraguay suspendido y con su nuevo miembro Venezuela- complica la situación.

Tampoco aporta a la frescura en la negociación el hecho de que entre la UE y la Argentina existan dos demandas por proteccionismo comercial ante la Organización Mundial de Comercio: la de la parte europea por licencias de importación, la del lado argentino, por obstáculos al biodiesel. “¿Tiene todavía sentido seguir negociando?”, preguntaba el eurodiputado socialdemócrata Vital Moreira, presidente de la Comisión de Comercio Internacional.

Teniendo en cuenta que los productos sensibles conforman menos del 10% del posible intercambio comercial, el eurodiputado español José Ignacio Salafranca, del mayoritario bloque conservador y presidente de la Asamblea Parlamentaria Eurolat, cuestionaba esta semana la existencia de la voluntad política y ponía ya sobre la mesa la posibilidad de acuerdos parciales o bilaterales.

¿Acuerdos parciales?

“Eso hasta este momento no es posible porque tanto las normas de Mercosur como las de la UE impiden una negociación separada, por ejemplo sólo con Brasil”, explica a DW el eurodiputado socialdemócrata Luis Yáñez Barnuevo, presidente de la delegación para los países del Mercosur.

“Es distinto en otros procesos de integración como la Comunidad Andina, que sí lo permite”, subraya Yáñez, explicando así el tratado de libre comercio con Colombia y Perú que no incluyó a Ecuador y Bolivia. “Hay que poner fuerza en lograr este acuerdo, no sería la primera vez en la historia que algo que parece tan difícil se desbloqueara por una actitud de voluntad política. Porque son tantas las ventajas que tiene un acuerdo de esa naturaleza, que engloba a 800 millones de personas; sería lamentable que un mínimo desacuerdo –mínimo en comparación con las ventajas- lo impidiera”.

Por lo pronto, según datos de la Comisión Europea, Mercosur destina a la UE –su primer socio comercial- un 20% del volumen total de su comercio; 48% en productos agrícolas. En la otra dirección, la UE coloca en los países del bloque sudamericano un 3% de sus exportaciones (un 49% de ellas en maquinarias y vehículos; un 21% en químicos), lo que lo convierte en su octavo socio comercial. Por otro lado, la UE es el mayor exportador de servicios a la región y su nivel de inversión directa ha crecido de 130 billones de euros en el 2000 a 236 billones de euros en 2010.

El proteccionismo, ¿razón o excusa?


“Vamos a aprovechar la cumbre de Santiago para hacer balance”, anunciaba en la eurocámara el comisario De Gucht, advirtiendo que tanto por las tendencias proteccionistas en la región como por la presencia de Venezuela, “no va a ser fácil”.

“A veces se utiliza como argumento a Venezuela, pero creo que es más bien una excusa. Venezuela no es ningún inconveniente para la negociación. Muy al contrario, es un país que lo importa todo, menos el petróleo que es su fuente de ingreso y de exportación. Para los países europeos es una oportunidad magnífica llegar a un acuerdo con Mercosur, con países como Venezuela que importan productos industriales, productos agrícolas, servicios, tecnología, todo”, dice Yáñez Barnuevo.

Con Argentina pasa algo parecido. “Muchas veces algunos parlamentarios, como los franceses, usan el proteccionismo argentino para esconder el que Francia cultiva en el seno de la UE. Porque por defender, supuestamente, a sus ganaderos o a sus agricultores están impidiendo que hagan negocio sus industriales y sus empresas de servicios en un conjunto de países como Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Venezuela. Y quizás Bolivia”, dice Yáñez.

¿Dónde acaba el Mercosur?

Por otra parte, y en otro de los puntos que han dado una vuelta de tuerca a esta negociación, “¿qué países conforman el Mercosur y querrán de verdad negociar con la UE? Y, ¿Ecuador entra al bloque o no? Tenemos que poner los puntos sobre las íes y rápido. No queremos negociar diez años más”, cuestionaba Bernd Lange, eurodiputado alemán del bloque socialdemócrata.

A este respecto, según Yáñez, el horizonte tiene otro color: “El Mercosur, con el liderazgo de Brasil, tiene voluntad subcontinental, le gustaría ser la estructura de integración de América del Sur. No me extrañaría que este primer paso de ofrecer a Bolivia y Ecuador entrar en Mercosur lleve, en el futuro, a ofrecérselo también a Colombia, a Perú. Pero para eso falta mucho”.

“No todo está perdido”


Como fuere, a pesar de las ventajas que representaría un acuerdo de esta magnitud para los mercados de ambos bloques, las señales actuales no permiten el optimismo. No obstante, para la UE no existe un plan B, “no todo está perdido”, decía el comisario De Gucht.

De la posibilidad -o la esperanza- de una carta en la manga de Angela Merkel, de Dilma Roussef, de Cristina Fernández o de Francois Hollande que desbloquee las negociaciones habla el diputado Yáñez. ¿Y cuál sería la carta? “La oferta comercial ya está preparada, solamente hay que sacarla del cajón -concluye Yáñez-. Esto que depende de la voluntad política sería espectacular y podría contribuir a dar contenido a la propia cumbre de la CELAC con la Unión Europea en Santiago de Chile”.