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El gasto en proyectos verdes representa aproximadamente el 16% de los US$3,1 billones a los que los gobiernos se han comprometido. Algunos pueden considerar que esta cifra es demasiado baja y que llega tarde, pero para otros -los llamados "optimistas"- tendrá un impacto considerable con el "efecto multiplicador". | Foto: John Elkington

¿Producirá el rescate financiero una verdadera recuperación verde?

Aunque la implementación de los programas ha sido lenta, la buena noticia es que se está prometiendo más dinero para inversiones verdes.

John Elkington
18 de septiembre de 2009

Últimamente, se han puesto de moda algunas de las letras del alfabeto para referirse a la forma de una eventual recuperación económica. Hy quienes hablan de que la recuperación, o la falta de ella, tendrá la forma de la letra 'U', otros dicen que será como la 'V', o con forma de 'W' o hasta de 'L'. Pero a medida que los enormes paquetes de estímulos de los gobiernos comienzan a tener impacto, también hay un interés creciente en saber qué tan "verdes" son; en otras palabras, qué tanto están contribuyendo para levantar viejas industrias geriátricas como la de los automóviles, de Detroit, o para hacer brotar la inversión en nuevas tecnologías, modelos de negocio o conglomerados económicos. Y, hay un interés creciente en cómo planear -y lograr- una recuperación "verde".

Pero, ¿qué tan verdes son los paquetes de estímulo que se han anunciado a la fecha? En un informe actualizado sobre los paquetes de estímulo de los gobiernos, el banco británico HSBC ha concluido que en la mayoría de los países importantes están apenas en fase de planeación y que solo una pequeña fracción del dinero prometido por los políticos ha sido liberada hasta el momento para inversión en granjas eólicas y otros emprendimientos verdes.

De los casi US$480.000 millones que HSBC ha identificado y rastreado en programas fiscales verdes en unos 20 países alrededor del mundo, el banco estima que tan solo un 3%, aproximadamente US$14.000 millones, se habían invertido en emprendimientos verdes al finalizar el primer semestre de 2009. Como lo ha comentado el HSBC, "puede transcurrir un tiempo considerable entre el anuncio oficial a alto nivel de los programas de gasto y el desembolso efectivo de los fondos".

El HSBC anotó que Estados Unidos había gastado apenas US$355 millones de un total de US$64.000 millones comprometidos para proyectos de eficiencia energética, energía renovable y otras inversiones verdes. Los ambientalistas y empresarios de las tecnologías limpias esperan que muchos de los programas que ya han sido anunciados en Estados Unidos, China y otros países sean implementados en 2010 y 2011.

Las buenas noticias son que, si bien el frente de implementación ha sido lento, los gobiernos están prometiendo más dinero para las inversiones verdes. Desde el último informe del banco, en el mes de mayo pasado, el HSBC ha encontrado que el total del dinero que se está gastando en programas de eficiencia energética y similares aumentó de US$478.000 a $512.000 millones para finales de julio en los países del estudio.

El gasto en proyectos verdes representa aproximadamente el 16% de los US$3,1 billones a los que los gobiernos se han comprometido. Algunos pueden considerar que esta cifra es demasiado baja y que llega tarde, pero para otros -los llamados "optimistas"- tendrá un impacto considerable con el "efecto multiplicador". Dado que el gasto público y lo empeñado pueden llegar a liberar el gasto del sector privado, que a su vez podría igualar el gasto público, el impacto económico a nivel general sería aún mayor de lo que las cifras iniciales sugieren. HSBC calcula que se entregarán alrededor de $546.000 millones del gasto privado por encima de los planes conocidos del gobierno en gasto verde, sugiriendo un estímulo total global de más de US$1 billón.

Como resultado de lo anterior, la forma de pensar de los gerentes de empresa está cambiando. En su nuevo libro Green recovery: get lean, get smart, and emerge from the downturn on top, Andrew Winston hace un bosquejo de una recuperación muy diferente a la que consideran la mayoría de los empresarios. La clave está en utilizar la contracción de la actividad económica como una oportunidad para "fortalecer e infundir nuevo vigor a las empresas."

Los empresarios japoneses solían ser muy buenos en esto de invertir en la recesión para posicionar bien sus negocios en el momento de una reactivación de la economía. Winston, de forma razonable, no argumenta que las iniciativas verdes siempre serán exitosas, ni mucho menos rentables; pero asegura que los dos caminos obligados en los negocios verdes -usar menos recursos y ayudar a los clientes a reducir sus impactos ambientales- aumentan el valor total de la empresa a largo plazo. Si su negocio está parado por un semáforo en rojo, claramente es el momento de que el semáforo cambie a verde.