Las nuevas tecnologías han revolucionado hasta las formas de protesta.

Internet

Protesta en internet: ¿delito o libertad de expresión?

Las nuevas tecnologías han revolucionado hasta las formas de protesta. Donde antes se bloqueba un sitio físico - un edificio, una calle -, ahora se cierra el acceso a sitios web. Así de simple. ¿O no tanto?

19 de enero de 2013

No todos están tan seguros, pero así es como lo ve uno de los principales grupos especializados en estas acciones de (ciber)calle, que ahora quiere verlas legitimadas.

Apretemos el botón de la flecha hacia atrás. Hace unos días, el grupo hackivista Anonymous le envió una carta a la Casa Blanca en la que pedía legalizar las acciones de "Negación de Servicio Distribuido" (DDoS, por sus siglas en inglés) como una forma reconocida de protesta.

La DDoS es una técnica utilizada con frecuencia por el grupo: consiste en saturar de peticiones un sitio específico, hasta que colapsa por la imposibilidad de manejar el volumen de tráfico. Para lograrlo, se utilizan redes "zombies" que envían las peticiones en forma automática o se convence a muchas personas de que multipliquen las peticiones a una hora y día determinados.

Petición de Anonymous

En agosto pasado, Anonymous atacó sitios de internet del gobierno de Estados Unidos en protesta por el tratamiento dado al fundador de WikiLeaks, Julian Asange. En noviembre los repitió, en respuesta a los bombardeos de Israel a Gaza. Y más recientemente llenó de mensajes el sitio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) por el suicidio del activista de la web Aaron Swartz.

La DDoS está considerada como una violación de los códigos éticos internacionales del uso de internet y en algunos países constituye delito. En Estados Unidos varias personas - entre ellas supuestos miembros de Anonymous - han sido arrestadas con relación a varios ataques, que las autoridades tratan como "cibercrímenes".

Sin firmas pero con debate

"Con el avance de la tecnología de internet, hay nuevos terrenos de protesta", señala la petición que Anonymous efectuó empleando, para variar, canales más bien regulares: los hackivistas le escribieron al sitio de internet que abrió la Casa Blanca para canalizar propuestas de los ciudadanos, conocido como "We the People" (Nosotros, el pueblo).

"DDos ya no es una forma de hacking (...) En vez de tener a un grupo de personas paradas frente a un edificio para ocupar el área, estas personas usan sus computadoras para ocupar un sitio web para entorpecer (o bloquear) el servicio de este sitio en particular por un tiempo determinado", añaden los autores.

En la práctica, parece que no son muchos quienes los apoyan en esta iniciativa. Hasta finales de semana, sólo unas 5.000 personas habían suscrito la petición de Anonymous en We the People. Otras 20.000 firmas son necesarias para que el grupo reciba una respuesta oficial por parte de la Casa Blanca.

Con todo, las opiniones sobre la petición en sitios especializados y blogs están divididas. "Un ataque DDoS no es un acto de libertad de expresión. Es un ataque deliberado que busca causar daño", opinó un lector en el sitio gizmodo.com.

"Bajo ciertas circunstancias, tiene sentido considerarlo una forma legítima de protesta", contrapuso otro usuario. "Hay que tener en cuenta que el paradigma de negocios ha cambiado. Antes se manejaban en persona y se necesitaba una forma de protesta también presencial. Ahora hay un uso amplio de internet, en el que empresas y gobiernos pueden evitar a los manifestantes y controlar la información que la gente recibe. Aquí el público ha quedado privado de sus derechos por el control corporativo de internet y una multitud de leyes anula la posibilidad del activismo online", añadió.

Una toma o una "tiradera de piedras"

Sin embargo, el pronóstico sobre la respuesta que recibirá esta petición es negativo. "Es extremadamente improbablemente que ningún gobierno lo vea alguna vez como algo legal. Los DDoS causan un enorme problema a infraestructura vital. ¿Por qué tendría que animarse a la gente a protestar de esta manera?", señaló el especialista en tecnología de la BBC, Rory Cellan-Jones.

"Yo no veo que esto pueda prosperar. En la vida real tú puedes tener como método de protesta una manifestación pacífica, sentarte en medio de una calle, pero el DDoS es como tirar piedras", le dijo a BBC Mundo el especialista en seguridad informática Jaime Blasco.

Blasco recordó, además, que el DDoS no es una herramienta exclusiva de quienes quieren protestar contra algo o alguien, sino que también es utilizado, por ejemplo, por "mafias que se dedican a robar credenciales bancarias y usan la técnica para chantajear a pequeñas empresas, a las que amenazan de lanzar un ataque a menos que paguen una suma de dinero".

Por último, los dos expertos coincidieron en un tercer punto, también expresado por el columnista de Techdirt.com, Mike Masnick: "cuando tienes que ir al gobierno para pedirle que diga que tu protesta está bien, probablemente ya has perdido la batalla".

"El gobierno nunca dirá que todos los ataques DDoS están protegidos como forma de protesta, porque tampoco lo dice acerca de ninguna otra forma de protesta tradicional, aunque esté reconocida", expresó Glen Tickle en Geek-o-System.com.

Es decir, la protesta, aunque aceptada como un derecho legítimo, es una acción que se mueve a los lados de un delgado filo que separa, y a veces hace excluyentes, los derechos de unos y de otros. Como pone en evidencia la protesta DDoS, en internet ese límite no es diferente: si acaso más difuso.