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Comisionista se reinventa con inversión venezolana

Tras una inyección de $24.000 millones, la tradicional Asesorías e Inversiones pasa a llamarse Valoralta y cambia el foco de su negocio hacia las pymes, hoy desatendidas por sus colegas.

10 de mayo de 2015

Luego de haber tocado fondo en 2013, ubicándose como la comisionista de bolsa con más pérdidas, en 2014 Asesorías e Inversiones empezó su recuperación de la mano de un nuevo socio de origen venezolano, que actualmente tiene 92% de la empresa.

Esta firma, que fue fundada en 1929 y que pertenecía a la familia Isaza Camacho (ellos se quedaron con el 8% restante), pasó de perder $4.500 millones en 2013 a $1.500 millones en 2014 y la meta de 2015 es llegar a punto de equilibrio. Para logarlo, iniciaron un completo proceso de reingeniería, que implica una inyección de recursos frescos ($24.000 millones), un cambio de nombre y un nuevo foco de negocio.

Ahora se llama Valoralta, que es la marca de la comisionista de bolsa que tenían los nuevos dueños en Venezuela. Dicha firma cerró y debido a la coyuntura económica del vecino país, la inversión llegó a Colombia desde Panamá.

El nicho de negocio al que se quieren ampliar es al de las pymes, que tradicionalmente han sido atendidas por las comisionistas solo para factoring.

Andrés Pabón, presidente de Valoralta, explica que quieren llegar a este grupo de empresarios a través de una fondo de inversión colectiva que les permita el manejo de su liquidez (el fondo se llama Midas Money Market). También van a ofrecerles el servicio banca de inversión, bien sea para reestructuración de deuda o para búsqueda de capital para temas como expansión. Esto implica además que ampliarán su operación fuera de Bogotá, en donde han estado concentrados por 86 años, abriendo oficinas en Medellín. Adicionalmente planean un fondo inmobiliario para las pymes.

Frente a la consolidación del mercado de las comisionistas, en donde se están imponiendo las bancarizadas y las independientes se están uniendo, como el reciente caso de la fusión de Ultrabursátiles y Serfinco, Pabón considera que es positivo para el negocio, pues quedan las empresas que tienen mejor capacidad para competir y en el caso de las independientes, pueden sobresalir frente a las bancarizadas, gracias a que son más pequeñas y menos burocráticas y pueden dar soluciones más ágiles a sus clientes.

“En este negocio pesa mucho el respaldo y la tradición y nosotros, aunque hemos pasado por momentos difíciles, llevamos más de 80 años sin quedarle mal a ningún cliente”, reitera.