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Las tarjetas diferenciadas para cada troncal han causado un caos en portales como Eldorado. | Foto: Semana

Bogotá

Más cerca de un sistema desintegrado de transporte

El Distrito de Bogotá tomaría medidas si las empresas que proveen las tarjetas a Transmilenio no se ponen de acuerdo para unificarlas.

15 de enero de 2013

Tras la evidente incompatibilidad de las tarjetas que permiten el ingreso de los usuarios al sistema de transporte articulado en la Fase III y que hasta el momento tienen fragmentadas esas troncales (Avenida El Dorado y Carrera Décima) del resto, el Distrito tomaría medidas unilaterales si las empresas contratistas no unifican la tecnología.

Sin embargo, el gerente de tecnología y proyectos de Angelcom, Jair Ortiz, dice que las tarjetas dispuestas por Recaudo Bogotá para la nueva fase son incompatibles con la tecnología que Transmilenio decidió usar hace una década, lo que insinúa irregularidades a la hora de adjudicar el contrato.

Ortiz asegura que hay normas y leyes que establecen que los nuevos proveedores de las tarjetas deben acogerse a la tecnología vigente para no causar traumatismo en el flujo de pasajeros del sistema de transporte.

Además, argumenta que en las condiciones o requerimientos para las empresas que querían concursar por el contrato, que tenía como objetivo implementar la tecnología de recaudo de pasajes, se establecía que las tarjetas debían ser compatibles con las ya existentes en el mercado.

A pesar de esto, el directivo de Angelcom dice que Recaudo Bogotá no tuvo en cuenta dichas condiciones, introduciendo tarjetas que no son compatibles con las anteriores y que, fuera de eso, son obsoletas y vulnerables.

Inclusive, Ortiz dice que el mismo fabricante de la tarjeta señala que es obsoleta, se trata de una tecnología que era común hace más de una década y que, además, fue una tecnología vulnerada, insegura, lo que podría afectar el proceso de recaudo de los pasajes.

El Distrito ha amenazado con tomar medidas unilaterales sino hay un acuerdo entre las empresas Recaudo Bogotá y Angelcom, exponiendo entre las decisiones la posibilidad de que sea terminado el contrato de Angelcom, a lo que Ortiz dice que la empresa será respetuosa de cualquier decisión.

En ese hipotético caso, Bogotá corre el riesgo de unificar las tarjetas a una tecnología obsoleta que, además, requeriría de una millonaria inversión debido a que las tarjetas de la Fase I y Fase II se aproximan a 11 millones de unidades que tendrían que ser reemplazadas.