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Constructora Bolívar se preparó para garantizar la seguridad de cerca de 8.000 personas que trabajan en sus obras. | Foto: Guillermo Torres

SECTORES

El sector de la construcción es optimista frente a su recuperación

El sector fue de los pocos que pudo reactivarse desde el pasado 27 de abril. Sin embargo, la apertura por sí sola no es suficiente. Los constructores afirman que las medidas de estímulo a la demanda son necesarias para su recuperación.

24 de junio de 2020

El sector de la construcción representa 6,4% de PIB nacional y, además, tiene un efecto multiplicador a través de las compras intermedias a 36 sectores productivos. “Esto significa que es una de las principales actividades productivas del país y tiene la capacidad de reactivar la economía en la actual coyuntura”, resalta Sandra Forero, presidenta de Camacol.

Según el sistema de información Coordenada Urbana, de Camacol, Colombia tiene 2.600 proyectos de construcción de edificaciones. De estos, el 91% (2.379 proyectos) ya retomó actividades, lo que ha garantizado el empleo para cerca de 600.000 trabajadores.

Con tan solo un poco más de un mes de cerrado, debido al aislamiento preventivo que decretó el Gobierno nacional el 25 de marzo, la actividad resultó muy golpeada en materia comercial. Así lo demuestran las cifras de ventas de vivienda nueva al mes de abril, con una caída del 68%, de acuerdo con Coordenada Urbana. “Estimamos que la reducción de las ventas entre marzo y mayo pudo haber sido de 35.000 unidades menos frente a lo previsto en ese periodo”, indica Forero.

Pese a ese balance, empresas reconocidas del sector dan señales de optimismo. De acuerdo con Roberto Moreno, presidente de Amarilo, la compañía reanudó sus obras cumpliendo con los requisitos y protocolos de bioseguridad para mitigar el impacto en sus programaciones.

“Hemos sido capaces de mantener nuestra operación administrativa con disrupciones mínimas. Implementamos un sistema de realidad virtual que permite recorrer los diferentes proyectos, activamos recursos digitales como la venta remota y un asesor de manera telefónica y virtual. Gracias a esto logramos vender más de 240 viviendas durante esta coyuntura”, cuenta Moreno.

Por su parte, Carlos Arango, presidente Constructora Bolívar, con cerca de 8.000 trabajadores en obras, destaca que a pesar del deterioro de las condiciones generales de la economía, la mayoría de su clientes han manifestado interés en conservar vigente su negocio con la constructora.

La organización mantuvo los lanzamientos de proyectos nuevos y, según Arango, la respuesta del mercado a estos y a los que ya se estaban comercializando ha sido favorable. “Esto nos ha permitido sostener niveles de ventas de meses sin pandemia y mantenernos como los mayores vendedores de vivienda durante el mes de abril y como uno de los primeros en mayo”, anota.

Este panorama alentador que describen Amarilo y Constructora Bolívar es muy distinto en compañías de menor tamaño. Una empresa mediana del sector, que prefiere reservar su nombre, contó que debió hacer un recorte de 11 personas, bajar salarios altos y reducir casi a la mitad el área de oficinas donde funciona. 

Con los ahorros y la liquidez de años anteriores han logrado mantenerse a flote y sostener la nómina de la oficina y de las obras. “Todo el mundo cree que con abrir el sector de construcción estamos salvados. El problema es que ya no está claro si la gente que iba a comprarnos puede acceder al crédito hipotecario, porque ha perdido los trabajos o le han reducido el salario”, describe una de las gerentes y enfatiza: “Definitivamente tiene que haber una ayuda a los compradores”.

La presidenta de Camacol asegura que el gremio ha propuesto garantizar la suficiencia de subsidios para los programas de Vivienda de Interés Social, crear un instrumento para incentivar la compra de vivienda nueva del segmento medio y fortalecer el acceso al crédito hipotecario o leasing habitacional, mediante garantías crediticias del Fondo Nacional de Garantías. “Estas son las bases para reactivar la demanda de vivienda y lograr que los colombianos encuentren todas las oportunidades de la inversión inmobiliaria”, concluye Forero.

Infraestructura, el reto

El cimbronazo de la pandemia también tocó a las obras civiles. Mario Huertas Cotes, presidente de MHC Ingeniería, firma que tiene a cargo tres proyectos de concesión 4G, dos de los cuales están finalizando su etapa de construcción y uno de ellos (Pacífico 3) en esta fase. De este debieron suspender las actividades de obra. “En consecuencia, tuvimos que movilizar todos los equipos y el personal que teníamos dispuesto para las actividades”, añade.

Además, los nuevos proyectos en Bogotá y Soacha para la construcción de TransMilenio por la Avenida 68, Caracas Sur y extensión a Soacha, que se le adjudicaron a la empresa a finales de 2019 y comienzos de 2020, quedaron con “un atraso importante en el inicio efectivo de los proyectos”, según Huertas.

Aunque las actividades se han reactivado paulatinamente, el presidente de la compañía recalca que han requerido un esfuerzo financiero fuerte, debido a que se mantuvo el costo de propiedad de los equipos, maquinaria y personal.

MHC Ingeniería implementó medidas para la reducción de costos operativos, administrativos, financieros, tributarios, y ha aplicado a los alivios y apoyos otorgados por el Gobierno nacional.

Por su parte, Cementos Argos ha visto una mejor actividad de la esperada. “La reactivación de obras de infraestructura está actualmente en un 88% y su ritmo de consumo, finalizando mayo, alcanzó el 85%. Hoy tenemos operando 44 plantas de concreto de las 58 con las que contamos en el país”, señala Juan Esteban Calle, presidente Cementos Argos.

Si antes de la pandemia el sector de infraestructura tenía la presión de consolidarse para mejorar la competitividad del país, ahora también le corresponde acelerar a fondo para impulsar el crecimiento de la economía colombiana.

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