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¿Por qué el Grupo Ardila Lülle compra el diario La República?

Aunque los medios impresos están en declive, siguen despertando interés entre los grupos económicos por la influencia que generan y las opciones publicitarias que ofrecen.

3 de agosto de 2016

Todo parece indicar que esta misma semana quedará lista la venta del periódico bogotano La República –el diario económico más antiguo del país– a la poderosa Organización Ardila Lülle, con negocios en medios –televisión y radio–, bebidas y azúcar, entre otros.

 El valor final de la transacción aún no se conoce pues aunque el diario está avaluado en US$10 millones, directivos de la Organización Ardila Lülle (OAL) han dicho que solo estarían interesados en adquirir el negocio de medios, que incluye la rotativa y las marcas editoriales –La República, Agronegocios y Asuntos Legales, entre otros–.

 Esto implica que en la transacción no entrarían los edificios que Editorial El Globo, dueño del diario, tiene en la Avenida Eldorado y en el centro de Bogotá, y que representan cerca del 40% del avalúo total de la empresa.

 Pero, más allá del interés normal que genera la compra de un medio impreso, surgen algunas preguntas sobre las verdaderas motivaciones que llevaron a la poderosa familia Ardila Lülle a comprar el periódico económico fundado en 1954 por Mariano Ospina Pérez y Julio C. Hernández.

 Algunos analistas han dicho que más que un negocio financiero, se trata de un tema estratégico y de poder. Para este poderoso grupo económico, esta es una oportunidad de consolidar una plataforma de comunicación que le permitirá convertirse en un verdadero conglomerado de medios con opciones en impresos, audiovisuales y digitales.

 Para la OAL, la compra llega en un buen momento. Aunque desde hace varias décadas participa en los negocios de televisión –Canal RCN–, radio –RCN Radio–, e internet, su incursión en el negocio de los impresos no ha sido del todo positiva pues en el pasado lo ha hecho con otros socios. Pero esta vez buscaría probar suerte por cuenta propia.

 De hecho, personas cercanas a la Organización aseguran que después de una traumática relación con el grupo Televisa de México que arrancó hace casi una década, para producir en el país las revistas Poder, Gente y Caras, esta alianza terminó en un pleito millonario que aún está por resolverse en los tribunales. Ahora la familia Ardila Lülle estaría buscando desarrollar sus negocios en medios impresos que proyecten credibilidad de manera independiente. Y la compra del diario económico cumpliría con estas expectativas.

 Pero, ¿por qué un medio impreso? Para nadie es un secreto que el negocio de los medios escritos va en declive, muchos periódicos se han vendido y en algunos grupos de la población, la información escrita ha sido desplazado en cobertura por los medios digitales.

 Las cifras divulgadas por Asomedios y Andiarios, muestran que en 2015 la inversión publicitaria en periódicos cayó 8,3% y las de revistas 7,8%. De hecho, la cifra total de inversión publicitaria en medios –incluidos televisión regional, nacional, radio, revistas y periódicos– también tuvo un bajón: pasó de $2,5 billones en 2014 a $2,4 billones en 2015.

 Aunque la televisión sigue siendo el medio con mayor participación en la torta publicitaria –el año pasado sus ventas alcanzaron $1,1 billones–, también se vio afectada por una caída de 4,5%. Solo en radio el resultado fue positivo, con un aumento en las ventas de 1,6%.

 Sin embargo, en medio del apretón de la inversión publicitaria, quienes han logrado sortear mejor la situación son los medios que ofrecen muchas más opciones en sus plataformas de divulgación. Y eso estaría motivando a la Organización Ardila Lülle a ampliar su portafolio.

 A esto se suma que, si bien los medios impresos no resultan un negocio muy rentable en términos económicos, tienen dos atributos muy valiosos porque son fuente importante de influencia y permiten crear una oferta integral perdurable para quienes buscan publicitar sus productos o servicios con mensajes más allá de la inmediatez que dan la radio, la televisión, las vallas o el internet.

 De hecho, otros dos poderosos grupos económicos en el país, Santo Domingo y la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo, son propietarios de algunos de los periódicos más influyentes, que suman a una gama de medios audiovisuales.

 Es el caso del Grupo Santo Domingo, que en 1997 se perfeccionó la compra de la firma Comunican S.A., –que edita el diario El Espectador, así como las revistas Cromos, Vea y Shock– y es dueño además de Caracol Televisión, de la cadena radial Blu, portales de internet e incluso, está en el negocio del cine. De acuerdo con la Superintendencia de Sociedades, Comunican vendió el año pasado $56.133 millones –con un crecimiento de 26,5%– mientras que Caracol Televisión alcanzó ingresos por $760.051 millones, para un crecimiento de 10,5%.

 Por su parte, Luis Carlos Sarmiento Angulo –el hombre más rico del país según Forbes–, compró en 2012 cerca del 55% del periódico El Tiempo, que sumó a una participación que ya tenía del 33% y lo convirtió en el accionista mayoritario. El año pasado El Tiempo vendió $519.165 millones y se convirtió en una de las plataformas multimedia más completas, pues además de medios impresos, cuenta con el canal de televisión local CityTV y el canal de noticias Eltiempo Televisión. Su interés en medios es creciente, al punto que está incluido en el grupo de los interesados en participar en la licitación para operar el Canal Uno.

 Un poco de historia

 La venta de La República comenzó hace cerca de seis meses cuando las familias Hernández Restrepo y Gómez Martínez, dueñas del diario económico, encargaron al asesor empresarial José Roberto Arango de buscar un socio.

 Luego de una relación de amistad y de negocios de varias décadas –también son dueños del diario El Colombiano, de Medellín, avaluado en US$100 millones– las diferencias en los enfoques de administración y en el manejo editorial de los medios ha generado distanciamiento entre las dos familias en los últimos tres años, lo que llevó a los accionistas a tomar la decisión de poner en venta las empresas conjuntas.

 Hasta el momento, no es claro si la transacción será una venta o si se hará algún tipo de fusión. En el caso de una venta directa, la transacción no tendrá que ser notificada ni ante la Superintendencia de Industria y Comercio –porque no es un mercado en el que se pueda registrar un caso de posición dominante o monopolio– ni ante la Superintendencia de Sociedades.

 Tampoco requiere reporte ante la Superintendencia Financiera pues aunque Editorial El Globo fue el único grupo de medios inscrito en la bolsa de valores, desde 2007, cuando los accionistas vendieron a las familias Gómez Martínez y Hernández Restrepo, decidieron deslistar la acción.

 Ante la Superintendencia de Sociedades tampoco tendrían que reportar la operación, a menos que decidieran optar por una fusión, en cuyo caso, solo tendrían que informar el proceso.

 Tampoco es claro si con la venta, la empresa que compre a La República opte por hacer una sustitución patronal o reciba una empresa saneada en materia laboral, en cuyo caso los actuales propietarios del diario económico tendrían que liquidar la sociedad.

 Si bien todo parece indicar que la familia Ardila Lülle podría quedarse con el más antiguo diario económico del país, la operación solo se concretará una vez se confirmen los últimos detalles de la transacción. De no concretarse esta negociación con el conglomerado económico, los dueños del diario iniciarían procesos similares con otros tres grupos que han expresado su interés –entre ellos un fondo de capital– pues al parecer, la decisión de vender La República no tiene reversa.