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EEB asegura que han tomado en cuenta los requerimientos necesarios para cuidar el paisaje de la zona cafetera.

Energía

EEB se defiende de las denuncias de la Contraloría

La Empresa de Energía de Bogotá (EEB) argumenta que ha cumplido con el debido proceso para adelantar su trabajo y, además, asegura que el impacto en el ambiente y el paisaje de la región es mínimo.

4 de diciembre de 2012

Tras el concepto de Paisaje Cultural Cafetero reconocido por la Unesco a la región del Triángulo del Café en junio de 2011 y validado por el Ministerio de Cultura, son varios las preocupaciones que hay desde varios sectores por el posible impacto que generarían los trabajos que adelanta la EEB en la zona.

De hecho, la Contraloría General de la República advierte sobre la posible afectación que se puede presentar al paisaje cultural cafetero por la ejecución del proyecto de construcción y operación de la subestación Armenia 230 kv y las líneas de transmisión que adelanta la Empresa de Energía de Bogotá. El regulador señala que al proyecto no se le exigió por parte de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) la presentación de un Diagnóstico Ambiental de Alternativas.

Sin embargo, el gerente del proyecto de la EEB, Mauricio Acevedo, argumenta que la Empresa presentó a la Anla el estudio de cuál era el corredor vial más conveniente y sobre ello autorizó el estudio de impacto ambiental y se le remitió al Ministerio de Cultura el diseño detallado de las torres, las alturas, las características de las subestaciones y los aspectos técnicos relevantes de cómo sería la infraestructura.

Luego de esto, Acevedo explica que se determinó que uno de los criterios de selección del corredor por el cual se extenderían las líneas de transmisión era que salieran del paisaje o minimizaran el cruce dentro de éste. Por ello, la Empresa presentó el proyecto técnico a la autoridad competente (Ministerio de Cultura), quien validó e hizo los requerimientos para ajustarse y proteger lo que ellos denominaron el Paisaje Cultural Cafetero.

El directivo expone que se trata de un proyecto que hace parte del plan de expansión de referencia del año 2009 al 2023 y tiene como objetivo atender la demanda de energía eléctrica en los departamentos de Risaralda, Quindío y Caldas.

Recuerda que "es un servicio público que está regido por la Ley de servicios públicos, no se trata de un proyecto de hidrocarburos, no se trata de explotación de recursos naturales para generar riqueza sino para mejorar la calidad de vida de los habitantes. Además es un proyecto que está amparado por la constitución".

El proyecto se origina en medio del plan de expansión del gobierno, a través del Ministerio de Minas y Energía, que tiene una unidad de planeación minero-energética, la cual es la encargada de diseñar la estrategia para atender la demanda.

El gobierno encuentra que para atender la demanda de energía en el corto plazo en estos tres departamentos, que hace muchos años no emprende proyectos para garantizar la prestación del servicio, se requiere de manera casi inmediata el actual proyecto de transmisión. Por ello, determina que la subestación donde se encuentra la demanda es la de Armenia y se debe conectar con la línea de Virginia la Hermosa que se encuentra en Santa Rosa de Cabal.

En ese contexto, la Empresa de Energía de Bogotá participó en la licitación pública y fue adjudicatario en febrero de 2012 y tiene como cronograma el proyecto de destrabar el servicio el 30 de noviembre de 2013 para garantizar la prestación del servicio de energía eléctrica en la región.

Así las cosas, la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá es la responsable de realizar el diseño, suministrar los equipos, realizar los estudios técnicos y los trámites ambientales pertinentes.

Acevedo concluye, además, qie la subestación de energía elegida por el gobierno fue construida hace 26 años en el municipio de Circasia en la vereda de Hojas Anchas. Esa subestación tiene asociadas las líneas de transmisión del sistema regional con las cuales se atiende la demanda del Quindío y parte de Risaralda. Es decir, la infraestructura eléctrica de transmisión ha existido en la zona desde hace 30 ó 40 años.