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La perspectiva de este negocio parece ir a paso lento respecto al desarrollo que se tiene en otros países de la región.

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Casinos, una apuesta lenta pero segura

Aunque el mercado de juegos de azar y apuestas en torno a los casinos se ha reducido durante los dos últimos años por la desaceleración económica, la apuesta está en alza para este segmento de aquí a 2015.

12 de junio de 2013

Y es que de acuerdo con un análisis de ‘Global Gaming Outlook’, de PriceWaterCoopers (PwC), entre 2012 y 2015, el sector de casinos en Colombia pasará de facturar US$529 millones, a US$601 millones.

“El mercado se ha reducido durante los dos últimos años en el marco del impacto de la desaceleración, pero se espera que se restaure el crecimiento económico para que mejoren las condiciones en este segmento. Es así como proyectamos un 2,7% de crecimiento anual compuesto de US$ 601 millones en 2015”, asegura la consultora en su informe.

Y es que las jugadas de los grandes formatos a nivel local se han hecho más notorias en los últimos meses. No en vano, Codere, la empresa española que maneja Casino Crown invirtió US$15 millones a finales del año pasado en su quinta sede que consta de 5.000 metros cuadrados, 215 máquinas, 15 mesas de juego, un auditorio para 140 personas, restaurante y un área de estacionamiento para 40 vehículos.

Diego Felipe Navarro, gerente de la compañía en Colombia resaltó que a pesar querer consolidar su operación en la capital, no descartan más inversiones en el país, sobretodo en las regiones, tal como los santanderes y el Eje Cafetero.
“El boom en el desarrollo de centros comerciales en el país, especialmente con proyectos en ciudades donde no era característico, nos hace ver oportunidades en zonas como la de los santanderes y el Eje Cafetero”, reafirmó.

Sin embargo no todo es gloria. Pues la perspectiva de este negocio parece ir a paso lento respecto al desarrollo que se tiene en otros países de la región, pues de las 60.000 máquinas que existen en el país, sólo 12.000 pertenecen a los casinos de gran formato, un índice mucho menor si se compara Colombia con Argentina o Chile.

Por más que se quiera, Colombia aún está lejos de otros países, como Argentina, con ganancias de US$2.632 millones al año; Chile, con US$581 millones y México, con US$624 millones.

Según David Orjuela, director de la Junta Directiva de la Federación de empresarios de casinos y bingos (Fecoljuegos), en mercados como los de los países del cono sur están mucho más abiertos a este tipo de negocios ya que se permite la entrada de un casino por provincia, lo que le asegura al Operador entrar con cierta certeza en torno a la recuperación de la inversión, mientras que en Colombia se permite un mercado más abierto.

“Los inversionistas de este tipo de formatos (grandes y medianos) se contienen debido a las regulaciones que existen en el país. Regulaciones dadas en competencia abierta y contratos de concesión de muy corto plazo, sin nombrar la ilegalidad que también perturba este segmento”, aseguró Orjuela.

La piedra en el zapato es que mientras en otros países las concesiones son por 20 años, en Colombia se otorgan entre 3 y 5 años, además aún existe un alto nivel de ilegalidad, un tema que asusta a cualquier gran empresario.

Aún así, los resultados no desalientan y los juegos de azar de gran formato parecen tener una gran perspectiva. Esto porque de acuerdo con la información recaudada de la base de datos de la Dian, los Ingresos Brutos Operacionales registrados por las empresas Operadoras de Juegos Localizados en 2010 fueron de $588 mil millones, mientras que en 2011 ascendieron a $852 mil millones; la variación de un año al otro fue del 44,86%. Y de acuerdo con Orjuela para el 2012 se prevé un crecimiento mínimo del 10%.

Esto, sumado al anuncio del Gobierno el año pasado, en cabeza del Ministro de Hacienda, de tener interés que esta categoría crezca $400.000 millones que le genera al estado $2 billones en un ínterin y el crecimiento de los usuarios de este tipo de entretenimiento que es cada vez más creciente catalogan el negocio de los casinos como una apuesta lenta, pero segura.