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EMPRENDIMIENTO

Las startups colombianas necesitan más recursos

La disponibilidad de mecanismos de financiación es uno de los factores que determina el éxito o el fracaso de una startup. Colombia aún tiene una tarea pendiente que no puede seguir aplazando.

12 de julio de 2017

En Colombia, un país de más de 48 millones de habitantes en el cual cerca de 28% de la población está en situación de pobreza (2016), existe un enorme desafío en materia de acceso a fuentes de financiación.

En la más reciente edición del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), Colombia quedó mal parada en este segmento específico.

La falta de créditos bancarios con tasas preferentes para empresarios, así como la desarticulación de los programas de fomento al emprendimiento, el exceso de burocracia y la carga impositiva, mantienen anclado al país.

En el segmento que analiza las condiciones de financiación empresarial, los expertos de GEM calificaron a Colombia con una puntuación de 2,2 en una escala de 5, con lo cual se ubicó un tanto por encima del promedio latinoamericano (2,1).

Fue el área de la financiación en la cual Colombia obtuvo los peores resultados en las categorías analizadas, entre ellas, educación empresarial (2,5), programas de Gobierno (2,8), apertura de mercado interno (2,6) o acceso a la infraestructura física (3,6).

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Uno de los aspectos más preocupantes es que en los últimos cinco años la calificación del país se ha estancado en esta área pues no ha mostrado avances significativos en temas estratégicos como el crowdfunding (1,9) o las operaciones de oferta pública de venta (1,5).

Ideas innovadoras se podrían estar quedando en proyectos inconclusos por falta de acceso a capital. Por ende, decir que Colombia tiene el mayor porcentaje de empresarios intencionales en América Latina y el tercero en el mundo no es más que una anécdota.

Y es que a pesar de que en 2016, 53% de la población colombiana expresó su intención de crear empresa en los próximos tres años, solo 16% de ellos ha hecho realidad su sueño.

Al representar un alto riesgo para la banca tradicional, varias ideas no pasan de la ventanilla de atención. Por ello, quienes tienen la intención de poner en marcha un emprendimiento lo primero que hacen es acudir a sus círculos más cercanos.

Precisamente, el año pasado 8% de la población adulta entre 18 y 64 años de edad afirmó que en los últimos tres años ha invertido recursos propios en ideas de otras personas, frente a 9% que lo hizo en 2012, 7% en 2013 y 4% en 2014 y 2015.

El GEM confirmó que también existe una fuga en el camino que conduce de ‘empresario naciente a nuevo’, por ende recomienda que “los programas de acompañamiento y financiación deben revisarse“, ya que en este paso “se está perdiendo un porcentaje alto de iniciativas con potencial de crecimiento“.

El acceso a mecanismos de financiación no solo afecta a los empresarios nacientes sino también a aquellos que han logrado consolidar su negocio. En 2016, 18% de los emprendedores que vendió, cerró o abandonó su iniciativa contestó que el motivo para hacerlo fue la falta de financiación.

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Este factor está en el ‘top 3’ de las razones que motivan a los emprendedores criollos a tomar esta difícil situación, junto con los bajos niveles de rentabilidad (30%) y los motivos personales (22%), según GEM.

Lo duro es comenzar

Una publicación del Centro de Estrategia y Competitividad de la Universidad de los Andes (CEC), realizada por encargo de iNNpulsa y la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras), pone en evidencia las dificultades que tienen los emprendedores a la hora de acceder a financiación.

El libro Emprendedores en crecimiento: el reto de la financiación señala que la banca tradicional no cumple un papel fundamental en la etapa temprana de desarrollo de los negocios, que a su vez no ven a este sector como a un aliado.

Según esta publicación, “el modelo de negocio de la banca comercial tradicional no está diseñado para evaluar y gestionar proyectos emprendedores”.

El problema se resume en que una gran parte de los productos financieros no resuelve las necesidades reales de los emprendedores en la etapa inicial justamente por la lógica de riesgo bajo la cual fueron concebidos.

La solución del sector financiero frente a esta situación es conducir a los emprendedores hacia líneas de microcrédito que consideran apropiadas para su modelo, y en algunos casos, han empezado a identificar a los emprendedores como un sector crucial en la economía.

Sin embargo, la financiación familiar sigue siendo vital en los proyectos. La investigación del CEC mostró que 42% de los emprendedores les han pedido préstamos a sus familiares o amigos a lo largo del desarrollo del producto. Mientras que 69% afirma que los ha tenido como inversionistas.

Pero cuando se les pregunta a los emprendedores sobre el nivel de satisfacción en las diferentes fuentes de financiación, los préstamos de familiares y amigos tienen más baja evaluación: 2,90 (sobre 5).

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Al parecer, según lo determinaron los investigadores, aunque estos préstamos son los más asequibles en una etapa temprana del negocio, también son “costosos” para sus relaciones personales.

Pero en el ecosistema del emprendimiento colombiano también hay quienes recorren el camino como lobos solitarios en medio de un bosque de niebla e incertidumbre. Una muestra de ello es que 94% de los emprendedores ha utilizado recursos propios para el desarrollo de su empresa. Para fondearse, los emprendedores incluso han tomado la difícil decisión de “vender el carro, hipotecar la casa y sacar los ahorros”.

“Son riesgos que muchos están dispuestos a correr porque creen en su negocio. Y es razonable. Si no lo hicieran, afirma un experto, ‘nadie más les prestaría plata. Si ellos no asumen un riesgo en algo que es suyo, ¿por qué debería hacerlo yo?... Eso da desconfianza’”, puntualiza el informe.

Yohana Martínez cofundadora de Bichopolis

“Los requerimientos para acceder a líneas de crédito para emprendimiento son básicamente los mismos que le exigen a una pequeña o mediana empresa, de tal manera que es casi imposible para un emprendedor acceder. Los bancos de segundo piso generan las líneas, pero los de primer piso no dan facilidades. Para Bichopolis, a pesar de tener buenos estados financieros y buena proyección, ha sido prácticamente imposible tener líneas de crédito abiertas con bancos”.

Javier Cardona cofundador de 1doc3

“Los bancos no tienen productos para emprendedores, logramos acceder a crédito pequeño, que es lo que nuestros estados financieros pueden conseguir. En el caso nuestro fue clave arrancar en Wayra, eso significó unos recursos que en ese momento fueron US$50.000, con eso pudimos avanzar y desarrollar la primera versión del producto”.

Esperanza Buitrago cofundadora de Magoma

“Colombia le está metiendo la ficha para llegar a ser uno de los bancos de alimentos más grandes del mundo, pero el acceso a capital se ve estancado fácilmente. Aún no hay la cultura de la inversión de riesgo real, los inversionistas son muy tradicionales, por esto entregan montos bajos (menos de US$250.000). Y, finalmente, la financiación bancaria, es un tema por donde hay mucho que escoger: Bancoldex sería el único banco que podría hacer esta labor de una forma seria y sin que nos mate desde el principio con tasas de interés excesivas, pero es un banco de segunda planta”.

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