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ANÁLISIS

La rentabilidad e impacto de la inversión en investigación e innovación

Su rentabilidad e impacto no se reducen únicamente al ámbito empresarial, inciden en el desarrollo en sentido amplio, generando beneficios reales aunque difíciles de cuantificar como la creatividad y el afianzamiento de la democracia (Nussbaum, 2015).

Iván Montenegro
22 de marzo de 2016

De otra parte, iniciando el tema de este artículo, existe suficiente evidencia empírica sobre los retornos de la inversión en investigación y desarrollo, I&D, lo cual contribuye a justificar los ejercicios de planeación y evaluación de largo plazo, y a realizar inversiones pública y privada para apoyar la competitividad y el desarrollo en general. A este respecto cabe anotar que un estudio sobre el cálculo de la rentabilidad social de la inversión en I&D en América Latina (Maloney, Rodriguez-Clare, 2007), para el caso de Colombia encontró que es del 25%, en Perú del 51%, y el promedio de América Latina está en 33%.

Para Colombia en particular (Innovos Group, CIDEI, 2015) la evaluación de la tasa interna de rentabilidad social de proyectos de investigación e innovación ejecutados entre 2006 y 2013, se calculó en 42%, mayor que la tasa social de descuento del 12%, -se adoptó el método de precios hedónicos; los beneficios se calcularon sobre la producción de productos académicos y de desarrollo tecnológico e innovación; y los costos incluyeron: inversión, y el funcionamiento.

En cuanto al aporte de la innovación a la productividad y para el caso de Estados Unidos, la  evidencia muestra que la inversión en I&D  —un indicador del esfuerzo de innovación de un país— explica alrededor del 40% del aumento de la productividad observado desde la Segunda Guerra Mundial (Reikard, 2011).

En Colombia (BID, 2011) una evaluación de impacto del Programa de cofinanciación liderado por Colciencias –proyectos colaborativos entre universidad y empresas industriales beneficiarias entre 1995 y 2007-, concluye que las empresas aumentaron su productividad laboral en 15%, incrementaron la productividad total de factores, TPF, en 5%, y que estos efectos crecen con el tiempo.

Fedesarrollo en 2009 realiza un estudio que concluye: la innovación en la gestión y en el marketing aumenta la productividad y las ventas de las empresas. Los incentivos tributarios para ciencia e innovación (BID, 2013) generan impactos positivos en la PTF entre 4%-16% creciente en el tiempo, y en algunos años el impacto es mayor al 20%; y tienen un impacto promedio en la productividad laboral en un rango entre el 5,8% y 10.9%. La innovación en el sector de servicios (BID, 2013) logra impactos significativos en la productividad laboral con incrementos promedio del 24,2%.

Finalmente, el análisis de la dinámica entre inversión pública y privada en I&D con una perspectiva histórica a lo largo del periodo 1963 a 2015 con base en la información de la Ocde para 12 países, más Colombia, permite concluir que los países que lograron que la inversión privada en I&D sea mayoritaria, lo hacen luego que la inversión pública ha sido preponderante durante al menos 30 años y cuando, al mismo tiempo, la participación público privada de la I&D es al menos equivalente al 1% del PIB total, no antes. Por todo lo anterior, se considera que en Colombia lograr la meta del 1% del PIB en actividades científicas, tecnológicas y de innovación, ACTI –que incluyen la I&D-, con el 50% de inversión privada es un reto insuficiente para lograr un despegue definitivo de la inversión privada en I&D, ya que este umbral requiere mayor tiempo y monto de inversión pública en I&D.

Según Munévar (Razón Pública, 2016), para la construcción de las vías 4G hasta el año 2020,  el gobierno y el congreso han comprometido, hasta abril del año pasado, vigencias presupuestales futuras hasta el año 2044, bajo el sistema APP, la suma de 62,6 billones de pesos, lo que compromete a 7 presidencias; en tanto que el aporte público para ACTI hasta 2018, es apenas de 4,3 billones de pesos, es decir un pírrico 6,9% con relación al de vías (DNP, 2015).

Se justifica, en consecuencia, la obtención y aplicación inmediata a I&D de recursos públicos provenientes de otras fuentes con el fin de inducir una demanda empresarial creciente por innovación y su decisión de invertir de manera creciente y sostenida en ella, dada la demostrada rentabilidad de la inversión en I&D y sus positivos impactos. Las oportunidades frente a la crisis del sector productivo no dan espera.

Iván Montenegro

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