“La industrialización en otros planetas es posible y será necesaria”: Científico de la Nasa

“Tenemos (la Nasa) varias misiones que van a llevarnos a encontrar lugares en los cuales la vida pueda ser hospitalaria fuera de nuestro sistema solar”, dijo el astrofísico chileno en una entrevista concedida a Dinero en el marco de una visista a la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.

El experto, quien trabaja desde las oficinas centrales de la Nasa en Washington (EE.UU), dijo que antes de cumplir con este sueño habrá que resolver varios aspectos técnicos en los cuales la ciencia está concentrada en la actualidad.

A lo largo de la historia una de las principales obsesiones de los seres humanos además de conocer su origen es conquistar Marte, el planeta rojo que se ha vuelto popular en comics, películas y el entorno geek.

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Y a pesar de que varios robots ya han logrado acercarse a otros planetas de nuestro sistema solar, desde el 7 de diciembre de 1972 con la misión Apolo 17 el hombre no ha podido regresar ni siquiera a la luna.

Sin embargo, con los avances tecnológicos y un millonario presupuesto, la Nasa se ha propuesto lo impensado: llevar una misión tripulada en el año 2030 a Marte.

“Estamos en la búsqueda de vida en otros sistemas solares o exoplanetas”, aseguró el astrofísico Mario Pérez, quien se muestra optimista con respecto a los descubrimientos que se podrían hacer.

“Hay varias misiones dentro de nuestro portafolio que van a ayudar a acercarse a entender la evolución estelar, la evolución planetaria, se va a poder descubrir vida. Una de las preguntas más antiguas que el ser humano ha tenido es si estamos solos, Nasa quiere descubrirlo”, insistió.

Cuestionado sobre los principales desafíos que habrá que superar, el chileno dijo que uno de los primeros debe ser el riesgo biológico al cual se exponen los astronautas en un viaje a Marte.

Ir al planeta rojo no se compara con ir a la luna.

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Pérez explicó que la luna está a un segundo de la velocidad de la luz de la tierra, mientras que Marte está a 12,5 minutos. Es decir, que la distancia entre la Tierra y el planeta rojo es 750 veces mayor que la que hay con la Luna.

Con la tecnología actual el viaje para llegar a Marte podría tardar de cuatro a seis meses de ida y el mismo tiempo de vuelta. Durante ese recorrido habría que garantizar su protección pues la exposición a la radicación sería muy alta.

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“Para ello tendríamos que blindar de alguna forma las cápsulas espaciales que vuelan allá (…) no es fácil porque el blindaje normalmente se hace de hierro y otros materiales como plomo, pero este material es muy pesado. Hay que usar otros materiales, esa es la prioridad número uno”, añadió Pérez.

Otro de los retos a resolver es el procesamiento de agua, la alimentación de los astronautas durante ese prolongado viaje y la reutilización tanto de sus desechos personales como de los biológicos.

Desde el aspecto técnico de la nave también se podrían realizar distintos avances con el objetivo de reducir el tiempo de viaje. Por ejemplo, con el uso de propulsión eléctrica y química que es mucho más poderosa que la actual.

Así mismo el tema del motor es esencial, ya que Mario Pérez sostiene que estos deben alcanzar la velocidad suficiente y no deben consumir tanto combustible ya que el almacenamiento es muy difícil en esas condiciones.

"(Este costo) siempre es justificable en una misión espacial, de ser caro es caro, son varios miles de millones de dólares. Pero diría que existe la voluntad de poder hacer esta inversión, los beneficios de una inversión de esta clase son múltiples, muchos ni siquiera se pueden medir”, dijo el investigador de la Nasa.

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En búsqueda de un nuevo hogar

El astrofísico Mario Pérez asegura que en el marco de la colonización de otros planetas, la industrialización no solo será posible sino también necesaria para la raza humana.

Este proceso de industrialización se dará en la medida en la que el ser humano identifique la manera en la cual se puedan extraer materias primas bien sea de la luna o de Marte que no tengamos en nuestro planeta o que sean más fáciles de explotar allá.

Preservar la vida de los seres humanos que ejecuten esas difíciles tareas será uno de los principales retos, razón por la cual Mario Pérez asegura que habrá que construir ‘bases espaciales’ para operar localmente.

Básicamente se trata de un tema operativo, ya que debido al gran peso de estas materias primas sería muy complicado transportarlas hacia la tierra.

En este punto el experto puso el ejemplo de las grandes ciudades, en donde la producción de materiales como el ladrillo o cemento se realiza localmente para evitar estos dolores de cabeza operativos. 

 En Marte, por ejemplo, habría que resolver varios obstáculos para poder dar inicio a este  proceso industrial.

Por un lado, hay que tener centros especializados para la producción de oxigeno ya que el planeta rojo no tiene. Del otro, hay que iniciar excavaciones profundas para encontrar agua y posteriormente purificarla.

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Dichos esfuerzos sin duda van a valer la pena ya que por medio de estos procesos el ser humano podría encontrar materiales como el Elio 3, el cual abunda en la luna y en la Tierra es muy preciado pues se utiliza en reacciones nucleares y como neutralizador de neutrones.

En Marte también hay un sinnúmero de materias primeras de gran valor, sin embargo, el director del programa de Orígenes Cósmicos de la Nasa dijo que el tesoro solo llegará a develarse cuando “llegue el momento” y se avance en la exploración.

Por ahora, afirma que este proceso tendrá que realizarse con un planeamiento económicamente razonable, pues “si es más barato acá (extraer materias primas valiosas y difíciles de encontrar), lo hacemos en la Tierra.

Uno de los mejores capítulos de la industria aeroespacial está a punto de escribirse y como ocurrió en la segunda mitad del siglo pasado este desarrollo cambiará la vida de los seres humanos.

La carrera espacial avanza a paso lento pero seguro. El primer exoplaneta fue identificado por los científicos en 1995 y hoy ya han sido visualizados más de 5.000, de los cuales 50 están en la llamada zona habitable, es decir, en donde la temperatura es la ideal y hay agua en las tres fases químicas.

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