Muchos famosos tienen mansiones frente al océano en Malibú. | Foto: BBC Mundo

Economía

Malibú: la batalla por las playas de los multimillonarios

En esta parte de la costa californiana, famosa por sus mansiones frente al mar, se libra una dura batalla entre las celebridades que buscan proteger su intimidad y los bañistas que quieren disfrutar de las playas.

Alianza BBC
10 de agosto de 2013


La costa de Malibú, en el oeste del condado de Los Ángeles, California, es conocida desde hace décadas entre turistas y surfistas por su clima cálido y sus playas de arena blanca, además de por ser el lugar elegido para vivir por muchas estrellas de Hollywood.

Steven Spielberg, Tom Hanks, Jennifer Aniston, Brad Pitt o Leonardo Di Caprio son algunos de los famosos que tienen mansiones frente al océano en este paraje, inmortalizado en numerosas películas y series de televisión.

Pero pese a la imagen de postal que proyecta Malibú, desde hace años en esta zona se viene librando una dura batalla entre las celebridades que buscan proteger su intimidad y las autoridades que quieren garantizar el acceso de los bañistas a las playas.

Tres cuartas partes de los más de 40 kilómetros que abarca la costa de Malibú están ocupados por construcciones privadas.

Según la legislación californiana que data de los años '70, la tierra que se extiende entre la línea marcada por la marea alta y el mar es de dominio público. Pero esta normativa entra en conflicto con las mansiones que se levantan frente al mar y que, en muchos casos, impiden llegar al agua.

Para asegurarse de que la gente puede disfrutar de las playas, las autoridades obligan a los propietarios de las casas a permitir la apertura de accesos a través de sus terrenos.

El problema es que para lograr que se abran nuevos accesos, las administraciones deben batallar durante años frente a los tribunales contra los dueños de las mansiones.

Además, muchos propietarios utilizan todo tipo de argucias para evitar que los bañistas utilicen esas entradas, como colocar carteles de 'prohibido el paso' o construir puertas falsas.

Una guía en el teléfono

Ahora, los que quieran disfrutar de las playas de Malibú tienen a su disposición una nueva arma: una aplicación para teléfonos inteligentes.

La app -que ha sido desarrollada por la activista y escritora Jenny Price en colaboración con la compañía Escape- cuenta con mapas detallados en los que aparecen todos los accesos a esta parte de la costa californiana y describe, casa por casa, los límites entre la propiedad pública y la privada.

"Malibú siempre ha sido una zona caliente, ya que desde hace años los propietarios se han esforzado en evitar que la gente disfrute del mar", asegura Price, quien accedió a encontrarse con BBC Mundo en la playa de Carbon, conocida con el sobrenombre de ‘la playa de los multimillonarios’ y que en esta mañana del mes de julio aparece totalmente desierta.
 
"El principal problema es que no hay suficientes accesos. Por ley debería haber unos 100 en toda la costa y en la actualidad hay tan sólo 17", explica Price.

"Otro problema es que los accesos son muy difíciles de encontrar. Muchos están bloqueados o los propietarios ponen señales falsas en las puertas para hacer creer que son entradas privadas".

"Llegan al extremo de construir puertas de garaje falsas para que los visitantes no aparquen delante de sus propiedades. Dificultando el aparcamiento, también dificultan que la gente utilice los accesos a las playas", explica Price.

Según la activista, con su app no sólo quieren que la gente disfrute de un espacio que es público, sino que también quieren ayudar a que los visitantes "no entren dentro de las propiedades privadas".

Price asegura que muchas veces los guardas de seguridad que custodian las mansiones no saben cuál es el límite entre el espacio público y el privado e intimidan a los bañistas.

Tarea complicada

La encargada de que se cumpla la ley en las playas de Malibú es la Comisión Costera de California. El problema es que este organismo no tiene potestad para imponer directamente sanciones a los propietarios de las casas, a los que debe llevar a juicio para obligarles a que abran nuevos accesos, en procesos que pueden prolongarse hasta una década.

"Los juicios llevan mucho tiempo y nos toca gastar muchos fondos en defender los derechos del público", asegura
Linda Locklin, responsable del programa de acceso a la costa de la Comisión Costera.

"Nos enfrentamos a gente que tiene todo el dinero del mundo y eso retrasa las cosas. En cualquier caso, cada acceso que logramos abrir supone una mejora", señaló Locklin en conversación con BBC Mundo.

Según Locklin, "la última vez que se abrió una nueva entrada fue en 2005 y la anterior se abrió en 1999, lo que da una idea de la dificultad de la tarea".

Para justificar su negativa a que se abran nuevos accesos, muchos propietarios alegan que las playas no están preparadas para recibir visitantes, ya que carecen de socorristas y de baños y duchas públicas.

Otros vecinos, especialmente los que trabajan en la industria del entretenimiento, aseguran que ven su intimidad violada por la presencia de fotógrafos y curiosos que se adentran en sus propiedades.

Dos visiones

Los vecinos de Malibú que accedieron a dar su opinión a BBC Mundo sobre este conflicto se mostraron conciliadores.
"Obviamente nos gusta la exclusividad y la privacidad. Además, técnicamente se trata de playas privadas", aseguró Ryan, un joven que se mudó recientemente a la zona.
 
"No hemos tenido problemas y, mientras no entren en las casas, no nos molesta que la gente pasee por las playas".

Antonia, una mujer italiana que desde hace años pasa los veranos con su familia en una casa alquilada frente al mar (al módico precio de US$80.000 al mes, según reveló) aseguró no ser partidaria de que se abran nuevos accesos, ya que "ya hay suficientes".

"Los residentes de Malibú son las personas más amables de California y no tienen ningún problema con que la gente use las playas", aseguró.

"Obviamente no me gustaría que alguien encendiera una barbacoa enfrente de mi casa, pero por lo demás todo está bien".

Bernie, una mujer que visita de vez en cuando Malibú para pasear sus perros, no ve las cosas de manera tan positiva.

"Cada vez vengo menos por las dificultades que ponen los vecinos. Son unas playas preciosas y están vacías. Incluso los dueños de las casas no las disfrutan", señala.

Paseando por Malibú con la aplicación desarrollada por Jenny Price en la mano, es fácil darse cuenta de las estrategias -en muchos casos ilícitas- que los propietarios de la zona utilizan para espantar a los visitantes: conos naranjas en la calzada que impiden aparcar, casas con seis entradas de garaje o puertas de acceso al mar con múltiples carteles de advertencia que indican que se trata de una propiedad privada.

Pese a ello, Price se muestra optimista y cree que, aunque sea un proceso lento y costoso, están logrando su objetivo de abrir las playas al público.

"El hecho de en estas playas vivan algunas de las personas más poderosas del planeta y que hayan perdido las batallas en los tribunales demuestra que las autoridades no se han amedrentado".

"Queremos que la gente venga a Malibú y lo pase bien. La app es una herramienta para que todo el mundo se dé cuenta de que las playas son públicas. Y cuanto más gente lo sepa, más rápida irá la apertura de nuevos accesos ", concluye.