Juan Manuel Santos, presidente de Colombia.

Los retos de Santos en economía

Déficit fiscal, empleo, pobreza, informalidad, infraestructura y corrupción, son los desafíos que le plantea el panorama al presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos.

20 de junio de 2010

En el primer año de gobierno se hacen usualmente las reformas más sustanciales para que mejore el ritmo de la economía. Con un Congreso favorable, la pregunta es si Juan Manuel Santos tendrá el interés suficiente para emprender las tareas que se requieren.

 

Déficit fiscal
El primer desafío de Juan Manuel Santos será el de construir una buena salud para las finanzas del país. El balance está amenazado por la carga que le están imponiendo los jueces con sus decisiones sobre salud y desplazados, por lo que viene en términos los requerimientos de recursos para el sector justicia, por las contingencias que hay en las cortes por fallos contra la Nación y por el desangre que le representan la corrupción y la ineficiencia.

Se han conseguido avances en los recaudos y en cerrarle puertas a la evasión, pero muy poco en la racionalización del gasto en especial en educación y en defensa y nada en la simplificación de la estructura tributaria, que sigue siendo, como lo señalaba en 2003 la Misión del Ingreso, una de las más complejas del planeta. Ahora es menos eficiente por efecto de las exenciones y los acuerdos tributarios individuales.

Si Santos quiere que Colombia tenga un crecimiento sostenible y por supuesto, grado de inversión, tendrá que encarar este desafío con seriedad.

https://www.dinero.com/edicion-impresa/editorial/regla-fiscal-derechos-constitucionales_72859.aspx

También se requiere hacer ahorros, en especial si viene un auge en las exportaciones mineras y petroleras. Colombia no es hoy un país petrolero, ni tampoco un país minero, en el sentido de que sus volúmenes de producción son muy inferiores a los de países que sí son grandes productores. Es un país con petróleo y con un gran potencial minero. Esto obliga, necesariamente, a pensar en dos temas.

El primero es de orden macroeconómico y se refiere a cómo manejar el flujo de recursos externos que -vía inversión y exportaciones- le van a entrar al país por cuenta de los sectores petrolero y minero. La Regla Fiscal que propondrá el gobierno para administrarlo es fundamental.

El segundo es de gestión pública y se refiere a cómo dar un manejo adecuado a las regalías, para que verdaderamente aporten al desarrollo del país y no se queden en los bolsillos de unos pocos.

Empleo
Algo anda muy mal en la gestión del empleo en Colombia. Se ha convertido en un problema estructural de la economía, cuyas causas van más allá de la coyuntura recesiva de 2009. Colombia ha tenido desde 2000 la tasa de desempleo más alta de América Latina, solo superada en 2002 por Argentina y en 2003 por Argentina y Venezuela. Sin lugar a dudas, nuestro país es el campeón de la desocupación en la región.

Con una tasa de desocupación de 12,2%, Colombia se mantiene con el segundo lugar con mayor desempleo en América Latina, después de República Dominicana. Para los estándares nacionales, el dato no es tremendamente elevado. De hecho es menor que las tasas de 20% de 2001 o las de casi 14% de 2009. Sin embargo, está muy lejos de las cifras que debería mostrar un país con el grado de desarrollo nacional. Brasil tiene 8,1%, Perú 8,4%, Marruecos 9,9%, India 5% o Islandia 7,6% después de su catástrofe financiera de 2008.

La campaña de Santos prometió empleo y tendrá que establecer un programa serio de crecimiento y de reducción de costos del trabajo para que pueda conseguir las cifras que ha propuesto.

https://www.dinero.com/edicion-impresa/caratula/empleo-faltan-propuestas_69845.aspx

Pobreza e informalidad
Las cifras de pobreza, indigencia y desigualdad en Colombia, publicadas por el Dane y el DNP, no pueden dejar tranquilo a nadie, aunque muestren una ligera mejoría frente al año anterior. De los 43,7 millones de habitantes que tiene el país, casi 20 millones (45,5%) viven bajo la línea de pobreza y 7,2 millones (16,4%) en la indigencia y la desigualdad; medida esta en términos de salario por el coeficiente Gini, es de 0,578. Esto no tiene justificación. Si la Constitución Política de 1991 estableció como prioridad de la política social el mejoramiento de la calidad de vida de la población y la reducción de la pobreza, ya sería hora de que viéramos resultados.

La obligación de cumplir este objetivo explica el alto crecimiento del gasto social desde 1991, el cual llega hoy al 14,4% del PIB. Con el ánimo de focalizar los programas sociales en la población más vulnerable se creó todo un conjunto de programas de apoyo, a los cuales pueden acceder las familias más pobres a través del Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales, Sisbén. Sin embargo, buena parte de ese esfuerzo es capturado por intereses particulares y se desperdicia.

Es loable, por supuesto, que un país dedique esfuerzos y recursos para combatir la pobreza. ¿Qué pasa, sin embargo, cuando después de más de quince años las cifras no mejoran y el proceso sigue estancado? En 1995, el porcentaje de colombianos bajo la línea de pobreza era de 50,9% y el porcentaje bajo la línea de indigencia, de 17%. El coeficiente Gini era 0,57. El progreso es muy leve y no guarda proporción con el gran esfuerzo fiscal que están haciendo los colombianos con el objetivo de reducir la pobreza.


https://www.dinero.com/edicion-impresa/editorial/reducir-pobreza-gran-reto-del-nuevo-gobierno_71824.aspx

La informalidad le cuesta al país en productividad. Pero es que en muchas ocasiones, como están diseñadas las cosas, la informalidad paga. Un estudio reciente de la Universidad de los Andes encontró evidencia de casos de manipulación de los puntajes del Sisbén para alrededor de 3 millones de personas, 38% de quienes deberían ser los beneficiarios reales del programa. Así mismo, un cruce de datos entre el Sistema Muisca de la Dian, la Registraduría y otras bases de datos oficiales, promovido por Esteban Piedrahita, director del DNP, encontró registradas en el sistema más de 250.000 personas que declaran renta, individuos de estratos 4, 5 y 6 y beneficiarios con patrimonios que reflejan su plena solvencia económica.

https://www.dinero.com/edicion-impresa/caratula/trampa-solucion-pobreza_71785.aspx

Infraestructura
“Desde hace mucho tiempo todos sabemos que hay que hacer”, decía el ministro de Transporte Andrés Uriel Gallego en el Congreso Nacional de Infraestructura de 2005 en Cartagena. Acto seguido, mostró el Plan Arterial con 36 proyectos y 4.800 kilómetros, que en parte quedó incumplido. Ofrecimientos incumplidos y retrasos fue la tónica de esta administración durante ocho años.

La incapacidad en ese Ministerio forzará al nuevo gobierno a acelerar el paso para conseguir que Colombia se pueda conectar con el mundo y que pueda conectar las regiones productivas entre sí.

El temor está en que el nuevo gobierno pueda sacudirse de las presiones políticas de un grupo de contratistas y concesionarios, que como lo demuestra un estudio de Fedesarrollo, virtualmente se tomaron el Ministerio y sus dependencias para facilitar operaciones en su favor.

Comercio
Frente a la desaparición de Venezuela, el desinterés del gobierno de Estados Unidos por activar un TLC y la posibilidad de que las ventas mineras y petroleras generen condiciones para una enfermedad holandesa, el énfasis de la política comercial y tiene que ver con la necesidad de ampliar la oferta exportadora hacia productos diferentes a materias primas. Por supuesto, esto se relaciona con el acceso a mercados que dan los tratados de libre comercio, pero el tema va más allá e incluye el establecimiento de condiciones adecuadas para que las empresas puedan ser competitivas. Independientemente de la medida que se quiera usar -bien sea el índice de competitividad global del Foro Económico Mundial, el Doing Business del Banco Mundial, o el índice de IMD, la escuela de negocios suiza- Colombia no es competitiva y no lo va a ser, por mucho que se manipulen los resultados de estas mediciones o se pretendan controlar los titulares de prensa. No lo es, porque simplemente no hemos hecho la tarea.

Un claro ejemplo de las tareas que debemos emprender, y quizás el más ilustrativo, es lo que ha pasado con la infraestructura vial, en la cual no se han tomado las decisiones mínimas para que el país salga del atraso. Otro es lo ocurrido con el TLC con Estados Unidos -que también estuvo a punto de suceder con el TLC con la Unión Europea- donde uno o dos sectores, que no vacilan en sobreponer sus intereses particulares al interés general, lograron imponer la agenda. No puede ser que un país que ya está mostrando señales de que va por el camino de la enfermedad holandesa, se dé el lujo de no firmar tratados de libre comercio con los mercados más grandes del mundo.

La transición macroeconómica hacia una economía caracterizada por una alta participación de minería y petróleo tiene grandes implicaciones para el bienestar de todos los colombianos. El tema deberá estar en el centro de la discusión y las decisiones en el próximo gobierno. Para evitar las consecuencias negativas de esta transformación, los colombianos deberemos comprometernos con una agenda de cambio que tendrá que ser ejecutada por el próximo Presidente, quien quiera que sea. Se necesitará una acción rápida y decidida para evitar que la oportunidad minera y petrolera se convierta en una gran frustración.