Desde hace diez años Hugo Chávez instauró el control de cambios para atajar la inflación y la fuga de capitales.

Economía

La devaluación del bolívar divide a los venezolanos

Venezuela recibió la devaluación de su moneda entre la indignación contenida de los simpatizantes de la oposición y las dudas de los partidarios del presidente Chávez. BBC Mundo recogió la opinión de algunos ciudadanos.

Alianza BBC
10 de febrero de 2013

Los venezolanos recibieron la devaluación de su moneda entre la indignación contenida de los simpatizantes de la oposición y las dudas de los partidarios del presidente Hugo Chávez.

Este viernes el gobierno de Venezuela anunció que un dólar pasará de valer 4,3 bolívares a 6,3 bolívares. Hacía meses que los expertos pronosticaban que la devaluación era impostergable.

En un mercado callejero de Chacao, uno de los bastiones electorales de la oposición en Caracas, las críticas a la medida eran casi unánimes, al considerar que comportará un aumento de la inflación, que en 2012 fue del 20%.

En contraste, en la plaza Bolívar del centro de la capital, donde se reúnen los chavistas, estos cerraban filas alrededor del mandatario, aunque reconocían que se vienen tiempos complicados por culpa de "especuladores" y "grandes capitalistas".

"Esto es culpa de los acaparadores, pero como estamos en un país democrático y junto al presidente Hugo Rafael Chávez Frías, vamos a ingeniárnoslas de cualquier manera para salir adelante. Chávez sigue", le dijo a BBC Mundo una trabajadora sanitaria jubilada en la plaza consagrada al libertador.

Sin embargo, el hecho de que la devaluación se anunciara en vísperas del carnaval era tomado más bien con una especie de humor negro. "Tremenda rumba no hubo anoche en Caracas. Parecía que la gente salió a celebrar la devaluación", le dijo a BBC Mundo un caraqueño que había estado de fiesta hasta altas horas de la madrugada.

"Sincerar el dólar"

"Obviamente que esto va a traer consecuencias al bolsillo de las personas", le dijo a BBC Mundo Adrián Perdomo, un estudiante de informática que regenta un puesto de plantas los sábados en el mercado de Chacao.

Perdomo cuenta que, aunque su producto no es importado y en principio se podría decir que no se ve afectado por la subida del dólar, "uno termina haciendo aumentos porque si todo sube, tiene que buscarse para poder subsistir".

Los expertos llevaban meses hablando de la necesidad de la devaluación. El economista Ángel García Banchs, de la consultora Econométrica, le explicó a BBC Mundo que los diez indicadores de presión cambiaria que analizan en su institución estaban "echando chispa, en el sentido de que pronosticaban una devaluación pronta e inminente".

El economista Juan Manuel Puente, profesor del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA), señala cuatro elementos que apuntaban a la necesidad de la devaluación: el alto tipo de cambio del mercado negro de dólares, el bajo nivel de reservas internacionales líquidas, el alto nivel de las importaciones y el déficit público.

"La devaluación la esperábamos. Tenía que venir porque teníamos un bolívar que no estaba a su valor verdadero, tenía que sincerarse el valor del bolívar", le dijo este sábado a BBC Mundo Adis Cabrera mientras hacía sus compras.

"Esto le afecta más a la clase media porque todavía los más desposeídos reciben subsidios y acceden a mercados de alimentos económicos. No sé cómo vamos a comprar la comida", agregó Cabrera.

"Fomentar las exportaciones"

Pedro Torres, un jubilado partidario del presidente Chávez, aseguró que confía en que alimentos y otros rubros de alta necesidad no se vean afectados.

Máxime cuando la mayoría de sus compras las hace en los mercados socialistas (Mercal) en los que las clases populares adquieren sus bienes a "precios justos" subsidiados por el gobierno.

Torres, en conversación con BBC Mundo, hizo referencia a "la especulación", uno de los elementos que más nombran los chavistas como culpable de la inflación. "No tenemos quejas del Mercal, ahí no hay especulación", aseguró.

"Para la importación de alimentos y medicinas, que es lo más importante, el dólar va a quedar al mismo precio, así que a nosotros los pobres no nos va a afectar tanto", le dijo Torres a BBC Mundo.

En plena plaza Bolívar, sin embargo, otros partidarios del presidente todavía parecían tener dudas acerca de cómo justificar una devaluación que esperan les golpee el bolsillo.

Algunos, incluso, prefirieron no hablar con BBC Mundo alegando que tenían que seguir estudiando el asunto y no deseaban mostrarse demasiado críticos.

De lo que no dudaban era en culpar a la especulación y al capitalismo de la inflación. "El problema del bolívar es la especulación", le dijo a BBC Mundo Rafael Galván, quein aseguró que la devaluación tampoco le afectará tanto.

"Vivimos en un país tranquilo y sin problemas, libre", aseguró.

Este sábado, el ministro de Relaciones Exteriores, Elías Jaua, defendió la medida, asegurando que es una forma de "fortalecer la producción nacional y estimular la política de exportación".

"Un estímulo a la política de exportación de cara al desafío que significa el ingreso a Mercosur", concluyó.

Según Jaua, se trata además de "proteger los dólares del pueblo venezolano frente al ataque especulativo de los sectores financieros monopólicos de la oligarquía nacional".

"Vamos a seguir defendiendo el ingreso nacional del pueblo venezolano. Vamos a seguir defendiendo la distribución en igualdad de condiciones de ese ingreso nacional proveniente de la renta petrolera", dijo.

Control de cambios
 
Desde que hace diez años Hugo Chávez instauró el control de cambios para atajar la inflación y la fuga de capitales, la población obtiene determinados cupos de moneda extranjera a través del burocrático sistema implementado por la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi).

La excepción era el ahora suprimido Sistema de Transacciones con Títulos de Moneda Extranjera (Sitme), que permitía obtener dólares a 5,3 bolívares a través de la compra-venta de títulos de deuda pública.

En la rigidez del sistema, muchos ven el germen de la existencia de un mercado negro al que acuden ciudadanos y pequeños empresarios, y en el que el dólar puede llegar a costar entre cuatro y cinco veces más que en el conducto oficial.

Desde la oposición se acusa al gobierno de querer mantener el sistema por el enorme poder político que supone controlar quién obtiene dólares y quién no. Sin embargo, desde el gobierno insisten en la necesidad de mantenerlo para evitar la especulación y la fuga de capitales.