Uno de los sectores más afectados con estos cambios abruptos del clima es la agricultura. Foto: Bloomberg. | Foto: Bloomberg

Cambio climático

¿Se avecina algo peor que el fenómeno de El Niño para la población y agricultura colombiana?

El fenómeno de El Niño ha generado grandes consecuencias, como el desabastecimiento, más de 250.000 hectáreas afectadas e incrementos en los precios de los alimentos. Históricamente, luego de El Niño pueden presentarse impactos de peor o igual magnitud, ¿Se dará este fenómeno en 2016?

12 de febrero de 2016

Desde antes de dar inicio al 2015, el país observaba que el fenómeno de El Niño se empezaba a desarrollar. Posteriormente entró a una etapa de maduración durante el tercer trimestre del año anterior y a comienzos del 2016 entró en su etapa más fuerte, al registrarse cifras récord de temperatura.

Según cifras oficiales, más de 280 municipios en el país han presentado desabastecimiento de agua, más de 250.000 hectáreas agrícolas se han visto afectadas, aproximadamente 4000 incendios se han presentado, los bajos niveles del Rio Magdalena han perjudicado la navegabilidad y el aumento del precio de los alimentos se ha hecho notar.

Además, se proyecta que el fenómeno de El Niño se siga evidenciando máximo hasta finales del primer semestre del presente año.

La tendencia que se ha observado al pasar del tiempo, muestra que después de presentarse  altas temperaturas y sequias durante un periodo de tiempo significativo, es muy probable que posteriormente  se presenten fuertes lluvias y una disminución de la temperatura, dando espacio al fenómeno contrario, La Niña.

Este comportamiento se ha presenciado durante los últimos años donde el Fenómeno de la Niña en 1996, 2000, 2008 y 2011 se ha generado luego de que se presentaran fuertes sequías en periodos inmediatamente anteriores. Los dos extremos de estos impactos climáticos presentan diversas dificultades a nivel social, ambiental y económico.

Según los resultados de una investigación realizada en conjunto por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Departamento Nacional de Planeación (DNP) y la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal), sobre los costos económicos de los eventos asociados al clima, uno de los fenómenos con mayor impacto en Colombia, se presentó cuando La Niña apareció en 2011.

De acuerdo a los resultados, durante el fenómeno de la Niña entre 2010 y 2011, gran parte de la población se vio afectada. Aproximadamente el 15% de la población y de las viviendas estuvieron en riesgo por inundación y aproximadamente un 24% en riesgo por deslizamientos. Dicho escenario impactó en mayor medida al sector rural. De igual manera, el fenómeno generó pérdidas para el país de aproximadamente $11 billones.

Uno de los sectores más afectados con estos cambios abruptos del clima es la agricultura. En este sector, el cual representa 2,5 millones de empleos y aproximadamente el 4% del Producto Interno Bruto (PIB), podrían generarse grandes impactos económicos negativos con este tipo de cambios, ya que se puede producir degradación de los suelos, plagas y cambios en la fenología de los cultivos.

Según el BID, de seguir con estos constantes cambios climáticos, los rendimientos agrícolas dentro del lapso de 2010-2100 podrían variar en -7,4% a nivel nacional. Durante este mismo periodo de tiempo, los rendimientos del sector ganadero también podrían presentar variaciones de -1,6% y podría presentarse una disminución en el consumo de -0,61%.

En frente de este difícil escenario, cabe preguntarse ¿Se presentará un fenómeno de La Niña durante el segundo semestre de igual o de mayor que el presentado hace 6 años?, ¿Los impactos económicos y sociales podrían ser mayores que los presentados durante este último fenómeno de El Niño?, ¿Colombia estaría preparada para afrontar este cambio?

Ante la incertidumbre, el BID, la Cepal y el DNP, dan algunas sugerencias de cómo adaptarnos a cambios abruptos del clima que podrían presentarse. Estas sugerencias están ligadas a:

  • Promover el desarrollo económico de la mano de la gestión ambiental.
  • Incrementar el conocimiento de las relaciones entre el clima y la productividad de los sectores.
  • Generar procesos de ordenamiento territorial teniendo en cuenta la variabilidad climática.
  • Toma de decisiones con conocimiento previo de los mecanismos más eficientes para lograr una adaptación.

Son aspectos a tomar en cuenta dado que las proyecciones no son las más positivas. Según el BID, en un caso hipotético en que la tasa de desastres climáticos aumente en 20% en los próximos años, se podría producir una disminución en el PIB del 0,25% en el corto plazo y de 1,50% en el largo plazo.

En contraste, en un caso hipotético de una reducción de 45% de viviendas ubicadas en zonas de riesgo, podría reducirse la tasa de desastres sociales en 60% y un aumento de la inversión de 6% en el corto plazo.