Un operador del mercado cambiario observa una pantalla mostrando el valor del dólar contra el yen (abajo) antes de la intervención del Ministerio de Finanzas japonés en el mercado cambiario, mientras en la otra pantalla aparece la cotización del momento en Tokio.

Japón intervino el mercado cambiario para debilitar su moneda

Esta acción la hizo por primera vez en seis años, lo que llevó al yen a una caída del 3% frente al dólar, aunque los inversores fueron cautos en torno a si la medida impactaría a la moneda en el largo plazo.

15 de septiembre de 2010

Los operadores dijeron el Banco de Japón gastó cerca de 20.000 millones de dólares o más para debilitar la divisa frente al dólar, que alcanzó su mayor avance diario ante la moneda nipona en casi dos años. Al caer la tarde en Nueva York, el dólar subió a niveles de hasta 85,78 yenes en la plataforma electrónica EBS, y de 85,77 según datos de Reuters, un avance desde los mínimos en 15 años de 83 yenes. La paridad finalmente cerró en 85,61 yenes.

Mientras, los analistas no estaban muy convencidos de que el Banco de Japón tendrá éxito en contener el avance del yen.

"Probablemente haga falta mucho más dinero de lo que el banco central está dispuesto a imprimir para desafiar las enormes fuerzas económicas en movimiento", dijo Dan Cook, analista estratega de mercados con IG Markets en Chicago.

El euro, la libra y el dólar australiano también treparon contra el yen como resultado de la intervención japonesa, que según el Ministerio de Finanzas se hizo sin coordinación internacional.

El momento de la intervención tomó a los mercados por sorpresa, pues se produjo después de que el primer ministro Naoto Kan ganara una elección interna en el partido oficialista frente a un adversario considerado como uno de los más activos defensores de intervenir el mercado. Se produjo también en momentos en que los especuladores mantenían largas posiciones a favor del yen, forzándolos a comprar dólares de manera agresiva, acelerando el repunte del billete verde.

Pero David Kupersmith, jefe operador de Third Wave Global Investors, un fondo de cobertura global en Greenwich, Connecticut, dijo que su firma recientemente había posicionado la cartera discrecional del fondo para la intervención, parcialmente por la creencia de que la fortaleza del yen era excesiva. "No teníamos opinión sobre el momento pero la decisión más probablemente se tomó por la resolución de la situación política en el corto plazo", dijo.

Por su parte Greg Salvaggio, vicepresidente de operaciones con Tempus Consulting en Washington, dijo que su firma redujo el martes posiciones sobre el yen por debajo de 83 yenes. Entre los mayores beneficiados con la medida del miércoles se encuentran los exportadores japoneses, que pudieron cambiar sus ganancias en dólares por sobre los 85 yenes.

Algunos analistas dijeron que China probablemente celebre la medida de Japón, ya que frenará las presiones de Estados Unidos sobre Pekín para que permita que su propia moneda suba contra el dólar. El euro subió un 3,2 por ciento a 111,38 yenes, en ruta a su mejor día desde febrero del 2009, mientras que el dólar australiano ganó un 3 por ciento y la libra esterlina un 3,1 por ciento. El euro subió un 0,1 por ciento contra el dólar a 1,3011 dólares.

Un yen más débil abarata las exportaciones japonesas y aumenta las ganancias de las compañías, aliviando la presión sobre la frágil recuperación económica.

Jens Nordvig, estratega cambiario de Nomura, dijo que Japón tratará de mantener el dólar por sobre los 85 yenes y señaló que este podría trepar hasta los 87 yenes en los próximos días. Sin embargo, el débil panorama económico en Estados Unidos llevaría al yen de regreso a las 83 unidades por dólar a fines de año. Los operadores en Nueva York dijeron que una tendencia más débil en la paridad dólar/yen permanecería intacta hasta que el dólar probara el nivel de resistencia técnica de 86,70 yenes.

El Banco de Japón inició sus compras de dólares cerca de las 0130 GMT del miércoles, y estuvo activo en la operación al menos hasta la mañana de Nueva York, gastando entre 2.000 y 3.000 millones de dólares en el inicio de las operaciones en Nueva York.

 

Reuters