Los precios relativos de los alimentos no siempre son afectados de manera importante por los episodios de El Niño, siendo los precios relativos de los perecederos los más golpeados, en especial cuando es de intensidad fuerte. | Foto: Semana

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¿Cómo afecta El Niño a los consumidores?

La probabilidad de ocurrencia del Fenómeno de El Niño en Colombia ya es del 80%, y si bien no es un hecho que se dará, el Emisor hace un recorrido sobre cómo afectaría el bolsillo de los consumidores.

2 de septiembre de 2014

De acuerdo con las agencias de meteorología, nacionales e internacionales, la probabilidad de que en Colombia se presente un Fenómeno de El Niño asciende al 80%, no obstante aclaran que en el pasado ha existido mayor probabilidad sin que se presente dicho evento.

Es por eso que el Banco de la República elaboró un documento en el que se muestra cuál sería el impacto que tendría dicho suceso en el bolsillo de los colombianos.

Su primera conclusión apunta hacia que en general, en presencia de El Niño los precios de los alimentos tienden a aumentar, generando presiones inflacionarias transitorias, el efecto ha sido, sobre todo, evidente en el caso de los precios de los alimentos perecederos (hortalizas, frutas y tubérculos).

En ausencia de otros choques (sobre la demanda, el tipo de cambio o los precios internacionales) los precios relativos de los alimentos tienden a mantener su estacionalidad normal, es decir, aumentan durante el primer semestre del segundo año y caen en la segunda mitad, como sucedió en los eventos de El Niño del año 1992 y 1998.

Pero en presencia de otros choques diferentes a los climáticos, los precios relativos de los alimentos podrían no seguir la estacionalidad anterior, como sucedió en 1988, cuando se presentó una devaluación importante del tipo de cambio, junto con presiones de demanda.

Igualmente, en el año 2003 las presiones originadas por el tipo de cambio y el repunte de los precios internacionales impulsaron la inflación de alimentos, sin que durante la segunda mitad del año se reprodujera la corrección en sus precios relativos.

Los precios relativos de los alimentos no siempre son afectados de manera importante por los episodios de El Niño, siendo los precios relativos de los perecederos los más golpeados, en especial cuando es de intensidad fuerte.

En contraste, los precios relativos de los procesados y de las comidas fuera del hogar no suelen cambiar su dinámica por un choque climático tipo El Niño, como tampoco el precio relativo del IPC de energía, afectándose un poco más los precios en bolsa de la energía, en especial, cuando los eventos son de intensidad fuerte.

Ante un evento de El Niño de intensidad fuerte los precios relativos de los alimentos aumentarían de manera importante, en algo más de 7,0%; sin embargo, el escenario más probable, siguiendo las previsiones de las diversas agencias especializadas que monitorean el clima mundial y nacional, sería el desarrollo de un evento de El Niño entre débil y moderado en los próximos meses, con un incremento al alza en los precios relativos de los alimentos, mucho menor, cercano al 4,0%, reajuste que debería devolverse, en ausencia de otros choques, durante el segundo semestre del próximo año.

En todo caso, un posible fenómeno de El Niño tendría un bajo impacto inflacionario, no solo por este ajuste moderado en los precios relativos de los alimentos, sino también porque la importancia de este grupo en el IPC, y en especial el de perecederos, viene cayendo, según las nuevas actualizaciones de la canasta familiar.

En efecto, los alimentos pasaron de representar el 48,9% en 1983 a un 28,2% actualmente, cayendo la participación de los productos perecederos en el mismo rango de tiempo, de 13,8% a 4,2%. En contraste, las comidas fuera del hogar, cuyos precios relativos son poco impactados por El Niño, han aumentado su participación de 0,0% (no se registraban en el IPC antes de 1988) a 8,1% en la actualidad.

Además, el impacto inflacionario de El Niño,  como el previsto hoy día, sería moderado porque  las exportaciones de los alimentos hacia Venezuela  siguen estancadas en niveles históricamente bajos en los últimos años, favoreciendo una mayor oferta interna de alimentos. También, porque en la actualidad los mercados están más unificados, fijando precios similares, al disponer de mejor información y una malla vial más amplia. Igualmente, los nuevos expendios, sobre todo las grandes superficies, en repetidas ocasiones tienden a mantener los precios para reducir los costos de menú (aquellos asociados con la etiquetación de nuevos precios). Asimismo, los mejores métodos de conservación y bodegaje de los alimentos han inducido más estabilidad en los precios.

En todo caso, cualquier pronóstico del impacto inflacionario de un episodio El Niño conlleva gran incertidumbre, porque en el pasado este fenómeno desapareció o se intensificó cuando tenía probabilidades de ocurrencia similares a las actuales. Lo importante es que el efecto inflacionario que pueda generar una alteración climática no se incorpore a las expectativas de los diferentes agentes de la economía. Un eventual episodio de El Niño más agudo o extenso a lo inicialmente esperado podría inducir un incremento en las expectativas inflacionarias de los fijadores de precios, costos y salarios, en cuyo caso la inflación al consumidor podría verse afectada de manera más permanente que transitoria.