Se espera que en los próximos días el Senado de los Estados Unidos comience la votación sobre una posible extensión de la financiación del estado, aunque como afirman los analistas dudan que esto se logre.

Economía

El dilema estadounidense de la deuda

Los esfuerzos por reducir la deuda de los países desarrollados podrían no dar resultados en el corto plazo y obligan al gobierno de los Estados Unidos a considerar un aumento de su financiación antes de sufrir consecuencias adversas.

28 de septiembre de 2015

Salvo en casos excepcionales, los cambios en el ratio deuda pública/PIB dependen de tres factores básicos, el balance primario, la tasa de interés sobre la deuda y el crecimiento económico. De la dinámica de estos factores dependen todas las soluciones que se pueden aplicar para contrarrestar el alto nivel de deuda.

Ajustar o no ajustar el cinturón fiscal

En Europa, el debate político se centra en la conveniencia de ejecutar una medida de austeridad fiscal y que tan conveniente puede llegar a ser. Para entender la efectividad de una política de esta magnitud hay que observar el comportamiento de la inflación del continente europeo.

Luego de la crisis, la mayoría de sus economías han registrado débiles datos de inflación e inclusive tendencias deflacionarias. Esto significa que la demanda y el crecimiento aún es débil y podría no estar preparado para afrontar un nuevo choque o un ajuste de magnitud.

Sin embargo, también se cree en sus efectos positivos. Un ajuste fiscal puede elevar la confianza de los agentes económicos en los gobiernos al verlos más prudentes. Además, se vuelve un incentivo para la inversión privada y aumentarían los flujos de recursos financieros para el sector privado.

Objetivos difíciles de alcanzar

Informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) como “A Modern History of Fiscal Prudence and Profligacy” destaca que entre 1970 y 2011 hubo 22 casos en 16 países del mundo en los cuales su deuda pública como porcentaje del PIB tuvo reducciones de 10 puntos o más. En estos casos se podía observar ciertos comportamientos comunes como superávit en la cuenta primaria del 4% del producto, crecimiento económico de 3,6% y tasas de intervención en 3%.

¿Qué tan probable es replicar estos comportamientos para reducir la deuda en la actualidad? Al parecer está la posibilidad es reducida. En primer lugar el mundo de hoy en día está mucho más endeudado, especialmente las economías desarrolladas (60% del PIB en adelante).

Por otro lado, en las perspectivas de la economía mundial 2020 del FMI se observa que si bien las tasas de interés pueden seguir la ruta del 3% a largo plazo, el crecimiento económico y los superávit en los saldos primeros serán mucho más difíciles de alcanzar.

Esto parece indicar que los niveles altos de deuda están aquí para quedarse por un periodo de tiempo más.

El dilema estadounidense

En este contexto de deuda mundial, los altos niveles de obligaciones en el país norteamericano han prendido las alarmas sobre un posible “shutdown” del gobierno federal o un estancamiento en sus funciones por falta de recursos, que analistas de Goldman Sachs creen hay un 50% de probabilidad de que se manifieste este escenario.

Por esto se espera que en los próximos días el Senado de los Estados Unidos comience la votación sobre una posible extensión de la financiación del estado, aunque como afirman los analistas dudan que esto se logre antes del 30 de septiembre que es la fecha límite de la decisión.

Al parecer hay cierta diferencia política en el congreso estadounidense. Los líderes republicanos han ofrecido planes para evitar el “shutdown” pero no han ganado el apoyo del grupo de legisladores de su partido n la Cámara.

Sin embargo, a pesar del variado optimismo sobre la decisión del congreso las consecuencias de un “shutdown” federal se verían reflejadas en una reducción del crecimiento del PIB estadounidense en el último trimestre del año en 0.2 puntos porcentuales por cada semana que el gobierno este estancado.

Los efectos directos de este escenario son sobre el salario de los trabajadores gubernamentales, la reducción del gasto federal en bienes y servicios, la paralización de adjudicaciones y la pérdida de confianza en la economía.

Como afirman los analistas “la respuesta del sector financiero ante un eventual apagón de las funciones del estado será silenciosa ya que considera que este acto no tendrá incidencia en la perspectiva de mediano plazo”.

De todas formas, en 2013 ya había sucedido un cierre de las operaciones del estado federal en un momento similar de división republicana. Sin embargo, en ese momento el Senado tenía mayoría demócrata por lo cual el proceso fue un poco más ágil. Ahora, el Senado de corte republicana necesita todavía 60 votos para enviar la legislación.