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ECONOMÍA

Desastres naturales conducen a 26 millones de personas a la pobreza

Los desastres naturales tienen consecuencias devastadoras en los ámbitos sociales, económicos y de infraestructura. Según el Banco mundial, los sistemas de alerta temprana y la mejora en el acceso a servicios bancarios, son medidas a tener en cuenta para disminuir el impacto.

5 de diciembre de 2016

Los desastres naturales empujan a 26 millones de personas a la pobreza y provocan pérdidas por US$300.000 millones al año, según se indica en un nuevo informe del Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación.

“Las conmociones climáticas de gran envergadura ponen en peligro décadas de avances en la lucha contra la pobreza”, dijo Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Las tormentas, las inundaciones y las sequías tienen graves consecuencias humanas y económicas, y a menudo son los pobres quienes pagan el precio más alto”.

En el informe, ‘Irrompible: Generar resiliencia en los pobres frente a los desastres naturales’, se advierte que los impactos humanos y económicos de los fenómenos meteorológicos extremos sobre la pobreza son mucho más devastadores de lo que se pensaba.

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En los 117 países estudiados, se ha observado que el efecto sobre el bienestar (medido en términos del consumo perdido) es mayor que las pérdidas en activos. Se estima que el costo para los pobres excede las estimaciones anteriores en 60%, superando los US$500.000 millones.

Según el Banco, los pobres tienen el doble de probabilidades de:

  • Habitar en viviendas frágiles en zonas vulnerables.
  • Además reciben, en general, menos apoyo para emprender los esfuerzos de recuperación y reconstrucción.
  • En el informe se evalúan los beneficios de iniciativas implementadas en los países estudiados para generar resiliencia. Entre ellas se incluyen:

    • Los sistemas de alerta temprana.
    • La mejora en el acceso a servicios bancarios personales.
    • Las pólizas de seguros y los sistemas de protección social (como las transferencias de efectivo y los programas de obras públicas).

    De acuerdo con el Banco Mundial, estas medidas combinadas permitirían a los países y las comunidades ahorrar US$100.000 millones al año y reducir en un 20% el impacto total de los desastres sobre el bienestar.

    El caso latinoamericano

    En América Latina y el Caribe, las pérdidas provocadas por desastres alcanzan un promedio de US$84.000 millones al año. Por ejemplo, en algunos países centroamericanos, la pobreza de las poblaciones afectadas por huracanes se incrementó hasta en un 14%.

    En Panamá, las personas en condiciones de pobreza tienen un 50% más de probabilidad de sufrir inundaciones. En todo el continente, los pobres están sobreexpuestos a sequías y las olas de calor. En 2014, más de 500,000 familias pobres de Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala no tenían qué comer debido a una escasez de lluvias sin precedentes.

    Por su parte, en Guatemala la tormenta Stan aumentó la probabilidad de trabajo infantil más de un 7% en las zonas afectadas.

    Protección y sistemas de alerta

    De acuerdo con el Banco Mundial, las redes de protección social existentes tienen efectos positivos en la recuperación después de un desastre: “cada dólar gastado en protección social después de un desastre representa 4 dólares en beneficios en países como Bolivia, Brasil, Colombia, Honduras y Panamá”.

    En el Caribe, se empleó un programa innovador de seguros contra desastres para respaldar los esfuerzos de recuperación en Haití, Barbados, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas, mediante el cual se desembolsaron US$29 millones para hacer frente a los efectos del huracán Matthew.

    Finalmente, se indicó que en México, el programa Prospera que brinda apoyo en educación, salud y alimentación a las familias más pobres, reduce la posibilidad de que los niños abandonen la escuela después de un evento climático extremo.

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