ECONOMÍA

Cómo toma decisiones el BanRepública

Para sorpresa de muchos, lo que miran en la junta es, por lo menos en principio, extraordinariamente simple. El análisis tiene solo dos elementos que componen la hoy famosa Regla de Taylor.

20 de junio de 2008


Si se estilara, los presidentes de algunos gremios habrían organizado para hoy marchas de empresarios desde la plaza de toros hasta el Banco de la República, para tratar de persuadir a los directores de esa entidad de no aumentar las tasas de interés de intervención en la sesión que comienza hoy viernes después del medio día.

En vez de manifestaciones enviaron cartas a los medios de comunicación. Fedecacao, Asocolflores, la SAC, los confeccionistas, todos se manifestaron contra la subida de tasas, una medida que podría incrementar la revaluación del peso contra el dólar y así afectar el precio de sus exportaciones.

¿Tendrán algún efecto los reclamos? Para saberlo, hay que evaluar la situación con la óptica de director del Banco.

Para sorpresa de muchos, lo que miran en la junta es, por lo menos en principio, extraordinariamente simple. El análisis tiene solo dos elementos que componen la hoy tremendamente famosa Regla de Taylor. El primero, el comportamiento de las expectativas de inflación contra las metas de corto, mediano y largo plazo y el segundo, el crecimiento de la producción nacional frente al crecimiento máximo posible, que se conoce como el Producto Interno Bruto potencial.

¿Y el empleo y el dólar y las tasas de interés internacionales y los precios de los activos? Pues todos esos y otros elementos se vuelven relevantes en la medida en que afecten una de las dos variables clave.

La situación de esta tarde se plantea de la siguiente forma. La última encuesta de expectativas muestra que para fin de este año, los colombianos esperan que la inflación llegue a 6%, una cifra que supera ampliamente la meta del Banco de la República que está en un rango de 3,5% a 4,5%. Si esa fuera la única consideración, la decisión sería sencilla. Habría que subir las tasas de interés para conseguir lo que los economistas llaman, ‘anclar las expectativas’ de inflación. En romance, encarecer el crédito para debilitar la demanda de bienes y con ello, dificultar el aumento de precios.

Pero de otro lado está el crecimiento de la economía. Los últimos resultados de proyecciones de consenso dan que el PIB colombiano crecería entre 4,5% y 5% en este año. Aunque es una desaceleración notable frente a 7,52% de fin de 2007, no estaría muy desalineado frente a un PIB potencial de 6%.

No obstante, y es donde está el dilema, hay quienes piensan que la caída de la producción puede ser mayor y en ese caso, incluso una baja en la tasa de interés podría ser recomendable.

Para evaluar si el precio del dólar está muy bajo, el Banco debe mirar el efecto que tiene sobre la inflación y sobre la producción. Un dólar a la baja reduce el precio de las importaciones y abarata los precios en el país. Por eso Fenalco, los comerciantes importadores ni las ligas de consumidores han enviado cartas quejándose por la revaluación.

Pero a la vez puede reducir las ventas de los bienes exportados y con ello reducir el PIB. Si hay una crisis productiva fuerte, el Banco debería reaccionar.

De todas maneras hay muchas razones para que la junta no se preocupe por la tasa de cambio del peso frente al dólar directamente, sin pasar por el filtro del aumento de precios o de la reducción en la producción. En particular, el Banco no puede ponerle una meta conocida al precio del dólar porque es una invitación a especular contra el país.

Los fondos de inversión sin duda pueden especular contra un país y ganar. Que lo diga el banco central de Inglaterra que fue literalmente apaleado por el fondo de George Soros en 1992 en lo que se terminó llamando el ‘miércoles negro’. Además los recuerdos de las especulaciones contra Colombia en la época de la banda cambiaria están demasiado frescos.

El Banco solo debería actuar si el tipo de cambio está muy desalineado frente a su nivel de equilibrio.

En Colombia, el tipo de cambio no parece muy desalineado. Los pronósticos para el déficit en la cuenta corriente para 2008 están alrededor de 2,9% del PIB y para 2009 de 3%. Si se le restan las importaciones militares, rondaría los 2,3% y 2,5% respectivamente. Estos números, que se calculan con un precio del petróleo de US$115 para este año, les parecen a la mayoría de los economistas cercanos al Banco de la República como un déficit manejable.

Además no siempre hay una regla fácil de establecer entre la tasa de interés de intervención y el precio del dólar. Esto porque depende mucho si los cambios provienen de desbalances reales en los flujos de exportaciones e importaciones o si son movimientos de portafolio.

En resumen. Desde el lado de la inflación, no habría duda. Habría que subir las tasas. Desde el lado del dólar, la situación también parece clara: salvo que genere problemas de producción, no habría intervención porque el precio parece alineado.

Los gremios de exportadores tendrán que esperar acciones desde la Jiménez con Séptima solo si hay signos que muestren que la caída en el producto se acentuará en lo que resta del año. Paradójicamente, con los subsidios que mantienen el empleo y la producción en esos sectores, el Banco tendrá menos argumentos para bajar las tasas.