Baja la gasolina, pero no hay que cantar victoria

El Ministerio de Minas y Energía determinó que el precio de referencia por galón de la gasolina motor corriente que regirá en noviembre para Bogotá y el resto del país será de $8.803, una reducción de $108 frente al valor del mes anterior. Solo en la costa Atlántica, la reducción será de $104.

Al mismo tiempo, el valor de referencia del galón del diesel quedará en $8.185, tras haberse decretado una rebaja de $41 por parte de la cartera ministerial, pero solo en Bogotá, pues en el resto del país este combustible subió $52.

"Este ajuste obedece a un desmonte del subsidio que se venía aplicandoal  diesel  como  medida de apoyo para facilitar las mezclas conbiocombustibles", dijo la cartera ministerial.

La explicación, para el caso de la gasolina corriente, es que la medida responde a la aplicación de la fórmula creada a finales de 2011, y que establece como variables principales el promedio del precio del petróleo de los últimos dos meses y la variación del dólar, entre otros. Pero no todo es color de rosa.

¿Para qué reforma, si seguirá subiendo?

La gasolina de Colombia es la quinta más cara de la región y es, quizás, el talón de aquiles del Gobierno Santos. Es por eso que una de las propuestas de la Reforma Tributaria consiste en reducir su precio al consumidor.

Pero si bien la intención es reducir el valor vía impuestos -así lo ha expresado el Gobierno-, el precio seguirá por las nubes, pues la fórmula que se estrenó a finales del año pasado sigue atada a los precios internacionales.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que una reducción vía reforma tributaria, es, como su nombre lo dice, un sacrificio de impuestos que tendría que hacer el Gobierno, pues ni el ingreso de Ecopetrol, ni el de los demás agentes de la cadena, se va a tocar.

Y si los impuestos hoy representan aproximadamente el 25%, es decir, aproximadamente $2.300, el margen de maniobra del Gobierno sería muy reducido.

Hay quienes dicen que la reducción impositiva sería de hasta $1.000, pero eso sería sacrificar casi la mitad de los ingresos tributarios que hoy reciben la Nación y los entes territoriales para beneficio de muy pocos.  

Además, hay que tener en cuenta que si, en el más optimista de los casos, se aprobara una disminución de $1.000, la cifra representa un fuerte impacto para la caja de la Nación, pero no para el bolsillo de los colombianos, puesto que es un valor apenas comparable con el incremento neto que ha sufrido el precio de la gasolina entre 2011 y lo que va corrido de 2012.

Amanecerá y veremos qué pasa con la aprobación de la reforma tributaria, porque sin duda, habrá muchos que no quedarían muy contentos con una disminución de los ingresos tributarios para beneficio temporal de unos pocos.