ANDI vs DANE: La diferencia entre el barro y la cerámica

Con un sencillo ejemplo, el economista Nicolás Fernández, ilustra porque es mejor una forma que otra para medir la producción de la industria nacional.

16 de marzo de 2006

Aunque al gobierno, para su popularidad, le sirva más el dato de crecimiento industrial de la ANDI, y aunque las revisiones anunciadas por el DANE den la impresión de que ha perdido esa "pelea", técnicamente el índice de la ANDI es el que no tiene defensa alguna. Con un ejemplo sencillo se puede entender el porqué. La ANDI y el DANE tienen hace ya varios meses una pelea casada debido a las diferencias entre sus cálculos de crecimiento de la producción industrial. En los últimos años el dato del DANE ha sido menor y, como era de esperarse, el presidente no ha dudado en respaldar a la ANDI y recomendó hace un tiempo al DANE revisar la encuesta y la muestra a partir de la cual hace los cálculos. La mayoría de analistas reconocidos han respaldado a la ANDI pero muchas veces sin argumentos o con algunos que dejan duda, mientras que han despreciado entrar en el análisis de lo que es en principio fundamental para discutir sobre mediciones de este tipo: la metodología.

La floja actitud del DANE para defenderse y el anuncio reciente de que harán revisiones del índice en la parte relacionada con exportaciones, dejan el sabor de que la ANDI es el indudable triunfador de esta contienda técnica. Casi nadie ha considerado la posibilidad de que sea el indicador de la ANDI el que necesite revisión. Sin embargo, no se requiere un profundo análisis para encontrar que a pesar de que el índice de industria del DANE, como cualquier otro es susceptible de mejora, su metodología es de lejos superior a la utilizada por la ANDI.

Para calcular el índice, a cierto nivel de agregación, la ANDI utiliza únicamente cantidades, mientras que el DANE utiliza valores de producción que debe 'deflactar', es decir que debe eliminar el efecto del CAMBIO de los precios. Parece obvio considerar que el primero de los indicadores es el más adecuado: si ayer producía 10 manzanas y hoy 11 entonces mi producción ha crecido un 10%. Evidentemente esto es cierto si habláramos de una economía que produce un único bien sin diferencias de calidad. Precisamente debido a que en una economía real, un índice agrega diferentes bienes, una metodología basada solamente en cantidades pierde toda conveniencia y los NIVELES de precios (pero no sus cambios) se vuelven los poseedores de información importante para conocer el estado de la producción. Un sencillo ejemplo bastará para entender el porqué.

Sigamos con manzanas, pero esta vez digamos que se producen de dos tipos: las de alta calidad y mayor precio y unas de menor calidad y más bajo precio. Supongamos que ayer producíamos cinco de las primeras a un precio de 500 y cinco de las segundas a un precio de 200 y hoy estamos produciendo sólo una de las primeras y diez de las segundas a los mismos precios. La ANDI nos diría que hemos crecido el 10%, pues pasamos de 10 a 11 manzanas, es decir para ellos las manzanas de diferentes calidades son el mismo producto, mientras que el DANE registraría una caída de casi el 30% en la producción puesto que el valor total de la misma era de 3500 ayer y de 2500 hoy.

Dejar de lado los precios implica olvidarnos de que las manzanas de alta calidad involucran más recursos, más tecnología y lo más importante, un mayor valor agregado. Produce más quien ahora vende cerámica cuando antes vendía simplemente barro, aunque venda la misma cantidad de kilos.

Como he aclarado arriba, incorporar los precios también tiene una desventaja, puesto que aunque el nivel de los mismos tiene información valiosa, sus cambios entre períodos (lo que conocemos como inflación) generan ruido cuando se quiere medir el crecimiento de la producción. Un trabajo importante del DANE consiste en escoger el mejor deflactor de precios para evitar ese ruido. Pero esta desventaja es ciertamente pequeña en comparación con el problema del índice de cantidades de la ANDI, puesto que en general un cambio de deflactor no conlleva grandes modificaciones en el resultado final, mientras que un cambio de metodología generalmente altera de forma significativa el comportamiento del índice.

Sabiendo esto, los lectores entenderán que si este año, como anteriormente ha sucedido, la ANDI anuncia que la industria ha crecido y el DANE que sigue igual, significará que no hubo tal crecimiento sino que muy seguramente nuestra industria ha dejado de producir vasijas y jarrones y simplemente esta sacando más barro.

Nicolás Fernández Economista - Universidad Nacional Bogotá - Colombia

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