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Los hombres las prefieren ricas

Con sangre plebeya son muchos los casos de hombres del común que se quedan con el corazón y las joyas de las multimillonarias.

1 de mayo de 1993

Las multimillonarias son mujeres de bajo perfil que, al contrario de los hombres ricos, son discretas, no alardean del poder que les da el dinero y en muchos casos llevan vidas infelices en su impenetrable mundo social. Los 10 mandamientos básicos para que el hombre común pueda hacerse con ese premio mayor son:



1. Busque su princesa soñada, pero tenga en cuenta que primero deberá traspasar las reglas familiares y sociales. La reina victoria de Inglaterra advertía tajantemente a sus descendientes: "La realeza no puede casarse con sus súbditos". Pero no desfallezca. La princesa Margarita, hermana de la reina Elizabeth, fue una de las primeras en romper las normas. Contrajo matrimonio con Anthony Amstrong Jones, uno del común. El caso terminó en separación.



2. Acuda a los sitios en donde ellas se divierten, aprenden o descansan. Si no tiene con qué pagar la entrada al club, trabaje en él. La princesa Ana de Inglaterra cayó en manos del equitador Mark Phillips, quien finalmente fue aceptado por la familia real, hasta que la relación se acabó. Sin embargo, la princesa Ana reincidió y consiguió nido en el corazón de su escudero, Timothy Laurence, quien fue el motivo de su ruptura con el capitán Phillips. Laurence tenía el cargo de "acompañante oficial" de Ana, es decir, guardaespaldas.

Pero si no busca sangre azul, sino dorada, frecuente clubes de ricas, o vaya a esquiar o montar a caballo en un club de la high. Puede que el sitio esté lleno de gomelas millonarias listas a dejarse sonsacar por un encantador hombre común y corriente, disfrazado de hombre de mundo.



3. Dé la vida por ellas. Muchas mujeres ricas exhiben a los hombres que las protegen de los fotógrafos o de un posible secuestro. Muchas de ellas han terminado enamoradas de sus guardaespaldas. Los ejemplos sobran. El caso más sonado tuvo que ver con la pareja encontrada por Patricia Hearst, heredera del multimillonario dueño de los medios de comunicación William Randolph Hearst. Patricia formó hogar con su guardaespaldas Bernard Shaw, con quien tiene una niña de tres años.

Otro fiel escudero que conquistó el corazón de su protegida fue Daniel Ducruet, quien es el padre de la hija de Estefanía de Mónaco. Tanto logró el protector que ella decidió abandonar su carrera como cantante y sus labores de diseño para formar con él su nidito de amor.



4. Muchas millonarias buscan hombres domésticos. La vida de las ricas es muy aburridora. Muchas de ellas se cansan de vivir para la próxima aparición en público, en medio de una agenda estrecha y prestablecida, con una sonrisa para la foto. Por eso buscan refugio en un hombre que las consuele en el hogar, que sepa cocinar o que sea simplemente su amigo. Que les brinde estabilidad emocional, pues de la económica están sobradas.

Incluso algunas hacen el milagro de salir a buscar su consuelo. Cuentan las historias alemanas que Susane Quandt, heredera del 40% de la propiedad de la BMW, recorrió las instalaciones de la fábrica usando un seudónimo. Así conoció a su futuro marido, Jan Klatten, un simple empleado de la ensambladora. Muchos meses después de que comenzó la relación amorosa le reveló su verdadera identidad.



5. Las viudas ricas también lloran. Hay viudas alegres que frecuentan bares y clubes para calmar sus penas. Ese fue el caso de Gloria, la viuda del príncipe Juan Thurn und Taxis. Ella, toda una punk alemana, de 30 años, recorría las calles en una Harley Davidson, mantenía el pelo erizado y vestía pantalones y chaquetas de cuero. Mucho tiempo trató de disipar las penas de la muerte de su marido en esa forma, hasta que sentó cabeza y hoy se porta como toda una ejecutiva que administra bien su herencia. Así como Gloria pudo haber tomado la senda de la regeneración, quedan muchas otras viudas libres.



6. Muéstrese como un gran hombre de negocios, capaz de hacerle crecer su fortuna. Se ha descubierto que quienes más acuden a tomar los cursos intensivos para atrapar millonarias, son los contabilistas. Son hombres que no se contentan sólo con llevar las cifras en los libros, sino que quieren tenerlas en el bolsillo. Ese puede ser el caso de los famosos albertos que se casaron con las multimillonarias españolas Alicia y Esther Koplowitz. Alberto Cortina y Alberto Alcocer, primos entre sí, fueron puestos por sus esposas al frente de sus negocios de construcción y banca.

Cuando de la mano de ellos el imperio crecía, los dos fueron atrapados en romances que llevaron al fin de sus relaciones. Alberto Cortina fue fotografiado saliendo de un motel de Viena con su amante. Las Koplowitz decidieron poner fin al cuento de hadas, pero los albertos sacaron sus jugosas tajadas. Ellas se quedaron con los paquetes de control mayoritario de las empresas dedicadas a la inmobiliaria, mientras ellos recibieron acciones de las sociedades financieras, entre ellas el Banco Zaragozano, y hasta fincas de las marquesas. La pensión anual de los dos sobrepasa los US$100 millones al año.



7. El que a buen árbol se anima. Viva bajo la sombra de ella, pero de vez en cuando haga cosas que demuestren que usted existe. No llegue al exceso de ser considerado un consorte parásito. Así como detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, detrás de cada gran mujer debe haber un gran hombre. Al menos hágalo parecer.

El caso más conocido tiene que ver con Felipe de Edimburgo, el esposo de la mujer más rica del mundo, la reina Isabel de Inglaterra. Ella cuenta con un capital superior a los US$13.000 millones, sin incluir cinco palacios imposibles de avaluar, y dispone de 270 mil acres de tierra cultivable. Mantener toda esta fortuna cuesta más de US$150 millones al año a los contribuyentes ingleses. Aunque Felipe tiene la sangre azul del rey Andrew de Grecia y es sobrino del famoso lord Mountbatten no deja de ser visto como un avenido que prefiere mantenerse de crucero por el mundo o jugando polo, en lugar de pesar sobre las decisiones de la Corte.

Hay casos famosos de lo duro que puede ser vivir bajo la sombra. Así sucedió con el esposo de la reina Beatriz, el ex diplomático Claus von Amsberg, quien víctima de una depresión fue a dar al hospital y hoy pasa más tiempo en una casa de reposo que junto a su influyente esposa.



8. Recuerde que el dinero no lo es todo. Desde hace dos años circula en Colombia un libro que puede servir de guía para evitarse problemas con las ricas: "Tu dinero, su dinero, nuestro dinero", de la sicóloga Victoria Felton Collins. Editado por Norma, en él se llega a la conclusión de que precisamente el factor económico es el que determina las venturas y desventuras de una relación de pareja.

"Cuando el amor y el dinero se encuentran, el pasado está siempre presente, sostiene la autora. Liz Taylor advierte sobre su último marido, Larry Fortensky, operario de la construcción civil, que "ningún chico es pobre sí tiene un corazón de oro".



9. La oportunidad hace al ... Pero si cree que con la lista narrada se acabaron las oportunidades de conquistar millonarias, hay una lista todavía por mirar. La mejor heredera actualmente es la única heredera de Aristóteles Onasis, Athina Roussel, hija de la desgraciada Cristina. Lo malo es que apenas tiene siete años.

Como nuevas multimillonarias figurarán en breve Ophra Winfrey, presentadora que gana anualmente unos US$90 millones, y la cantante Madonna que al ritmo de US$45 millones anuales puede pasar en algún momento la cifra del billón norteamericano. Una viuda alegre por conquistar puede ser Ivana Zelniceck, ex esposa del magnate Donald Trump, quien pidió al separarse US$150 millones cash, un boeing 727 y la propiedad del Hotel Plaza de Nueva York.



10. Aproveche su cuarto de hora. Tenga en cuenta que la cosa no dura mucho. Como se ha visto en los ejemplos anteriores son pocos los casos de matrimonios duraderos entre princesas o millonarias y plebeyos. Más temprano que tarde, el choque inevitable debe llegar. Por eso consiga un buen acuerdo prematrimonial, con el fin de que después no se quede con los crespos hechos.

En todo caso si después de acudir a estos mandamientos nada que logra pescar, acuérdese que nada es perfecto. Siempre habrá mujeres que andan a la caza de su media naranja. Como dijo Brigitte Bardot en alguna ocasión: "Estoy a la búsqueda de una especie en vías de extinción: ¡un hombre de verdad!".

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