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ESTRATEGIAS Y EMPRESA

Larga distancia en espera

Los consorcios creados para ofrecer el servicio privado no se disolvieron, se están reacomodando. La prueba de fuego es la amenaza de paro en Telecom.

1 de noviembre de 1997

El negocio de la larga distancia privada en Colombia se paró desde hace casi un mes, cuando las empresas telefónicas locales decidieron replantear su participación en los consorcios que se habían venido conformando para ofrecer el servicio. Pero esta pausa es más aparente que real. Los protagonistas se están moviendo para reconfigurar los consorcios, pues saben que el tiempo apremia. Todos saben que la primera empresa que ofrezca el servicio tiene las mayores probabilidades de quedarse con la tajada más grandedel mercado.



Así, a pesar de que no hay ningún plazo legal para concretar los consorcios, es posible que se acelere el ritmo de las decisiones en las próximas semanas, una vez aclarado el panorama político local tras la elección de alcaldes. Y entonces se medirá la dimensión real del principal obstáculo que se le atraviesa a la larga distancia privada: la amenaza de un paro indefinido de los trabajadores de Telecom.



Rumbo de las locales



El replanteamiento de los consorcios ocurrió hace pocas semanas, cuando los gerentes de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB), Sergio Regueros, y de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), Samuel Velásquez, anunciaron que no estaban dispuestos a participar en los consorcios previamente conformados porque el cambio en las reglas del juego había afectado su posición negociadora.



El cambio en las reglas se refiere a la eliminación de los límites máximos que se habían fijado para la participación de las telefónicas locales en los consorcios que prestarán el servicio de larga distancia. Los consorcios originales estaban conformados, por un lado, por la ETB, MCI, Bell Canada, la Organización Luis Carlos Sarmiento y El Tiempo; y por otro, por EPM, el Sindicato Antioqueño y Global One (un consorcio en el que participan France Telecom, Deustche Telekom y Sprint).



En efecto, en el nuevo esquema de la telefonía privada de larga distancia, las empresas locales se han convertido en las "princesas" del paseo. Por un lado, fueron eliminados los límites a la participación en el capital de las nuevas empresas y, por otro, se les exige a los nuevos jugadores contar con un mínimo de 150.000 líneas para comenzar a operar. Sólo las empresas locales, y en particular ETB y EPM, pueden cumplir esta última condición.



Es evidente la motivación que tenían estas dos últimas empresas para romper con los pactos anteriores buscando mejorar su participación.



¿Hasta dónde podrán lograrlo? La verdad es que si bien ganaron fuerza en la negociación, ésta no es ilimitada. Y la influencia de los socios operadores internacionales no ha disminuido, pues las telefónicas locales no tienen en la práctica muchas posibilidades de cambiar sus socios internacionales.



Estos últimos tienen que ser forzosamente operadores grandes con experiencia en mercados de intensa competencia. La realidad es que no hay muchos operadores en el mundo que cumplan estas condiciones. Los principales candidatos, MCI y Sprint, ya están involucrados en el proceso. ATT tiene una relacion estable con Telecom de Colombia y no es probable que la rompa. Otras firmas como Telefónica de España, Estet de Italia y Nippon T&T de Japón tienen el tamaño, pero no son los socios ideales en lo que se refiere a su potencia en el área del mercadeo.



Puesto que son escasos los candidatos para cambiar los consorcios, lo más probable es que ellos se mantengan. Al parecer, EPM está cerca de lograr una participación de 51% en el suyo, lo que le pondría un punto de referencia alto a ETB, empresa que ha expresado su aspiración de participar con el 40%.



En cualquier caso, es a las propias telefónicas locales a quienes más les interesa que el negocio se concrete rápido. Cuando arranque el mercadeo de servicios de larga distancia, si alguno de los competidores permite que el otro le tome una ventaja importante le resultaría muy difícil recuperar después el terreno perdido.



Cómo quedan



En principio, los perdedores con las nuevas reglas del juego en larga distancia son los grandes grupos económicos.



Antes su contribución a cada consorcio era indispensable, hoy tan sólo es importante. Por eso se espera que su participación en el capital será menor.

Sin embargo, puesto que las organizaciones Sarmiento y Santo Domingo han tomado la decisión de largo plazo de hacerse a una presencia fuerte en telecomunicaciones, están obligadas a seguir adelante.



Lo que ocurre es que su estrategia en el juego deberá cambiar. En el esquema anterior, sus principales fichas eran la disponibilidad de capital, su conocimiento del entorno regulatorio local y la eventual posibilidad de afectarlo, y su propio tráfico de llamadas como ancla de una estrategia de mercado (el manejo del tráfico de información digital de una organización financiera como la de Luis Carlos Sarmiento, por ejemplo, es un negocio en sí mismo).



Ahora tendrán que ingeniarse nuevas alternativas para aumentar su peso específico en la asociación.



Una de ellas podría ser buscar participación en el capital de ETB y EPM. Otra podría ser reunir las 150.000 líneas telefónicas requeridas asociándose con un grupo de telefónicas de menor tamaño, como las de Manizales y Pereira. Una entidad de este estilo podría ser suficientemente atractiva para los operadores internacionales.



La incógnita



Con el remezón de los consorcios y a medida que la atención se concentra en los detalles de las negociaciones, resulta fácil olvidar que el surgimiento de la larga distancia privada en Colombia dependerá de lo que pase con el sindicato de Telecom.



El sindicato de trabajadores de Telecom ha expresado repetidamente que rechaza el esquema del gobierno para la apertura de la larga distancia. Según Heberto López, presidente de esta organización, la larga distancia privada es simplemente una manera de "entregar a los extranjeros uno de los negocios más rentables del país, con una infraestructura en marcha, para acabar con Telecom". E insiste: "Las multinacionales no van a traer ni un peso. Se van a montar en la infraestructura que aportamos los colombianos".



El punto importante es que el sindicato siente que ya ha agotado todas las instancias posibles para el diálogo con el gobierno y que su única salida es el paro. López afirma: "el gobierno ya tomó su decisión y los sindicatos también". Carlos Cely, presidente de la Asociación de Técnicos, dice: "el gobierno no nos deja más alternativa. Aquí a la gente no la escuchan si no se mueve".



¿Qué capacidad tiene el sindicato de Telecom para afectar la viabilidad del proceso?



Algunos piensan que no es posible que se repita una situación como la de 1992, cuando la huelga de Telecom dejó al país incomunicado con el exterior. Hoy existen modalidades de comunicación que están por fuera del control del sindicato, como los teléfonos celulares y los servicios de las empresas de valor agregado, que le restarían poder a la amenaza.



Pero otros no están de acuerdo. "El sindicato de Telecom también asimiló la lección de 1992", explicó a Poder & Dinero un experto del sector que prefirió no revelar su nombre. "Si hicieran un paro ahora, no le apostarían el éxito simplemente a su capacidad para generar problemas técnicos. Tienen en su mano un factor generador de desorden mucho más importante, representado por la alianza que han construido con los sindicatos de Ecopetrol, Inravisión y las telefónicas locales para acudir al paro juntos".



Habría que ver hasta dónde este gobierno estaría dispuesto a soportar un paro simultáneo de estas organizaciones. Por ahora, se sabe que los líderes sindicales están desarrollando una tarea proselitista permanente entre sus bases. Lo único cierto es que el futuro de la larga distancia no se conocerá en tanto no se resuelva este problema.

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