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Arancel externo no tan coman

1 de septiembre de 1993

LA NEGOCIACIÓN del Arancel Externo Común, AEC, propuesto por la junta del Acuerdo de Cartagena, que debe culminar en diciembre de este año, se puede reflejar en un alza del universo arancelario colombiano. Analizadas 1.162 subpartidas arancelarias en las que Colombia difiere del AEC, será necesario que el país aumente el arancel para 1.081 y disminuya para apenas 81. Colombia y Venezuela tienen 602 subpartidas similares en arancel, de las 1.162 en las cuales los dos países difieren del AEC. En el 50% de los casos los incrementos serían superiores a 10 puntos.

Sin embargo, el equipo económico colombiano propondrá algunas alternativas para que no se afecte en demasía el universo arancelario binacional. En la negociación se aclararán ante la junta del Acuerdo de Cartagena las diferencias arancelarias que existen en la negociación para términos de 10 dígitos y no de 8. Se propondrá que en aquellos casos en los cuales el AEC no es igual al arancel del desdoblamiento colombiano, se adopte el arancel colombiano.

En cambio. en las subpartidas en donde los aranceles colombiano y venezolano son iguales pero diferentes al Externo Común, se propondrá adoptar el colombo -venezolano. En estos momentos el promedio simple del arancel de las 1.162 partidas colombiano es del 7.5%. El promedio simple del AEC propuesto por la JUNAC es de 14.8% para las mismas partidas. En estas condiciones se aleja más el objetivo de un arancel efectivamente común, todo esto sin entrara analizar la falta de armonizacion en el sector agropecuario, donde los distintos países imponen barreras para arancelarias sin previa consulta.

Es claro que ti¡ el gobierno ) ni los empresarios colombianos, están dispuestos a que suban los aranceles, que en muchos casos corresponden a materias primas. En este caso, como en tantos otros, tiene que primar el pragmatismo.

Mil y una noches

AUNQUE PAREZCA una historia de las mil y una noches, Arabia Saudita está quebrada. Gastos incontrolados, compras militares y prácticas financieras corruptas han ocasionado la desaparición de los US$ 121.000 millones que tenía en reservas internacionales hace 10 años el primer país en reservas de petróleo. No obstante, hechos tan absurdos como subsidiar la producción de trigo en un desierto -en estos momentos son los sextos exportadores a nivel mundial-, han acabado con las finanzas del país. El déficit fiscal supera el 9% del PIB; los miembros de la familia real deben miles de millones de dólares al sistema financiero del país y la deuda pública se multiplicó por tres entre 1989 y 1992.

Ahora el déficit no sólo es fiscal, sino también en balanza de pagos. Arabia Saudita tiene 10 millones de habitantes que no pagan impuestos y reciben grandes beneficios de la seguridad social. Los 4.000 príncipes tienen libre acceso a la banca, a los subsidios del gobierno y son intermediarios en la compra de armamento.

La conclusión es que ante la voracidad y corrupción de los gobiernos y la pasión por el gasto, no hay petróleo que valga.

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