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TONY

Abróchese bien

El cinturón no es sólo un instrumento de los ministros de Hacienda. También sirve para darle un toque de distinción al atuendo masculino.

1 de noviembre de 1994

Nadie sabe a ciencia cierta cuándo se inventaron los cinturones. Existen antiguas ilustraciones y grabados de hace casi 3.000 años, que muestran cinturones empleados más bien como un objeto decorativo -a veces tachonados con piedras preciosas como señal de riqueza y posición o para sostener varias armas- que como una manera de sostener los pantalones.

La primera vez que se usaron los cinturones para este propósito parece haber sido durante la época del indómito Oeste en Norteamérica; allí se pusieron presillas en los jeans azules de dril y los cinturones reemplazaron a los incómodos tirantes de los vaqueros. Desde entonces han cambiado continuamente en forma, material y hebilla hasta que hoy día son tanto decorativos como prácticos.

No es una casualidad que cuando Gianni Versace abrió las puertas de su fastuoso emporio de US$20 millones en Londres, el artículo más costoso en el departamento de hombres no era una camisa de seda pintada a mano ni una chaqueta de cuero más suave que la mantequilla, sino un cinturón de cuero de cocodrilo con una hebilla de oro de 22 quilates y una etiqueta de precio de US$12.000. Pero no se preocupe, si usted no puede comprar tal extravagancia, hay mucho para escoger. Los cinturones se han convertido en un gran negocio, especialmente para, empresas italianas como Pino, Paolo de Ponte y Nanni, para sólo nombrar algunas, en donde se puede encontrar una variedad de cinturones clásicos y a la moda para satisfacer cualquier gusto y a precios asequibles. La regla general para el hombre elegante es que el cinturón siempre debe hacer juego con los zapatos, aunque no existe una regla establecida acerca de la correspondencia del color con el traje. A los italianos, tan conscientes de la moda, les gusta usar zapatos y cinturón color canela con trajes azules oscuros y grises, mientras que los ingleses, más conservadores y convencionales, prefieren usar el negro básico con sus rayas finas. La única regla segura es que los cinturones se han convertido en un importante accesorio masculino.

Ya sean metálicos y tachonados para usarse con jeans y un par de botas de vaquero o de motociclista, o los cinturones reversibles Gucci o Daks para el caballero clásico, éstos ya son una moda establecida, tanto por su utilidad como por su importancia como accesorio de la moda.

Nadie puede sobrevivir sin un cinturón negro, pero ha sido en los últimos años, cuando el "look" natural se ha puesto de moda, que el café se ha vuelto de nuevo un color importante en los cinturones, con frecuencia con costuras contrastantes y hebilla de latón. Los cinturones de tela también se han vuelto populares, especialmente el de lino crudo plateado para el "look Grunge". El haber revivido la moda de los años 70 también ha popularizado los cinturones de tinta de teleimpresor brillantes y en colores vivos, a lo Calle Carnaby, como lo muestran los desfiles de modas de los diseñadores Katherine Hamnett y Otto Glanz. Con los fuertes movimientos de Greenpeace y otros ambientales, los cinturones de piel de reptil han declinado en popularidad y han sido reemplazados por cuero estampado, para crear el efecto visual del lujoso cocodrilo o de la serpiente, sin causar la extinción de la vida silvestre en muchos países. Esto naturalmente no amenaza a los reptiles cultivados especialmente para el comercio de pieles.

Si usted piensa que los cinturones son sólo para sostener sus pantalones, eche otra mirada. Son el reflejo de su estilo personal.

Y los detalles hacen al hombre. Y ahí está el detalle.

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