Desde el pasado martes Juan José Echavarría, gerente del Banco de la República, revivió el debate sobre la posibilidad de eliminar tres ceros a la denominación del peso colombiano, iniciativa que de cualquier modo debe contar primero con la aprobación del Congreso.El gerente del Emisor explicó que el país podría aprovechar que los bancos centrales en todo el mundo tienen por tradición cambiar por completo sus billetes al transcurrir periodos de entre 12 años y 15 años, modificación que Colombia llevó a cabo durante el 2016.En ese momento, los senadores Roy Barreras, Mauricio Lizcano, Armando Benedetti, Sandra Villadiego, Ángel Custodio Cabrera, José David Name, Andrés García Zucardi y Miguel Amín presentaron ante la comisión tercera del Senado una iniciativa que tenía aval del Gobierno y pretendía, precisamente, eliminar tres ceros al peso.Recomendado: El Partido de la U. radicará proyecto de ley para quitarle 3 ceros al pesoEl proyecto, que fue archivado desde el primer debate en la Comisión Tercera, pretendía que el nuevo peso fuera equivalente a mil pesos actuales, dividido en cien centavos. De este modo, la palabra “mil” que aparece en los nuevos billetes emitidos por el Banco de la República sería eliminada y las monedas tendrían que ser acuñadas nuevamente para que indicaran “centavos”.Además, y a manera de régimen de transición, la Superintendencia de Industria debía garantizar que los precios indicados para cada producto ofrecido “tanto por los mayoristas como por los minoristas, sea presentada, tanto en pesos actuales como en nuevos pesos”.Esta entidad también debería “tomar las medidas necesarias en materia de promoción de la competencia y protección del consumidor, para impedir y reprimir la especulación y alzas de precios con motivo del cambio de denominación de la moneda”.En este punto, hay dos teorías que el mismo gerente Echavarría reconoce. El cambio de denominación en la moneda nacional podría generar un fenómeno de alta inflación en el país, que el gerente señala que en cualquier caso sería transitorio, o generar un incremento leve en los precios al consumidor.El codirector del Banco de la República, José Antonio Ocampo, le dijo a Dinero que no cree que el cambio de denominación en la moneda tenga mayores efectos sobre la inflación del país y que, de hecho, ya hay comercios como algunos restaurantes que en sus tablas de precios no utilizan los tres ceros o la palabra “mil”, lo que demostraría que los colombianos de cierto modo están “pidiendo el cambio”.Puede interesarle: Las críticas al nuevo billete de $100.000Echavarría agregó este miércoles que el cambio de la denominación además pondría a Colombia en línea con “los países modernos” y le acercaría aún más a los estándares internacionales.Además, aseguró, el costo de producir los nuevos billetes sería inferior al de acuñar las nuevas monedas y en cualquier caso se trataría de un costo “menor” si se tiene en cuenta que el país se “modernizaría” y de todos modos debía cambiar su papel moneda.Sin embargo, la implementación de los nuevos billetes en los cajeros automáticos ha avanzado en apenas 25%, aunque han pasado casi dos años desde su salida a circulación.La razón es el costo que tiene dicho proceso. Fuentes del sector financiero le contaron a Dinero que los bancos deben hacer grandes inversiones para modificar el software de los cajeros electrónicos, de modo que estos reconozcan los nuevos billetes y, naturalmente, entre más grande es la red de cajeros, más amplia debe ser la inversión.Esto significa que si durante el próximo gobierno se presenta y aprueba una nueva iniciativa para modificar la denominación de la moneda nacional, los bancos tendrán que iniciar nuevamente las modificaciones de sus cajeros electrónicos, retrocediendo lo ya avanzado y multiplicando sus inversiones para esta causa.Lea también: Los 6 nuevos billetes con los que Venezuela busca combatir la devaluación