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Gil Taran, presidente de iCarnegie. | Foto: Santiago Gutiérrez Viana

Educación

“Hay que enseñar lo que se requerirá en cinco años”

Qué se debe enseñar en Colombia en tecnología. Cómo debe ser los cursos. Qué características debe tener un buen profesor. Entrevista con Gil Taran, presidente de iCarnegie, experto en educación.

Santiago Gutiérrez Viana
1 de julio de 2011

Las áreas en las que se debe concentrar la educación laboral en Colombia en campos de tecnología son bien claras. La lista incluye desarrollos de software para móviles, aplicaciones para la nube y para entretenimiento (animación, juegos), robótica (para agricultura, salud, petróleo y minería), tecnologías limpias y salud (telemedicina). Esta es una visión que trae a Colombia Gil Taran, presidente de iCarnegie, una compañía adscrita a la universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh, que tiene como misión la de usar la educación para cambiar el mundo y transformar la vida de la gente.

El experto, que ha estado vinculado a proyectos de educación en una decena de países, también menciona el desarrollo de software ‘embeded’, que son programas para aparatos como los carros o neveras que usan chips. Esto último es importante, porque el 97% de los chips en uso en el mundo están en este tipo de máquinas y no en computadores.

La razón para seleccionar esas áreas está en que para diseñar los cursos de educación hay que mirar al futuro. “No se puede enseñar solo lo que se necesita hoy, sino lo que se requerirá dentro de cinco años”, señala el experto.

Con esa óptica, los desafíos vendrán también de problemas como los de la seguridad de la información y la privacidad, de la capacidad de integrar sistemas nuevos con los de las generaciones más viejas y de la posibilidad de crear diseños atractivos.

Con las áreas de enseñanza claras, Gil Taran señala también los elementos cruciales para establecer métodos de enseñanza y tecnologías de aprendizaje que permitan acelerar la adopción de conocimientos y mejorar la productividad del país.

“Creo que Colombia tiene dos necesidades muy específicas en términos de educación. Una de corto plazo, que es la de capacitar a la fuerza de trabajo para que pueda atender las necesidades de la industria. La otra, de largo plazo, requiere generar innovación. Esto necesita investigación y grados más altos de formación”, explica. Considera que se puede avanzar en satisfacer las dos necesidades simultáneamente.

Primero lo primero
Considera que en ese sentido, se le debería dar una prioridad alta a la conformación de cursos cortos que les permitan a los empleados hacer su trabajo de forma más eficiente. “Son cursos en administración de proyectos de software, tecnología web, lenguajes de programación y en las tecnologías específicas que usan las compañías para sus negocios”, dice.

Para acelerar el aprendizaje, los educadores deben entender las necesidades inmediatas de la industria, donde están sus problemas y traducir esas necesidades rápidamente en programas para hacer mejor lo que necesitan. Con una fuerza de trabajo entrenada, las empresas contratarían y operarían con mayor facilidad.

Pero además de programas pertinentes, se necesitan profesores con unas calidades especiales. “Lo que nosotros hemos encontrado es que los profesores que enseñan mejor en este tipo de cursos prácticos tienen tres características”, afirma Gil Taran. La primera es que tienen experiencia en la industria y por ello entiende los retos que enfrentan quienes trabajan allí. La segunda es que deben ser buenos profesores. “Han enseñado antes”. La tercera, es que deben ser creativos en la transmisión del conocimiento. “Se deben descartar los que no comprometan y entusiasmen a su audiencia”, añade.

En ocasiones, este tipo de profesores no existen en el país. En ese caso, el experto admite que habría que traerlos del exterior en el corto plazo. “En plazos más largos hay que identificar el talento local que tenga los atributos básicos mencionados. Entrenar un buen profesor para cursos cortos se toma entre seis meses y un año desde que se selecciona”, señala.

En general, opina, los instructores deben tener ejemplos locales y contextualizar el material de estudio. Por eso, cuando se desarrollan materiales en otros países, hay que adaptarlos a las condiciones de cada lugar.

Pero la labor de conseguir programas educativos excelentes no se detiene allí. El experto destaca que quienes los diseñan deben hacer un seguimiento cercano de los profesores y de sus cursos. “Hay que visitarlos, hay que ver cómo enseñan”, dice.

El largo plazo
El desarrollo de capacidad innovadora es otro asunto. En ese tema empiezan a aparecer programas de educación formal en maestrías o doctorados, que mejoren las habilidades técnicas y que ayuden a fortalecer la capacidad de administrar y liderar equipos.

Cada nivel de educación sirve para atender cosas diferentes. “Los graduados de pregrado usan las herramientas existentes para resolver problemas existentes. Los de maestría usan herramientas nuevas para resolver problemas existentes. Los de doctorado usan herramientas nuevas para resolver problemas nuevos”, ilustra Gil Taran.

Pero además conviene mantener a la academia cerca de las empresas. Eso no siempre ocurre. En la universidad Carnegie Mellon resuelven en parte ese problema permitiéndoles a los profesores dedicar hasta el 20% de su tiempo a la consultoría en empresas. “Pueden ver lo que ocurre en la industria y llevarlo a los salones de clases”, dice el experto. Con eso se pueden ajustar fácilmente los currículos.