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Rescate de GM podría impulsar la imagen de Obama

La compra de General Motors por parte del presidente Barack Obama conlleva algunos riesgos para él y algunos demócratas, pero los ciudadanos se sentirán más cómodos con el rescate al desgastado ícono automotor que con el de los bancos de Wall Street, dijeron analistas.

29 de mayo de 2009

WASHINGTON - El gobierno de Estados Unidos podría terminar con una participación de un 72,5 % en el gigante industrial con base en Detroit bajo el plan de reestructuración en bancarrota que sería lanzado en unos días.

Eso pondría en riesgo más de US$30.000 millones de los contribuyentes.

El acuerdo pondrá a prueba el histórico eslogan: "Lo que es bueno para GM es bueno para Estados Unidos", pero también podría ser bueno para Obama, que se esforzó en la campaña a la presidencia para conectarse con los trabajadores.

"Si Obama permitiera el fracaso de GM (...) la gente en lugares como el noreste de Ohio se preguntaría: '¿Por qué hay dinero para los banqueros ricos en Nueva York y no para los trabajadores del sindicato aquí?", comentó Paul Sracic, director de Youngstown State University en Ohio.

"Realmente es necesario que, al menos, parezca que está ayudando al hombre común", añadió.

Pero los republicanos conservadores, que generalmente se oponen a la intervención estatal en los negocios, podrían encontrarse en una difícil situación política, dado el fuerte arraigo que tiene GM en la cultura de Estados Unidos, incluso en algunos distritos republicanos.

La automotriz emplea a unos 88.000 trabajadores fabriles y asalariados en el país y ha sido un referente de industrias como las del acero, plástico, almacenes, software, cuidado de la salud, camiones y papel.

El último giro en la historia de 101 años de GM llegó cuando el Congreso y el ex presidente George W. Bush, un republicano, acordaron crear un fondo de US$700.000 millones para rescatar a Wall Street, cuyos problemas amenazaban con destruir al sistema financiero global.

En rápida sucesión, el gobierno de Estados Unidos se halló en control de la mayor aseguradora del país, AIG, y los gigantes de préstamos hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae.

La imagen de Washington saliendo al rescate de ejecutivos ricos enfureció a los votantes en las semanas que condujeron a los comicios presidenciales y legislativos de noviembre, en los que los Republicanos sufrieron fracasos punzantes.

Un asesor republicano de la Cámara de Representantes contrastó el rescate bancario con el de GM.

"Opera en forma diferente. (GM) tiene una dinámica muy diferente que la que pareció ayudar a la gente cuyos propios excesos causaron el problema en primer lugar", indicó.

El asesor, que pidió no ser identificado, comentó: "hubo un nivel de sorpresa" asociado con el plan bancario de US$700.000 millones que fue organizado en semanas.

Sin embargo, han circulado señales de una bancarrota y rescate de GM durante, al menos, seis meses, lo que da tiempo de preparación a los políticos y a la gente.

 

 

 

(Reuters)