Home

Noticias

Artículo

Prolongado conflicto educacional chileno en punto muerto

El conflicto que desde hace más de tres meses tiene alterada la educación universitaria y secundaria de Chile entró en un punto muerto por la negativa oficial a acceder a las exigencias estudiantiles, aunque el ministro de Educación aseguró que el gobierno no apuesta a debilitar el movimiento para resolver el litigio.

16 de septiembre de 2011

El titular de Educación, Felipe Bulnes, rechazó dos de las cuatro exigencias estudiantiles para sentarse a una mesa de diálogo que hace dos semanas habían acordado con el presidente Sebastián Piñera.

Los dirigentes estudiantiles reaccionaron de inmediato convocando a un nuevo paro nacional para la semana entrante. Los estudiantes, respaldados por otros sectores, han realizado desde junio multitudinarias manifestaciones callejeras, las mayores desde que se restableció la democracia en 1990.

A Piñera el conflicto le ha costado una fuerte baja en su popularidad, que según una última encuesta divulgada la semana pasada alcanza sólo el 27%.

La tesis de que el gobierno se está jugando por el debilitamiento del movimiento estudiantil respaldado por el Colegio de Profesores en demanda de profundas reformas a la educación chilena, es compartida por muchos analistas y opositores al gobierno derechista.

"Nosotros hemos estado buscando diálogo con los distintos actores estudiantiles, sean secundarios o universitarios, todo el tiempo y mucho más allá de las instancias públicas. Nuestra apuesta no es el debilitamiento del movimiento", dijo Bulnes la mañana del viernes en declaraciones a radio Cooperativa.

Sin embargo, apuntó a los sectores menos radicales del movimiento estudiantil para que presionen por un acuerdo y un entendimiento con el gobierno.

Bulnes instó a que "los sectores más flexibles, que están más preocupados de los costos que está significando para las propias instituciones y para los propios estudiantes, finalmente ejerzan un liderazgo y se impongan". Agregó que han prevalecido los sectores "más intransigentes" y que resulta muy difícil conversar con ellos.

Además de las masivas protestas, un par de decenas de estudiantes y padres de alumnos participan en huelgas de hambre, que en un colegio capitalino supera ya los 50 días.

AP