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Producir más, comercio justo y protección social para atajar alza de precios

Producir más y mejor, establecer reglas transparentes para un comercio justo y adoptar medidas de protección social para los más pobres son las soluciones que expertos de organismos internacionales consultados por Efe plantean para frenar la subida de los precios de los alimentos.

7 de marzo de 2011

Santiago de Chile - "Las alternativas para enfrentar los impactos negativos del alza van por el lado productivo y social", explica Fernando Soto, director de Políticas de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.

"Hay que aumentar la producción de alimentos en los países que tienen posibilidades de hacerlo, pero ninguno tiene capacidad para producir todo lo que necesita y, por lo tanto, no es factible pensar en la autosuficiencia", advierte.

A juicio de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), también se requiere "que los mercados sean cada vez más transparentes y competitivos, sin trabas" a fin de establecer "una relación comercial más equitativa entre los países importadores y los países con excedentes de producción".

Pero además es necesario proteger el ingreso de los segmentos vulnerables de la población -que son los que sufren más el impacto de la escasez alimentaria- con programas como la alimentación escolar y las transferencias condicionadas de ingresos.

Una opinión que comparte Adrián Rodríguez, jefe de la Unidad de Desarrollo Agrícola de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La protección a los consumidores, el apoyo a la producción y la aplicación de una adecuada política comercial son, a juicio de este experto de la Cepal, los ejes sobre los cuales deben articularse las medidas para evitar que estalle una crisis alimentaria global como la de hace tres años.

"Pero no hay recetas universales", aclara Adrián Rodríguez, porque cada país tiene una estructura comercial, un modelo agrícola y un grado de apertura de la economía diferentes.

A nivel internacional, los expertos abogan por establecer mecanismos de coordinación global (debate ya iniciado en el seno del G20), la acumulación de reservas estratégicas de granos, y la transparencia en el funcionamiento de los mercados.

"La información -enfatiza Fernando Soto, de la FAO- es el antídoto fundamental contra la inestabilidad de los mercados".

En 2008, el aumento de la demanda mundial a raíz del crecimiento de las economías emergentes provocó la escasez de algunos productos y un alza generalizada de los precios.

Semanas atrás, el índice de los precios internacionales de los alimentos se volvió a disparar. En febrero este indicador que calcula la Organización para la Agricultura y la Alimentación batió el récord de las últimas dos décadas.

Y si hace tres años la crisis alimentaria generó disturbios en varios países pobres, el encarecimiento de los productos básicos nuevamente está desencadenando protestas, que esta vez incluso han provocado el derrocamiento de algunos gobiernos.

En América Latina el panorama es menos inestable, pero la amenaza de una crisis alimentaria también se cierne sobre la región.

A enero de 2011, la inflación alimentaria interanual era mayor que el IPC general en prácticamente todos los países. En Argentina, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Paraguay y Venezuela las tasas incluso alcanzaron los dos dígitos.

Y aunque en las últimas semanas se ha frenado la tendencia alcista, los expertos están lejos de considerar que se trate de un quiebre de tendencia, y aconsejan prudencia, dada la alta volatilidad que registran los precios de estos productos.

De hecho, "desde fines de 2002, los precios que componen la canasta básica de los índices de precios en los países de la región han subido vertiginosamente", advierte Fernando Soto.

Además, el alza de los precios impacta principalmente a la población más pobre, ya que "reduce su acceso a los alimentos o hace que cambie su dieta, lo que puede traer efectos negativos en la nutrición", advierte el director de Políticas de la oficina regional de la FAO.

Pero aunque la situación actual empieza a parecerse a la de 2008, nuevos factores están afectando a la volatilidad de los precios de los alimentos en América Latina.

Uno de ellos, según el jefe de la Unidad de Desarrollo Agrícola de la Cepal, es la producción de biodiesel, que en los últimos tres años se ha duplicado.

Pero además, señala Adrián Rodríguez, se está dando un fenómeno de "financierización" de los productos agrícolas debido al fuerte crecimiento de los mercados de futuros.

A esto hay que agregar otro elemento decisivo: el aumento de los "eventos climáticos extremos", como inundaciones y sequías, que casi se ha triplicado en algunas zonas.

Pero lo más importante no es analizar el impacto de esta crisis por países, sino su incidencia en los sectores sociales, recalca Adrián Rodríguez, de la Cepal.

Y así, un problema que tiene su origen en el alza de los precios de los alimentos paradójicamente se podría ensañar con los campesinos, los mismos que los cultivan.

 

(Efe)