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Patentes no usadas pueden ser mina de oro de nuevos empresarios

Hay innumerables patentes más que parecen promisorias pero permanecen sin usar, dicen los promotores de la creación de empresas.

7 de mayo de 2007

Milwaukee, EE, Wisconsin, EE.UU.- Dilip Kotecha creyó que sus días en el mundo laboral habían terminado cuando se jubiló de una empresa productora de alimentos. Pero cuando cayó en sus manos una patente para preparar yogur instantáneo, que nunca había sido utilizada, no pudo resistir la tentación de convertir esa idea olvidada en un negocio.

"Yo diría que nuestra empresa no estaría siquiera aquí si no fuera por esa patente", dijo el empresario de 59 años.

Numerosas patentes más _incluida la aprovechada para inaugurar Yokit, la compañía de Kotecha_ permanecen sin ser usadas cuando las empresas deciden no convertirlas en productos. Ahora, varios grupos sin fines de lucro y algunos gobiernos estatales están pidiendo que las empresas donen las patentes sin uso para entregarlas a empresarios locales a fin de que busquen hacer negocios.

La patente de Kotecha se refería a la fórmula del yogur instantáneo. La empresa de productos de consumo SC Johnson recibió la patente en 1984 pero canceló los planes de comercializar ese alimento.

En vez de seguir empolvándose en los archivos, la patente donada permitió el surgimiento de una empresa que, según Kotecha, podría revolucionar la industria de las máquinas expendedoras de alimentos y el suministro de comida para los soldados que cumplen misiones en el extranjero.

De hecho, entre 90% y 95% de todas las patentes está inutilizado, según Ron Sampson, secretario del Instituto Nacional para la Adquisición y Comercialización de Tecnología Estratégica, una organización sin fines de lucro.

"Estas tecnologías representan un activo nacional importante, pero la gran mayoría permanece sin ser usada y será abandonada a la postre en forma permanente", lamentó Sampson.

Las empresas solían recibir beneficios fiscales por donar patentes. El Congreso puso fin a ese incentivo en el 2004, después que demasiadas compañías trataron de deshacerse de patentes que tenían pocas probabilidades de comercializarse.

Así, las empresas tienen ahora menos incentivo para ofrecer patentes desaprovechadas.

Kotecha recibió la patente mediante el Centro para la Tecnología Avanzada y la Innovación (CATI por sus siglas en inglés). La "incubadora de empresas" Racine adquirió la tecnología de SC Johnson en el 2002 y se acercó a Kotecha porque tenía información de que el jubilado poseía experiencia en producción de alimentos.

CATI dio la patente a la empresa Yokit, de Kotecha, a cambio de una participación de 5% en la compañía.

El centro ha fomentado la creación de otras cuatro empresas en cinco años. Su meta es impulsar la economía del sureste de Wisconsin dando a empresarios locales el acceso a tecnologías maduras que permanecen en hibernación.

Kotecha mejoró la fórmula original y patentó una variante del yogur, a la que puede agregarse agua en vez de leche. Considera que ese cambio facilitaría el consumo.

En otros lugares existe también interés por las patentes otrora olvidadas.

Judy McKinney Cherry, directora de desarrollo económico en Delaware, informó que su estado compra patentes y las ofrece a los ciudadanos locales, como una forma de dinamizar la economía.

"Es cuestión de pensar estratégicamente a largo plazo", dijo McKinney Cherry. "Sólo hace falta que uno o dos negocios se destaquen entre 100 para tener éxito".

En el 2006, su estado recibió 255 patentes de DuPont Co. y cinco de la productora química Hercules Inc. Ninguna compañía recibió beneficios fiscales, pero el estado proporcionó ayuda de capital para remozar instalaciones.

Los funcionarios de Delaware abrieron una página de internet donde los empresarios pueden revisar y solicitar las 105 patentes que el estado ha recibido hasta ahora de DuPont.

¿Por qué las empresas gastaron dinero para investigar una tecnología y después dejaron la patente en el olvido?

Procter & Gamble Co., que utiliza sólo unas 7.000 patentes de las aproximadamente 36.000 que posee, suele registrar cualquier avance significativo, pero sólo explota aquellos que cumplen con las estrategias de largo plazo de la corporación, dijo su portavoz Jeff LeRoy.

"En algunos casos, tenemos una tecnología que por alguna razón decidimos no lanzar, o hace falta más desarrollo que escapa a la experiencia de P&G", dijo LeRoy.

En el pasado, P&G ha donado patentes, incluida una en el 2000 que llevó a la fundación de Nutrijoy, una empresa de Kansas que vende bebidas nutritivas.

IBM Corp. tiene más de 40.000 patentes, de acuerdo con su vocero Steven Malkiewicz. En vez de ceder las patentes no utilizadas la empresa las conserva, pero permite que algunos grupos utilicen gratis la tecnología.

"Creemos que esta estrategia ayuda a generar innovaciones y crecimiento", dijo.

Delaware ha descubierto que las patentes olvidadas pueden ser una fuente asequible y casi ilimitada de desarrollo económico, dijo McKinney Cherry. Incluso sin el incentivo fiscal, cada estado debería analizar sus recursos locales y ofrecer quizás sus propios beneficios, o debería apelar al interés de una empresa por apoyar a la comunidad.

"Uno no puede depender de los viejos métodos de desarrollo económico. Hay que ser innovador", recomendó. "Cada estado tiene estas minas de oro en su territorio. Sólo es cuestión de encontrar la forma de liberar ese potencial".

 

 

AP