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Países de Unasur se reúnen mientras compran más y más armas

El presidente venezolano Hugo Chávez agravó las tensiones justo antes de la reunión del viernes de la Unión Suramericana de Naciones al amenazar con romper relaciones con Colombia por el acuerdo que permitiría una mayor presencia militar estadounidense en ese país.

27 de agosto de 2009

BUENOS AIRES — Chávez acusa a Estados Unidos de desatar "los vientos de la guerra" en el continente, aunque pocos diplomáticos coinciden luego de una gira de funcionarios colombianos y estadounidenses en que buscaron calmar los ánimos de los países vecinos.

El acuerdo entre Colombia y Estados Unidos ha generado gran incertidumbre sobre la estabilidad regional y ha facilitado un pretexto más para que los países de la región gasten cuantiosas sumas de dinero en sus capacidades bélicas.

Venezuela ha gastado US$4.000 millones en la compra de armas rusas, Ecuador ha comprado 24 aviones de guerra brasileños y seis aeronaves a control remoto de fabricación israelí. Bolivia ha abierto una línea de crédito con Rusia de US$100 millones para la compra de armamento.

Tales compras ya estaban planificadas aun antes de que la AP divulgara los detalles del acuerdo entre Estados Unidos y Colombia.

Los gastos de defensa en toda la región han estado en aumento, aunque la mayoría de los gobiernos aseguran que se trata sólo de una modernización de rutina. Las 12 naciones de América del Sur invirtieron aproximadamente US$51.000 en sus fuerzas militares el año pasado — un aumento de 30% con respecto al 2007, según el Centro para la Nueva Mayoría, un grupo de estudios con sede en Buenos Aires.

Eso es poco comparado con el resto del mundo, pero es una carga pesada para las democracias jóvenes en tiempos de paz que se esfuerzan por lidiar con problemas como la pobreza y la contracción económica.

"Nada de esto es bueno. Lo último que la región necesita es una carrera armamentista. De ninguna reunión de Unasur debería surgir la frase 'usted se está armando, es por eso que nosotros debemos seguir armándonos''', dijo Markus Schultze-Kraft, analista en Bogotá del International Crisis Group, una organización de resolución de conflictos.

La Red Latinoamericana para la Seguridad y Defensa, un grupo investigador en Buenos Aires, sostiene que Ecuador es el país sudamericano con más gastos de defensa en proporción a su economía: el 10,7% de su presupuesto nacional.

En contraste, Colombia gasta el 9,3% de su presupuesto en armas y Venezuela el 5,2%.

El presidente colombiano Alvaro Uribe, en el encuentro a realizarse en Bariloche, Argentina, tratará de asegurar a los demás líderes que el acuerdo con Estados Unidos busca sólo afilar sus capacidades para luchar contra el narcotráfico y el terrorismo, y que las tropas no se extralimitarán de su territorio sin autorización.

Pero los líderes latinoamericanos y los congresistas estadounidenses que no fueron consultados sobre el pacto exigen mayores explicaciones, y algunos piden garantías por escrito.

"Desafortunadamente esto podría conducir a una escalada armamentista en la región, particularmente con Venezuela, Ecuador y otros países para compensar lo que perciben como un cambio en la balanza de poder", dijo Miguel Tinker Salas, profesor del Pomona College en Claremont, California.

Chávez se ha mofado de la posición de Estados Unidos de que sólo quiere ayudar a Colombia a luchar contra el tráfico de drogas y el terrorismo, y sostiene que las tropas estadounidenses podrían usar las bases colombianas para lanzar operaciones contra líderes latinoamericanos como él. Por ello, dijo, Venezuela debe comprar más armas para compensar una desigualdad militar.

Otros sospechan de cualquier presencia militar extranjera en América Latina, donde aún está fresca la memoria de las dictaduras militares apoyadas por Estados Unidos.

El reciente golpe en Honduras --encabezado por unas fuerzas armadas con estrechos lazos con Estados Unidos-- también preocupa a los diplomáticos de la región.

Las promesas verbales de Uribe no han atenuado las sospechas, especialmente desde que despachó a sus fuerzas militares a atacar a una base de las FARC en territorio ecuatoriano el año pasado para matar a un comandante rebelde, y le expresó tanto a Chávez como al presidente ecuatoriano Rafael Correa que estaría dispuesto a volverlo a hacer.

"Tenemos un problema que no se puede barrer debajo de la alfombra", dijo el canciller brasileño Celso Amorim la semana pasada durante una reunión con su homólogo ecuatoriano, Fander Falconi. Sugirió que Colombia debe "poner por escrito todo lo que las autoridades colombianas han dicho y ponerlo en una nota diplomática" como garantía.

Varios diplomáticos han lamentado que el presidente Barack Obama no asista a la cumbre para explicar la posición de su país y sostienen que el acuerdo con Colombia contradice su promesa de poner fin a décadas de una política estadounidense de "mano dura" y dar inicio a una nueva era de cooperación y buena fe que hizo en la última Cumbre de las Américas de Trinidad Tobago.

Si Uribe responde que otros países de la Unasur están también comprando armas extranjeras, Brasil está listo para replicarle, dijo el portavoz oficial brasileño Marcelo Baumbach. Brasil recientemente compró helicópteros y submarinos franceses y se dispone a adquirir aviones de guerra por 2.000 millones de dólares a fin de defender sus recursos petroleros marinos y la selva amazónica.

El presidente brasileño Luis Inacio Lula Da Silva irá a la cumbre para "reducir las tensiones que tienden a ser magnificadas por la retórica y la polarización", declaró Baumbauch. El mandatario brasileño le ha solicitado a Obama reunirse con sus contrapartes sudamericanos, quizás en la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre, "para superar esta lamentable mentalidad de Guerra Fría".

Si Washington hubiera presentado el acuerdo como un esfuerzo multilateral para combatir los problemas transnacionales de tráfico de drogas y terrorismo habría tenido un resultado diferente, dijeron varios analistas. En su lugar, el pacto se hizo en secreto, alimentando temores y provocando la compra de armas a rivales de Estados Unidos.

"Si Estados Unidos no quiere vendernos, ahí está China o Rusia", dijo el mandatario boliviano Evo Morales este mes durante una ceremonia militar, quejándose de que había esperado en vano durante meses la aprobación en Estados Unidos de la compra de seis aviones ligeros de ataque.

En el mismo discurso, Morales declaró que cualquier mandatario que invita a tropas extranjeras a su territorio es un "traidor" a América Latina y rechazó la explicación tardía de que la ampliación de la presencia militar de Estados Unidos estaba destinada a ayudar a la región a combatir a los traficantes.

Si ése era el objetivo, Estados Unidos debería haber vendido a Bolivia esos aviones equipados con radares, argumentó Morales. En cambio, Bolivia se ha acercado a Rusia en los últimos meses. "Estamos preparados para satisfacer cualquier necesidad de las fuerzas armadas bolivianas de armas de guerra", le aseguró el embajador ruso Leonid Goluveb.

Es un lugar ideal para resolver sus diferencias. O bien, podrían seguir hablando de guerra.

 



(AP)