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Navidad en París, entre el lujo extremo y el albergue de acogida

París festeja la Navidad entre extremos, el fasto de la decoración de las populares Galerías La Fayette se codea con las brigadas de voluntarios que socorren a los "sin techo", acurrucados entre las salidas de aire subterráneas para soportar el frío.

24 de diciembre de 2010

París.- La ciudad de la luz vive la paradoja de abrir en la misma época centenares de habitaciones de hoteles del lujo más exorbitante frente a modestos albergues para guarnecer a los vagabundos.

El Ayuntamiento acondiciona gimnasios y centros municipales para acoger a los más desfavorecidos, en número creciente en estos años de crisis económica. Tres nuevos se han abierto esta temporada.

Al mismo tiempo, París asiste a un acentuado incremento del número de hoteles de lujo, una carrera que en los próximos dos años hará que el número de habitaciones de los llamados "Palace" aumente un 60 por ciento.

Los dos extremos conviven en apenas unos metros de distancia, pero ajenos entre si.

A pocos metros del hotel Ritz, en la lujosa plaza Vendome, la asociación de los traperos de Emmaüs gestiona un centro de acogida de "sin papeles". En París alberga cada noche a 2.000 mendigos pero, según sus cuentas, otros 15.000 se queden a la intemperie.

"El día de Nochebuena tenemos menos gente que normalmente, porque muchos van a casa de amigos. Acogemos a la mitad", afirma a Efe su responsable de vida asociativa, Xavier Vandromme.

La asociación fundada por el Abad Pierre no organiza ninguna fiesta, aunque en cada uno de sus centros los voluntarios preparan algo particular.

"Pasar la Nochebuena con nosotros no es algo agradable, es difícil hacer fiesta cuando te ves solo en la vida", asegura.

Pese a todo, sus centros de acogida proponen "menús especiales" en los que "el pollo y el cerdo de todos los días son sustituidos por pato o conejo", agrega.

Sus colegas de Secours Catholique van más lejos y organizan una gran fiesta en un barco sobre el Sena, donde esperan a cientos de "sin techo" para una cena, una misa y un baile.

"El objetivo no es festejar nada, es que la gente se sienta como una familia 'normal', aunque vengan solos o sean familias desfavorecidas", asegura una portavoz de esta filial de Cáritas.

Para una organización cristiana la Nochebuena "no puede ser un día cualquiera", por lo que sus centros sirven una cena especial "pese a las dificultades económicas", dice.

Foi gras, salmón ahumado a las finas hierbas y tabulé oriental servirán de entrantes al plato fuerte, pechuga de pollo a la crema acompañado de patatas gratinadas a la zanahoria, rematado con la típico Tronco de Navidad.

Un menú muy digno para quien lucha cada día por llenar el estómago, pero que contrasta con las delicias que, unas cuantas calles más allá, se servirán en los comedores más exclusivos.

El restaurante "L'Espadon", la joya de la corona del esplendoroso Ritz, tiene colgado el cartel de "completo" en Nochebuena.

Asentado sobre sus dos estrellas Michelin, el chef Michel Roth ha concebido un menú especial para una velada en la que los clientes del selecto hotel deberán desembolsar 550 euros.

"Pero el vino está incluido", afirma, medio en broma medio en serio, Matthieu Goffard, portavoz del hotel, uno de los seis mejores de París, conocidos como "Palace".

Salmón silvestre marinado y buey de mar con caviar a la manzana y pepino; foi gras salteado con pan de especias; vieiras horneadas; guiso de gallo de granja; quesos y diversos postres.

Un menú muy especial pero, apostilla Goffard, menos que el que preparan para la Nochevieja, una cena todavía más suntuosa por la que la adinerada clientela deberá desembolsar 2.000 euros, por encima incluso de los 1.200 que cuesta despedir el año en el Plaza Athénée, cuya carta firma Alain Ducasse, el chef con más estrellas Michelin del mundo.

Para Nochebuena, el Plaza propone una selección más "modesta": langosta bretona, filetitos de lenguado a la vienesa, gallo de granja, quesos y postres. Todo por 370 euros, vino incluido.

 

EFE