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Nacionalización petrolera genera dudas en Venezuela

El gobierno sostiene que la empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) está en condiciones de asumir las operaciones en la faja, pero algunos analistas, como el abogado especializado en el área petrolera Juan Carlos Sosa Azpurua, tienen dudas de que lo logre debido al alto nivel tecnológico, experticia e inversiones que requieren esos negocios.

27 de junio de 2007

Caracas.- La salida de las estadounidenses Exxon Mobil y ConocoPhillips de la faja del Orinoco demostró que algunas empresas no están dispuestas a operar bajo términos poco favorables, pero también reveló que hay compañías que sí prefieren seguir en el país a pesar de las dudas que expresan algunos analistas sobre el ambiente para las inversiones.

Sosa Azpurua dijo el miércoles a la AP que la nacionalización petrolera acordada por el gobierno del presidente Hugo Chávez guarda similitud con la que se desarrolló hace más de una década en Rusia, que según su criterio no estuvo dominada por las "razones comerciales sino políticas". Sostuvo que los "criterios ideológicos y políticos" fueron determinantes en las negociaciones que siguió PDVSA, y que desencadenaron la salida de Exxon Mobil y ConocoPhillips de la faja, donde habían operado por más de una década.

Sosa Azpurua indicó que "el gobierno asumió una posición totalmente arbitraria. Desconoció las cláusulas de arbitraje, y básicamente obligaba a la empresa a someterse a los tribunales venezolanos. Eso es una situación totalmente y absolutamente inaceptable". El gobierno de Chávez inició hace más dos años una serie de cambios en el sector petrolero que han implicado el incremento de impuestos, regalías y una mayor participación del Estado en el negocio.

A pesar de las nuevas regulaciones, el sector petrolero de Venezuela sigue siendo más abierto a la inversión privada que en el pasado. Entre los años 1975 y 1992 las autoridades venezolanas mantuvieron un fuerte control en la industria petrolera.

El ministro de Energía, Rafael Ramírez, defendió el martes los memorandos de entendimiento suscritos con la estadounidense Chevron Corp, la inglesa BP PLC, la francesa Total SA, y la noruega Statoil ASA, señalando que se hicieron bajo parámetros "transparentes".

En los documentos firmados por las corporaciones se fijaron las áreas de los cuatro proyectos de la faja --que son menores a las que se establecieron en el proceso de apertura de la década de 1990--, y se determinó cómo será la administración de PDVSA como accionista mayoritario, que pasó de una participación de 39% a 78% en promedio. El analista de la firma escocesa Wood Mackenzie, Derek Butter, señaló que la creciente corriente de nacionalizaciones en la industria petrolera mundial representa un desafío para las corporaciones.

Butter dijo que independientemente de esos procesos continuarán dándonse inversiones petroleras en países como Venezuela, donde se concentran las mayores reservas de crudo. Señaló que "algunas personas creen que en última instancia los venezolanos quisieran el 100% de propiedad de esos activos (petroleros)", pero insistió en que no estaba de acuerdo con esa idea.

A la pregunta de por qué Chevron Corp decidió quedarse en la faja, Sosa Azpurua dijo que esa empresa tiene intereses muy diferentes a Exxon Mobil y ConocoPhillips, que están más orientados al gas, área en la que Venezuela tiene grandes potenciales.

Agregó que en los casos de Statoil y Total, que son empresas con presencia estatal, el trato con el gobierno venezolano "es mucho más expedito" debido a que "más allá de la política comercial están las políticas entre los Estados".

PDVSA anunció el martes que el proyecto de Petrozuata pasó a control total del Estado. En el caso de Sincor, PDVSA asumió una participación de 60%; Total 30,3%, y Statoil 9,7%. En el proyecto de Ameriven, PDVSA manejará un paquete de 70% y Chevron de 30%. En la asociación de Cerro Negro, la corporación estatal venezolana quedó con 83,3% y BP 16,67%.

 

 

AP