Home

Noticias

Artículo

Mujeres latinoamericanas salen adelante con micropréstamos

De los programas de capacitación para la actividad económica nació la necesidad de recursos para poder iniciar los pequeños emprendimientos, y fue así que empezaron a formar pequeños fondos para darles créditos.

13 de noviembre de 2006

Halifax, Canada.- Dina Plaza vive en Salta, en el noroeste de la Argentina, con sus tres hijos. Antes de asociarse con Pro Mujer, sobrevivía fabricando figuras de yeso. Su ambición era tener un negocio de dulces y gaseosas. Ahora, su sueño se hace realidad, y está pagando su segundo préstamo.

"Por fin tengo mi propio negocio, y mis ingresos han aumentado en un 70%", dice.

Dina es una de las 140.000 clientas de Pro Mujer, una ONG que brinda microcréditos, capacitación y servicios de salud a mujeres de las más pobres en Bolivia, Perú, Nicaragua, México y más recientemente Argentina.


PM nació hace 16 años en Bolivia, explicó su cofundadora y codirectora ejecutiva Carmen Velasco a The Associated Press durante la Cumbre Global de Microcrédito.

Junto con la estadounidense Lynn Patterson, su colega en la UNICEF, realizaba programas de capacitación para mujeres de El Alto, una localidad vecina a La Paz, que vivían en la pobreza extrema, hasta el punto de sobrevivir con alimentos donados.

"Nos impulsó a ayudarlas", dijo, "la necesidad de romper ese círculo de la dependencia de los alimentos donados, demostrarles que podían hacer algo por ellas mismas. No necesitaban vivir a la sombra de los alimentos donados, bajo ese peso que las anulaba".

Para ello, lo primero era que creyeran en sí mismas, que no necesitaban caridad y podían salir adelante por sus propios esfuerzos, añadió Velasco. Empezaron con donaciones de entidades de bien público y siguieron luego con préstamos de bancos mayoristas.

"Como ONG no podemos funcionar directamente como sociedad de ahorro, pero nos vinculamos con instituciones reguladas para que las mujeres pudieran ahorrar" dijo Velasco.

Empezaron con préstamos de entre 50 y 100 dólares, y en la actualidad el monto promedio de un primer préstamo es de 190 dólares.

El destino de los préstamos tiene que ser una actividad productiva, sea comercial o manufacturera, dijo Velasco: "Nosotros capacitamos a las mujeres para que conozcan sus opciones, pero no les decimos qué hacer, eso lo eligen ellas. La única condición es que el dinero sea para una actividad productiva, no para consumo o adquirir bienes".

En cuanto al fruto de esta labor, Velasco evoca el caso de una mujer, madre de tres hijos, cuyo nombre no recuerda: "Nos dijo que se empezó a sentir como un ser humano desde que, con su trabajo, pudo dar de comer a sus hijos, que dejaron de llorar por hambre".


AP