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Lula habla con Blair sobre OMC

Lula dijo a Blair que Estados Unidos y la Unión Europea asumieron "posiciones duras" en las negociaciones de esta semana en Alemania.

22 de junio de 2007

Brasilia_ El presidente Luiz Inacio Lula da Silva discutió el viernes con el primer ministro británico Tony Blair el fracaso en las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio y ratificó que aún es posible un acuerdo si los países ricos "cambian de actitud".

Blair llamó a Lula y ambos dirigentes conversaron por 20 minutos, dijo el portavoz de la presidencia brasileña Marcelo Baumbach a los periodistas. Blair llamó para manifestarle a Lula que las próximas 48 serán "definitivas" para intentar salvar las negociaciones de la OMC.

Lula dijo a Blair que Estados Unidos y la Unión Europea asumieron "posiciones duras" en las negociaciones de esta semana en Alemania y que aunque cree "aún es posible negociar", la posibilidad de un acuerdo "dependerá de una mejora significativa en las propuestas para la agricultura" que hagan las naciones industrializadas, dijo Baumbach.

El presidente dijo que está dispuesto a promover una reunión de líderes de países en desarrollo y "viajar a cualquier parte...para intentar un acuerdo político" que impulse las negociaciones, pero que eso también dependerá de las ofertas que presente el mundo industrializado, agregó.

"El presidente Lula cree que existe la posibilidad de llegar a un buen resultado, pero que esa posibilidad está dependiendo de un cambio de actitud de los países desarrollados", dijo el portavoz.

Baumbach no aclaró las razones por las que el ministro británico considera vitales las próximas 48 horas. Blair dejará el cargo la próxima semana.

En la conversación no fue tratado el tema que Washington señala a Brasil e India --miembros del Grupos de los 20 (G-20)-- como responsables del fiasco de la última jornada de negociaciones, realizada en la ciudad alemana de Potsdam.

Las negociaciones naufragaron por los desacuerdos tradicionales de los últimos seis años: un mayor acceso al mercado agrícola de las naciones industrializadas, una demanda del G-20, a cambio de una apertura en el sector de bienes industriales y de servicios de los países en desarrollo, o la contrapartida exigida por el bloque de 27 naciones de UE, Estados Unidos, Japón, entre otros.

El canciller Celso Amorim dijo que aceptar los términos impuestos por Estados Unidos y la Unión Europea en las negociaciones hubiera sido una traición a países en desarrollo.