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Lula bajo críticas por tragedia aérea, piden cerrar aeropuerto

"¿Por qué?" se preguntó el diario Estado de S. Paulo indicando que la crisis aérea ya se alarga 10 meses desde la última tragedia, cuando 154 personas murieron al caer un Boeing 737 de la aerolínea Gol en un región amazónica.

19 de julio de 2007

SAO PAULO_ El gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva fue condenado por la crisis aérea cuya más reciente manifestación fue la muerte de 189 personas en el choque en tierra de un avión de la aerolínea TAM, el segundo mayor accidente de Brasil en menos de un año.

En la jornada otro avión de TAM que intentó aterrizar en el aeropuerto de Congonhas en Sao Paulo fue desviado a otra terminal debido a que se aproximaba a la pista a demasiada altura para aterrizar con seguridad, indicó un despacho del servicio privado de noticias Agencia Estado.

El martes por la tarde un Airbus 320 de TAM con 186 personas a bordo aterrizó en Congonhas, pero no consiguió detenerse, sino que siguió recto, cruzó una congestionada avenida y se estrelló contra un edificio de la propia TAM y una estación de gasolina, desatando un infierno de llamas.

Además de todos los ocupantes de la nave, al menos tres empleados de TAM en el edificio murieron y otros cinco están desaparecidos. El gobierno de Sao Paulo dijo en una nota que ya fueron recuperados 180 cadáveres.

"¿Dónde está el presidente... que adora dar discursos?", se preguntó la analista Lucy Hippolito, resaltando que era necesaria una explicación o al menos una declaración del mandatario sobre el terrible accidente y el trabajo de las agencias de aviación civil.

Lula no ha aparecido en público desde el martes temprano en un acto en el palacio de gobierno y canceló una gira que tenía prevista para Río de Janeiro según el palacio.

El Ministerio Público pidió al tribunal federal de Sao Paulo emitir una prohibición inmediata del uso de la pista del aeropuerto de Congonhas, el más congestionado del país, hasta que se confirmen sus condiciones de seguridad. No quedó claro de inmediato cuándo podría decidir la justicia sobre el pedido de la fiscalía.

El presidente de la Empresa Brasileña de Infraestructura Aeroportuaria (Infraero), José Carlos Pereira, indicó a los periodistas en Congonhas que aunque entendía el pedido del Ministerio Público, era una "posición fundamentalista" y que habría que "ver qué significaría en términos de caos aéreo" el cierre de la terminal.

El propio presidente de TAM, Marco Antonio Bologna, indicó en la víspera que "es difícil imaginar que Sao Paulo viva sin Congonhas", con un promedio de 38 vuelos por hora, según indicó.

Aterrizar en la pista de 1.939 metros del aeropuerto de Congonhas es tan difícil que los pilotos lo comparan con un portaaviones: si no logran tocar tierra en los primeros 300 metros, deben remontar y volar en círculos para intentarlo nuevamente. La pista lisa es aún más traicionera bajo la lluvia, cuando se vuelve resbaladiza.

Pero el superintendente de ingeniería de Infraero, Armando Schneider, negó que hubiera problemas con la pista. "Si la pista no estuviera en condiciones de operar... por supuesto que no seríamos irresponsables" para liberarla a las operaciones, dijo Schneider en conferencia de prensa el miércoles tarde.

"No existe posibilidad de derrapar en esa pista", agregó el funcionario de Infraero, que opera los 60 terminales de Brasil.

La pista parece haber sido un factor crucial en el accidente del martes, y los críticos condenaron al gobierno del presidente Lula por no invertir en medidas de seguridad adoptadas por otros aeropuertos urbanos, y lo acusaron de entregar cargos en las agencias civiles de aviación a políticos y no a técnicos.

El brigadier de la aviación Jorge Kersul, director del Centro de Investigación y prevención de Accidentes, dijo que la caja negra de la nave debe estar el lunes en Estados Unidos para análisis en la agencia de seguridad de transporte aéreo.

El presidente de TAM aseguró que el Airbus 320, en la flota de TAM desde diciembre, estaba en "perfectas condiciones" y tuvo su última revisión técnica el 3 junio. Señaló que el piloto y el copiloto tenían entre 13.000 y 14.000 horas de vuelo.

El doctor Douglas Ferrari, presidente de la Sociedad Brasileña de Terapia Intensiva, al frente de un equipo de patólogos que intentan identificar a las víctimas, indicó que "a pesar de que el desastre fue súbito, no más de seis segundos, hubo tiempo para que entendieran que vendría un impacto". Algunos de los cuerpos encontrados en el avión, dijo el médico en una entrevista con el diario Correio Braziliense, "estaban agarrados a las poltronas. Esperaban una colisión".

 

AP