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Incertidumbre en Italia ante un plan de ajuste aún sin concretar

El país atraviesa momentos de incertidumbre por el resultado final de su plan de ajuste, dados los continuos vaivenes del Ejecutivo de Silvio Berlusconi, las críticas de la oposición y la sombra de una huelga general.

1 de septiembre de 2011

Si la aprobación por el Gobierno de un plan de austeridad por valor de 45.500 millones de euros, el pasado 12 de agosto, dio lugar a la intervención del Banco Central Europeo (BCE) con compra de deuda pública italiana y permitió atenuar la preocupación en los mercados que despiertan las cuentas de Roma, ahora los continuos cambios de los contenidos del programa dejan a Italia a la deriva.

Y es que cada vez son más los que expresan sus dudas de que sea factible el objetivo fijado para 2013 de alcanzar el equilibrio presupuestario.

En esta línea se pronunció recientemente el Banco de Italia que advirtió de que no se debe cambiar el valor total del plan y de que sus efectos serán controlados continuamente para asegurar que los objetivos fijados se alcancen.

Desde el pasado día 12 se han sucedido modificaciones de las medidas aprobadas por el Ejecutivo en Consejo de Ministros, en un texto que esta semana llegó al Senado para iniciar su tramitación parlamentaria pero del que todavía se desconoce su contenido exacto y es susceptible de enmiendas.

El lunes, en una reunión celebrada en la residencia de Arcore de Berlusconi (cerca de Milán), el mandatario y sus ministros se reunieron con sus aliados en el Gobierno de la Liga Norte para acercar posturas sobre el contenido del plan y plantear nuevas medidas.

El resultado del encuentro fue la propuesta de un nuevo paquete de medidas, que cambiaba de forma sustancial el plan aprobado hace quince días, ya que, entre otros, reducía los recortes a los entes locales y regionales, y suprimía el llamado "impuesto de solidaridad", con el que el Gobierno quiso gravar de forma adicional las rentas más altas.

Un gravamen al que se habían opuesto tanto la patronal como grupos de oposición del centroderecha y que ni siquiera era del agrado de Berlusconi, consciente de que recaía en gran medida sobre sus potenciales votantes.

Para compensar esa pérdida de ingresos y de ahorro, se apostó por endurecer la lucha contra la evasión fiscal y por intervenir en las pensiones, una actuación sobre la que la Liga se mostró siempre contraria pero sobre la que el lunes acabó cediendo al "permitir" que se modificaran algunas de las condiciones necesarias para acceder a la jubilación.

En concreto, se estableció que para poder acceder a la jubilación había que tener 40 años de trabajo efectivo cotizados y que no se permitiría incluir en ese cómputo los años de estudios universitarios, ni el servicio militar.

La medida levantó de inmediato las críticas de los sindicatos y de la oposición de centro izquierda, además de continuar generando malestar en la Liga pese a su concesión del lunes, y finalmente también esta quedó eliminada.

La respuesta del Ejecutivo fue la de compensar la desaparición de estas acciones de ahorro con nuevas medidas contra la evasión fiscal, para lo que incluso se ha barajado la posibilidad de penas de cárcel.

Sin embargo, los expertos insisten en señalar que con la supresión de las medidas recaudatorias y de ahorro faltarían al menos 5.000 millones de euros para alcanzar el equilibrio presupuestario en 2013.

Otro dato cierto es que la deuda pública italiana se sitúa entre las más altas del mundo, pues supera el 120 % del PIB, así como también lo es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado a la baja sus propias previsiones de crecimiento para Italia de 2011 y 2012, un 0,8 y un 0,7 % respectivamente.

EFE