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Guatemala: falta de supervisión ayudó a quiebra de bancos

Además de las quiebras, otros bancos han desaparecido a través de fusiones o adquisiciones. Los Bancos G&T Continental y Banco Industrial se han hecho con las operaciones de otras entidades más pequeñas como el quebrado Banco de Comercio o Banco de la Exportación --adquirido por G&T.

16 de enero de 2007

Guatemala.- En dos meses y medio los guatemaltecos han visto la quiebra de dos bancos, dos financieras, una casa de cambio y una alarmante escasez de efectivo, situaciones que los expertos atribuyen a una débil supervisión estatal y a un proceso de concentración de la banca local.

"Hay un agotamiento del sistema y lo que se observa es un proceso de reestructuración. La banca es como la de hace 100 años en Alemania, cuando no había banqueros sino empresarios que abrían bancos y ahora estamos pasando a una banca globalizada y regional", dijo a la AP el economista independiente Edgar Balsells.

Tras cada anuncio de quiebra, la Junta Monetaria ha asegurado que se trata de casos focalizados y que el sistema bancario está en buenas condiciones.

De acuerdo con Hugo Maúl, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, la buena salud de la macroeconomía --con un crecimiento proyectado del 5% para el 2007 por la CEPAL-- ayudará a que la crisis no se extienda a otros bancos del sistema. Además, dijo, que si no ocurren más colapsos bancarios, las calificadoras internacionales de riesgo a la inversión, no penalizarán la calificación de Guatemala en el futuro inmediato.

El director ejecutivo del grupo Fitch Centroamérica, Mauricio Choussy, aseguró que a la falta de supervisión se suma un proceso de concentración de bancos en Guatemala.

Aunque en Guatemala ha ocurrido esto de forma accidentada, "es un proceso que se da normalmente de forma natural en los sistemas bancarios cuando se ve la necesidad de alcanzar economías de escala por amenazas competitivas", agregó Choussy.

En los últimos años, ingresaron al mercado centroamericano gigantes de la banca como Citigruoup, HSBC o Scotiabank y se espera que en el futuro próximo abran operaciones en Guatemala. La presencia de esos bancos internacioanles obliga a que los bancos locales se preparen mediante fusiones o salgan a buscar un socio estratégico que les permita enfrentar la competencia de jugadores de nivel mundial, dijo Choussy.

A los anuncios de la quiebra de los bancos, de la casa de cambios Forex y de las financieras Varlat y Finlat, se sumó la escasez de efectivo que afectó el país en diciembre, lo que alarmó aún más a la población. Los expertos consultados coinciden que esto fue producto del atraso en el pedido de nuevos billetes por parte del banco central, pero también del retiro de dinero en efectivo debido a una falta de confianza de los ahorrantes tras la quiebra de Bancafé.

El sistema bancario arrastra vicios desde la década de los año 90, cuando Guatemala relajó las reglas para abrir un banco, explicó el economista Miguel Gutiérrez, que participa en el sitio financiero de internet The Black Box. "Cualquier persona con capital mínimo podía formar su banco. Llegó un grupo de aprendices de banqueros que usualmente practican créditos vinculados, adquieren créditos de alto riesgo que no saben como evaluar, a veces cometen estafa y finalmente quiebran", añadió.

Tanto el Banco del Café como el Banco de Comercio quebraron tras otorgar préstamos a entidades o personas directamente vinculadas a éstos.

Choussy aseguró que uno de los pasos necesarios es supervisar las operaciones fuera de plaza de los bancos para evitar que estas entidades trasladen sus pérdidas a entidades no reguladas. Además, dijo, es preciso fortalecer la supervisión sobre los préstamos a personas o empresas vinculadas de forma directa a los bancos.

En el caso de la quiebra de ambos bancos, el Fondo de Protección al Ahorrante ha asumido las pérdidas y los cuenta habientes verán restituídos sus depósitos. Ese fondo, de unos 200 millones de dólares fue capitalizado por los bancos del sistema y al agotarse tras la quiebra del Banco del Café, tuvo una inyección gracias a un préstamo del Banco Mundial.

 

 

AP