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G20 lucha por fórmula para aliviar tensión cambiaria

El Grupo de los 20 seguía trabajando el jueves en busca de un acuerdo que ponga de nuevo en movimiento a la economía global, mientras resurgía el temor a que Irlanda no pueda pagar sus deudas, en un reflejo de los persistentes coletazos de la crisis financiera mundial.

11 de noviembre de 2010

Seúl.- Los líderes del Grupo de las 20 mayores economías desarrolladas y emergentes (G-20) guardan la esperanza de que la cumbre de dos días en Seúl recupere el sentido de unidad alcanzado en plena crisis económica global hace dos años.

El objetivo del encuentro apunta a aliviar las tensiones por los tipos de cambio generadas por los desequilibrios entre los países exportadores ricos en efectivo y los endeudados importadores.

Pero aunque incluso el presidente estadounidense, Barack Obama, manifestó su confianza en que los líderes hallarían una fórmula que apunte a un crecimiento económico global más sostenido y balanceado, los negociadores se peleaban por el tono del comunicado que debe entregarse al concluir la cumbre.

"La persistencia de estos desequilibrios es un problema en el largo plazo y estas cosas tienen que ser abordadas", dijo el primer ministro canadiense, Stephen Harper.

¿Lo abordarán en esta conferencia? "No estoy seguro, pero pienso que están logrando una discusión más franca en algunas de estas materias, las que tienen que ser resueltas", agregó.

La cumbre del G-20 ha sido considerada como una instancia para que los países ricos pudieran llegar a un gran acuerdo sobre cómo rejuvenecer el orden económico mundial junto a potencias emergentes como India y China.

Pero parece improbable que los líderes se aventuren a adoptar acuerdos más allá de los alcanzados por sus ministros de Finanzas el mes pasado.

"El problema real es cómo coordinar nuestras políticas. No creo que se deba pedir demasiado (...) ya que este tipo de coordinación nunca se ha intentado en el pasado", dijo a Reuters el principal negociador indio en el G-20, Montek Singh Ahluwalia.

Disparos a la Fed

Uno de los principales puntos de conflicto antes del inicio de la cumbre fue la decisión de la semana pasada de la Reserva Federal estadounidense de comprar bonos del Tesoro por US$600.000 millones para reactivar a la economía.

Las economías emergentes temen que esta medida desate una marea de dinero que inunde sus mercados, elevando la inflación y los precios de los activos.

El ex presidente de la Fed Alan Greenspan pareció poner el dedo en la llaga al señalar que con esto, Estados Unidos estaba debilitando deliberadamente al dólar.

La respuesta del secretario de Tesoro, Timothy Geithner, no se hizo esperar. "Estados Unidos nunca hará eso", dijo Geithner a CNBC en una entrevista. "Nunca buscaremos debilitar nuestra moneda como herramienta para obtener una ventaja competitiva o para hacer crecer la economía", agregó.

El jefe del Tesoro volvió a criticar la política cambiaria china al afirmar que la segunda economía del mundo podría avivar las presiones inflacionarias. Más temprano, China informó que la inflación de precios al consumidor llegó a un máximo de 25 meses en octubre.

Yu Jianhua, funcionario del Ministerio de Comercio chino, dijo que Pekín no tenía intención de enfrentarse a Estados Unidos por temas cambiarios o comerciales.

Pero, agregó, Washington "no debe politizar el tema del yuan, no debe culpar a otros de sus problemas locales y no debe forzar a otros a tomar una medicina para su propio mal".

Una fuente de la delegación rusa criticó "los intentos de algunos países de tomar decisiones unilaterales para debilitar sus monedas" que podrían desatar guerras globales de divisas.

Tras un encuentro con el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, Obama dijo estar confiado en que los líderes apoyarían un plan para promover el crecimiento equilibrado, basado en un acuerdo alcanzado durante la cumbre del G-20 en Pittsburgh durante el 2009.

"No creo que esta sea una propuesta polémica", afirmó.

Lento progreso

El líder surcoreano dijo que se había logrado "un pequeño" avance respecto a la reunión de ministros de Finanzas del G-20 del mes pasado, pero que se mantenían profundas divisiones sobre cuál era la mejor manera de reducir los desequilibrios.

Según un borrador del comunicado final, los líderes respaldarían la idea de dictar "pautas indicativas" para la reducción de los superávits y déficits de cuenta corriente, la medición más amplia del comercio.

Sin embargo, aún estaban indecisos de si esto estaría basado en indicadores "medibles" o en algo más vago como "cuantitativo y cualitativo".

Una idea planteada por Geithner en las últimas semanas era establecer metas numéricas para los desajustes comerciales, pero fue desechada en las negociaciones.

Según el borrador, los miembros del G-20 acordarían también "evitar las devaluaciones competitivas" de sus divisas, pero aún estaba en el debate la inclusión de las palabras "subvaluación competitiva", una referencia a la visión de Estados Unidos sobre la política cambiaria china.

Irlanda, que camina por la cornisa debido a su alta deuda producto de la crisis financiera del 2008 y la recesión, sufrió un alza de los diferenciales de rendimiento de sus bonos a máximos históricos respecto a los de referencia de la zona euro, los bunds alemanes.

El frágil Gobierno irlandés intenta convencer a los inversionistas de que no se convertirá en el segundo miembro de la zona euro después de Grecia en requerir un rescate financiero.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, dijo que la Unión Europea contaba con las herramientas para ayudar a Irlanda, pero no comprometió un curso de acción específico para tranquilizar a los inversionistas.

"Lo que es importante saber es que tenemos todos los instrumentos esenciales en la Unión Europea y la zona euro para actuar de ser necesario, pero no voy a hacer ninguna especulación", afirmó a periodistas.

REUTERS